Cristianos de Base de la Rioja
En medio de la realidad de la sociedad del bienestar de nuestro primer mundo sigue existiendo un cuarto mundo que va incrementando su variada problemática, especialmente la que vive la población infanto-juvenil.
Desde la experiencia cotidiana de algunos miembros de nuestra Comunidad, que nos dedicamos, con horario total o parcial -según los casos- a la intervención educativa con niños/as y jóvenes de edades comprendidas entre siete y dieciocho años que viven en barrios marginales de Logroño, observamos que las circunstancias en que ellos viven suelen ser muy problemáticas tanto en el nivel socioeconómico familiar como en el cultural.
En cuanto al nivel socioeconómico, se trata de familias desestructuradas psicológicamente, en las que existe agresividad verbal y física, alcoholismo, alteraciones en las relaciones familiares… Los padres suelen ser trabajadores no cualificados y bastantes trabajan en la economía sumergida. Las viviendas son de muy pocos metros cuadrados y, en algunos casos, no tienen cuarto de baño para satisfacer las necesidades higiénicas mínimas. El nivel cultural de la familia es muy bajo; muy pocos padres tienen el título de Graduado Escolar. Aproximadamente el 80 por ciento de los niños que componen la población con la que trabajamos deja de estudiar en 5º de E.G.B. Sólo un 10 por ciento consigue el Graduado Escolar, y casi el 100 por ciento ha tenido problemas escolares manifiestos.
Los principales problemas que vivimos en este sector son:
- En el nivel personal: muy baja autoestima, elevada inseguridad personal, falta de autocontrol emocional, agresividad hacia sí mismo, hacia las otras personas y hacia las cosas.
- En el nivel familiar: negligencias en alimentación, higiene, relación con el colegio, necesidades afectivas…; además, malos tratos verbales o físicos, perturbación de los lazos familiares por estar en prisión alguno de los progenitores, por conflictos de la pareja, por alcohol o por drogas; a esto hay que añadir, a veces, la salida de sus casas para vivir en pisos o residencias con personas con las que no se identifican.
- En el nivel escolar: abandono, retraso de aprendizaje, absentismo, rechazo de compañeros y profesores, expulsiones del centro, respuestas insuficientes, inadecuadas o inexistentes de muchos centros educativos a los/las niños/as con dificultades.
- En el nivel laboral: trabajo en economía sumergida, explotación, falta de preparación para acceder a puestos de trabajo, rechazo habitual cuando se presentan a cualquier oferta que está abierta a otros.
- Los hábitos de consumo se centran en el alcohol -en el que se inician a edades cada vez más tempranas- y otros tóxicos, principalmente «pegamento», heroína y hachís.
- En el aspecto lúdico: escasos recursos de ocio y tiempo libre, utilización del tiempo en bares y locales que fomentan el consumo de tóxicos, posibilidad de convertirse en «camello» como modo de obtener dinero.
- En el nivel legal: respuestas punitivas a los menores de 16 años, entre las que se halla la privación de libertad casi como única medida; para los mayores de 16 años, respuestas igualmente punitivas, abusando de las 72 horas de calabozo en Comisaría; estancias en prisión; ignorancia de sus derechos y falta de información respecto a los procesos en que se ven involucrados.
El origen de estos problemas es de tipo estructural, por lo que corresponde aplicar medidas estructurales para solucionarlos; pero esto no justifica que nos inhibamos de dar respuestas solidarias todos los ciudadanos.
Desde nuestra asociación, apostamos -con la intervención educativa cotidiana- por estar al lado de niños/as y jóvenes que son víctimas de la injusticia social. Con esta presencia en su propio medio pretendemos: a) Prevenir las desigualdades con las que se encuentra el/la niño/a ante el mundo adulto que le prejuzga, la etiqueta y le pide responsabilidades. b) Educar al chaval/a a través de la amistad, la libertad y la lucha.
- Amistad: Tratamos de crear una relación con el/la niño/a que le ayude a aceptarse y sentirse aceptado/a, querido/a y valorado/a; esto aumenta la confianza en sí mismo/a y en los demás, permitiéndole tener a algunos adultos como punto de referencia y relacionarse sin defensas con sus iguales.
- Libertad: Procuramos crear un clima que permita a los/las niños/as manifestarse como tales, sin miedos ni ansiedades, asumir responsabilidades para poner en práctica sus capacidades y caminar hacia su autonomía.
- Lucha: El/la niño/a, al hacerse consciente de quién es y del porqué de la situación en que está, llega a la conclusión de que su problema lo sufre más gente. Su individualismo autodefensivo se convierte en «nosotros» y pasa a luchar colectivamente por la transformación de la sociedad. c) Denunciar los malos tratos físicos y psíquicos que padecen los menores, vengan de donde vengan (colegio, padres, policía…). d) Concienciar al mundo adulto de los problemas de los menores, dar la información necesaria y sensibilizarlos para ser solidarios con estos problemas.
En el piso que sirve de sede a nuestra asociación, en la calle o en cualquier otro lugar, tratamos de darles atención tan individualizada como podemos. Por otra parte, disponemos de un club en el que ellos se encuentran cuando quieren. Hasta hace poco hemos tenido también dos aulas-taller para iniciarlos en el acercamiento al mundo del trabajo y un piso de acogida. Pero ha habido que prescindir de estas últimas iniciativas ante la retirada de todo tipo de subvenciones para cubrir esas necesidades de los menores por parte de los Ministerios de Educación y Ciencia y de Asuntos Sociales.