Carta a los cristianos y hombres de buena voluntad.
Reflexión realizada por un zaireño comprometido, como tantos otros, con el proceso democratizador y de liberación de su pueblo.
Queridos hermanos:
Queremos compartir con vosotros los puntos más concretos y prácticos de una carta larga y profunda, que nos escribe un zaireño, porque nos parece importante que le escuchemos.
Su nombre lo ocultamos por razones claras desde la brutal dictadura de Mobutu.
Que nuestro acercamiento a la Iglesia y el pueblo africano sea cada vez mayor, para nuestro mutuo enriquecimiento. En esa gran aventura queremos colaborar.
Comité del Zaire y África Central
¿Qué podéis y qué debéis hacer?
- En el plano personal
Tenéis que cambiar de mentalidad, conmoveros, tener una mirada nueva hacia el mundo y la humanidad. Una conversión sincera debería llevaros a amar a la persona del pobre, del oprimido; a escuchar la llamada del pobre; a simplificar vuestra vida y a renunciar a las facilidades de la sociedad de consumo.
- Tenéis que preparar vuestro ánimo al sacrificio. Cuando uno se ocupa de los pobres, cuando se compromete la vida por su causa y por ellos, debemos esperar burlas, incomprensiones, persecución e incluso martirio. Pobreza y martirio van siempre juntos.
- Procurad despertar la conciencia de los que os rodean, pues tienen que conocer ellos también que la fuente de su felicidad es la desgracia de otros. Juntos tratad de que, poco a poco, se cree esa conciencia en vuestros países.
- Cuando os queráis comprometer con la política, preguntaos: ¿qué partido es el más interesante desde el punto de vista de los pobres? Y en caso de conflicto social manifiesto, ¿de qué lado están los pobres y sus intereses?
(Cl. Boff et J. Pixlg. «Los Pobres. Opciones prioritarias». 1990, pág. 222).
En cuanto a lo exterior
Denunciad las injusticias conocidas del sistema económico internacional, pero también del sistema económico sin más, el que funciona en nuestros países. No hay que olvidar que la economía actual engendra pobres, tanto dentro del sistema capitalista como del colectivista en el Primer y Tercer Mundo.
- Concienciad a los pobres, haciéndoles comprender los mecanismos y estructuras de la opresión que les aplasta, despertándoles a sus derechos y obligaciones.
(Cl. Boff et J. Pixlg. «Los Pobres. Opciones prioritarias». 1990, pág. 221). - Participad en sus luchas legítimas animando, por ejemplo, y Sosteniendo su organización autónoma (pág. 221).
- Rezad por ellos y celebrad con ellos sus combates, esperanzas y todo signo de presencia de Dios en medio de ellos.
- Tomad distancias con respecto a los poderosos (miembros del gobierno, responsables de multinacionales…) para no hacer opaco el Evangelio y no escandalizar a los pequeños.
- Aliaos con grupos que puedan ayudar a la liberación de los pobres.
- Adoptad estrategias y tácticas que sean no solo favorables a los pobres sino también que estén a su alcance, o sea, que los pobres sean los actores (pág. 222).
- Conclusión
Como veis la lista es larga. Se puede, incluso, alargar. Pero nos paramos aquí.
51. Hermanos cristianos y hermanos humanos:
El mundo será humano o no será. Sin embargo, todos los indicadores muestran el rojo del peligro. Nuestra tierra va siendo cada vez más inhumana. La mayoría de la humanidad vive en la infrahumanidad, por inhumanidad de la minoría. Cada día aumentan más los pobres. Si no hacéis oídos sordos, escucharéis sus quejas subir desde lo más profundo de la tierra. Esa tierra que puede satisfacer las necesidades de todos sus habitantes.
52. En general los pobres son no violentos. Pero no los empujéis hasta el fondo del abismo. Acordaos de ellos y haced que vuestro mundo se acuerde de ellos.
53. Es mi misión, hermanos del hemisferio norte, la que os doy: no regaléis de lo superfluo, como el hueso que se arroja a un perro. Se trata de contribuir a la liberación de los pobres. Con ello os liberaréis a vosotros mismos. Y liberaréis al mundo pues «el porvenir de la humanidad depende de que las condiciones de vida sean mejores para la mayoría de las masas populares». Aunque no sea más que por instinto de supervivencia, la humanidad debe optar prioritariamente por los pobres. Si no lo hace, todos, ricos y pobres, estamos condenados a perecer (pág. 229).
54. Sí, no nos arrojéis lo que no necesitáis. Estableced la justicia y luchad por ella. Que Dios, que ha venido a anunciar la buena noticia a los pobres, sus hijos predilectos, bendiga vuestro compromiso con ellos.
- NOTA: Reflexión realizada por un zaireño comprometido, como tantos otros, con el proceso democratizador y de liberación de su pueblo.