Excluidos y expulsados.
Iglesia de base de Madrid.
“Semos” cinco hermanos. Mi padre no tiene trabajo, ni paro…n. Es una cantinela que las personas que viajamos en el Metro de Madrid conocemos muy bien. Como también conocemos los puestos que personas de diferentes razas (negra, cobriza, gitana, mestiza…) se ven obligados a poner en los pasillos de los transbordos.
Una cruel realidad con la que nos topamos día a día y, que a fuerza de verla, nos deja impasibles.
En la última Asamblea General de la Iglesia de Base de Madrid, se detectó un interés mayoritario por conocer, profundizar y trabajar en el denominado “Cuarto Mundo”. De ahí salió una Comisión formada por ocho personas, que en septiembre de 1992 empezó a reunirse de manera periódica.
Antes de comenzar nada, consideramos fundamental establecer unos objetivos, una mecánica de trabajo y la filosofía que queríamos impregnar en nuestra labor. Tras el debate, decidimos que como Iglesia de Base de Madrid no debemos, por el momento, encabezar un nuevo proyecto, sino colaborar con aquellos colectivos que ya están realizando una buena labor.
Nuestro papel, por tanto, sería de vínculo de unión entre estas organizaciones y la Iglesia de Base de Madrid. Nuestro ámbito de trabajo recogería no solamente el problema de los inmigrantes, que actualmente recibe mucha atención pública, sino también el resto de los sectores marginados de nuestra sociedad como pueden ser drogadictos, enfermos de SIDA, mujeres maltratadas, minusválidos tanto físicos como psíquicos, ancianos, transeúntes, gitanos, etc.
Una vez establecidas las bases, empezamos a trabajar. Para ello hicimos una búsqueda de asociaciones, organizaciones, grupos, federaciones, colectivos, etc. ya existentes, relacionados con estas áreas de marginación. Recogimos 169 organizaciones en Madrid capital, e intentamos establecer contacto con ellas a través de una carta, en la que nos presentamos y solicitamos datos sobre Madrid. De este modo, cada persona puede elegir, entre todas las alternativas, aquel sector de trabajo que esté de acuerdo con sus aptitudes e intereses. Este sistema está dando resultados, ya que sabemos que hay gente que ha empezado a colaborar con algunos de estos colectivos.
Hay diversas maneras de colaborar con estas organizaciones: con nuestro tiempo y dedicación, económicamente, o simplemente difundiendo su labor entre los que nos rodean y que pueden necesitar de su ayuda. Cualquiera que sea el tipo de colaboración que decidamos llevar a cabo, es muy importante infor marse en primer lugar de cuáles son sus fines últimos y sus métodos de trabajo, ya que hay determinadas sectas que se enmascaran detrás de colectivos con fines altruistas.
Estamos asistiendo a un resurgimiento del voluntariado, como suele ocurrir en época de crisis. Es necesario que estos movimientos aparezcan para cubrir las necesidades que el gobierno deja desatendidas. Pero no debemos perder de vista que este servicio no debe convertirse en una anestesia de nuestras conciencias, sino que debemos asumir un voluntariado crítico, debemos ser “la voz de los sin voz”, y debemos exigir a nuestros gobiernos que legislen de acuerdo con la “Declaración de los Derechos Humanos” de la ONU.
Desde esta perspectiva, hay que ser conscientes de que la labor de voluntariado conlleva una mínima preparación antes de empezar a trabajar, para conocer el entorno y la problemática del área de marginación donde vayamos a colaborar.
Estas son las bases sobre las que empezar a realizar una labor efectiva y solidaria con estos grupos de marginación que conviven con nosotros.
Comisión de Solidaridad con el 4º Mundo Iglesia de Base de Madrid.