Comunidades cristianas populares de Álava.
A lo largo del pasado año han ocurrido en Vitoria una serie de hechos que han puesto una vez más de manifiesto la situación de los trabajadores extranjeros en nuestro país, agravada con la ley de extranjería.
Los momentos más tensos se vivieron en enero y en octubre del pasado año con motivo de la recolección de la patata. En efecto, a comienzos del pasado año, un grupo de más de 50 trabajadores argelinos estuvieron encerrados durante un mes en una iglesia de Vitoria para reivindicar la ampliación del periodo excepcional de regularización como extranjeros a través de una negociación con el Gobierno Civil de Álava.
En el otoño pasado varios cientos de trabajadores argelinos y marroquíes se encontraron sin posibilidad de trabajar debido a dificultades climatológicas. Tuvieron que refugiarse en casas ruinosas, en vagones de tren, malviviendo en circunstancias inhumanas. Con muchas dificultades fueron atendidos por S.O.S. Racismo y grupos voluntarios, hasta que se consiguió ayuda de las instituciones para pagarles el viaje a otros lugares. Entre tanto, varios de ellos fueron detenidos por la policía que intentó expulsarles del país por no estar regulada su estancia entre nosotros.
Estos trabajadores pidieron nuestra solidaridad en la reivindicación de los derechos de unos trabajadores cuya presencia en el país estaba motivada por una necesidad objetiva de demanda de mano de obra como era la recogida de la cosecha de patata en la Llanada y montaña alavesas. Varios grupos reaccionaron llevando a cabo numerosas acciones que permitieron una atención mínima a estos trabajadores.
Por parte de grupos cristianos y de comunidades populares se denunció esta situación haciendo ver que, ante esta realidad de injusticia y marginación, en la que los más débiles y pobres son las primeras víctimas de una economía insolidaria, también nosotros tenemos el peligro de caer en discriminación y xenofobia.
La urgente y amenazadora situación de estos trabajadores se interpretó como un claro signo de los tiempos que nos invitaba a practicar la justicia de Dios con los excluidos, acogiéndoles y facilitándoles la convivencia, exigiendo para ellos los mismos derechos que pedimos para nosotros y siendo exquisitos en el respeto de su cultura, de sus costumbres y de su libertad. Las acciones que se intentó llevar a cabo desde los grupos cristianos fueron:
- Manifestar nuestra solidaridad con ellos aportándoles medios de subsistencia (ropa de abrigo, alimentos, estufas de butano, dinero, etc.) y dinero para su traslado.
- Apoyar sus justas reivindicaciones para obtener un plazo más amplio en el que poder regularizar su situación.
- Solicitar su regularización por parte del Gobernador Civil de Álava.