Charles Simic.
El papel del insomnio en la historia.
Los tiranos nunca duermen:
un apenado, severo
e imperturbable ojo
observa la noche.
La mente es un palacio
de paredes con espejos.
La mente es una iglesia en el campo
invadida de ratones.
Cuando llega el amanecer,
los santos se arrodillan,
los tiranos alimentan sus perros
con pedazos de carne cruda.
Poema en Prosa.
Éramos tan pobres que tuve que hacer de cebo en la ratonera.
A solas en el sótano, podía oírles moverse por el piso de arriba
O dar vueltas en la cama.
“Vivimos malos tiempos, tiempos oscuros”,
Me decía el ratón mientras me mordisqueaba la oreja.
Pasaron los años. Mi madre llevaba puesto un cuello de piel de gato,
Que acariciaba hasta que las chispas alumbraban el sótano.
“Te vas a arruinar los ojos con esa luz tan mala, Henrietta”,
le advierte su madre . ¡Y tiene razón!
Nunca desde que empezó el mundo ha habido tan poco luz.
Se sabe que nuestras tardes de invierno
han durado a veces cien años.