Iglesia de Base de Madrid
El día 24 de octubre, fuera ya de los fastos de la Expo y el V Centenario, nos reunimos miembros de distintas comunidades y grupos cristianos, convocados por el Equipo de Justicia y Paz Diocesana, HOAC, Justicia y Paz Franciscana, Comité Mons. Oscar Romero y la Comisión del Tercer Mundo de la Iglesia de Base de Madrid, para comunicarnos el trabajo que hemos realizado de acompañamiento a las organizaciones representadas en “LA ASAMBLEA DEL PUEBLO DE DIOS”, que está en marcha en el continente Latinoamericano.
Hemos reflexionado sobre el pasado y el presente, tratando de hacer una proyección actual y comunitaria de reconocimiento y conversión. Se han trabajado diferentes materiales de reflexión sobre la situación global, histórica y actual de América Latina. De esta forma, cubrimos las etapas del VER y JUZGAR, siendo el momento de ACTUAR, esta Vigilia de la Reconciliación y la Esperanza.
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A primera hora de la mañana tuvimos unas pequeñas pero sustanciosas exposiciones de tres ponentes. Mario Agreda, indígena de Bolivia, nos dijo que el indio aprende y escucha de todo y de todos. Con su fuerte palabra crítica y reivindicativa nos introdujo en el mundo del indio. Marta Leonor nos informó sobre la situación actual de la mujer en América Latina y la situación de los movimientos sociales, dándonos esperanzas desde la «revolución diaria» en la que intentar vivir. Por último, Libardo Restrapo nos sintetizó las últimas noticias que había recibido de la reunión de los obispos del CELAM que se desarrollaba en Santo Domingo.
Miguel Ángel nos resumió a continuación las aportaciones de las diversas comunidades y grupos a esta Vigilia:
- La vigencia de la solidaridad va dejando de ser un apéndice en la vida de las comunidades para convertirse poco a poco en parte integrante de las mismas.
- La necesidad de una mayor cercanía con los pobres de América Latina por medio de una solidaridad fraternal, en relación de igualdad y respeto mutuo, dejándonos a la vez evangelizar por ellos.
- El rechazo al sistema capitalista, que lleva a la muerte temprana de tantos hermanos pobres; levantan murallas para impedir que recojan las migajas que nosotros desechamos, creando fuertes brotes de racismo y xenofobia.
- El descubrimiento de nuevas formas de organización dentro de las comunidades de base latinoamericanas, con el papel relevante de los laicos en general y las mujeres en particular, siendo esto un fermento del Reino de Dios y la base para una nueva Iglesia de los Pobres.
- El interés de nuestras comunidades por llegar a tener prácticas solidarias de comunicación y hermanamiento con las comunidades de base de América Latina, dejándonos convertir por ellos, en sus luchas y esperanzas.
Posteriormente, tuvimos reuniones por grupos en las que nos enriquecimos con las diversas aportaciones y experiencias vividas, para potenciar el actuar solidariamente. La comida compartida por todos contribuyó a crear un ambiente festivo, comunicativo y cercano entre todos los participantes.
Después de la reunión entre los secretarios de los grupos de trabajo, tuvimos una asamblea en la que compartimos las conclusiones de los grupos:
- A veces aportamos a la solidaridad más dinero que tiempo y trabajo personal, lo que nos llama a aumentar nuestro compromiso.
- Debemos reforzar los contactos con las comunidades de base de América Latina y crear, en el caso que no los haya, los hermanamientos entre comunidades para un mayor conocimiento y enriquecimiento mutuo.
- Potenciar la presencia de los cristianos de base en las reivindicaciones de inmigrantes y toda clase de marginados en nuestro país.
- Apoyar la petición que diversos grupos están haciendo por la inclusión en los presupuestos del Estado para 1993, del 0,7% del PIB para el desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo.
Después celebramos la Eucaristía en la que pedimos fuerza al Dios de los Pobres para convertir nuestro corazón de piedra en uno de carne. Por último, un grupo musical peruano nos deleitó con su música popular, que acompañamos con nuestra alegría y nuestros bailes.
En fin, un día de trabajo, pero festivo y alegre, del que salimos confortados por la fraternidad y dispuestos a reforzar nuestra solidaridad para ACTUAR con quienes en verdad lo necesitan y no con los presidentes y altos dignatarios que han «celebrado» tan pomposamente este V Centenario.