Asturias en estado crítico.

Asturias, la minera, la siderúrgica, la ganadera, se nos viene abajo. Dentro de poco de todos aquellos tópicos sólo nos quedará el recuerdo recogido en nuestras canciones populares, por las que tantas veces se nos calificó de «grandones» a los asturianos.

Los que gobiernan hacen recaer toda la responsabilidad en el Tratado de Maastricht y en el Plan de Convergencia, ya que la construcción europea, a pesar de los avances que pueda suponer en algunas materias, se desarrolla dentro de la lógica de la economía de mercado, buscando la unión monetaria y económica.

A los Estados de tiempos anteriores y también a los gobiernos de la Democracia les vinieron muy bien en su momento HUNOSA y ENSIDESA para mantener en paz, o para captar votos, a un frente social, el asturiano, considerado de siempre muy problemático. Paz o votos a cambio de subsidios. Ahora se cierra el grifo de los últimos y se trata de vender la imagen de que todo es culpa del Plan de Convergencia. No podremos acceder a Europa siendo tan altamente deficitarios.

Pero esto lo sabía todo el mundo desde hace tiempo. Lo sabían también los socialistas antes de gobernar. Prometieron puestos de trabajo y soluciones alternativas a la necesaria reconversión que en Asturias afectó a todos los campos laborales importantes: astilleros, minería, siderurgia, mundo agrario. La llevaron a cabo de una forma brutal y ahora ahí están sin nada que ofrecer a una región que ha perdido y perderá aún más una parte fundamental de su actividad productiva.

El panorama es desolador porque no se ven soluciones. No existe un Plan de Desarrollo que sea real y creíble y que garantice que Asturias no entrará en el siglo XXI convertida en un desierto. Porque es muy poco probable que la inversión privada (la gran solución) pueda llegar buscando rentabilidad en Asturias cuando Asturias sea un cementerio.

La agricultura y la ganadería languidecen también, a la par que la industria, ya que los precios para sus productos, establecidos por la Comunidad Europea, resultan incompetitivos para los campesinos asturianos con terrenos cultivables generalmente pequeños y difíciles por la propia orografía y con explotaciones ganaderas medias de 3 cabezas, mientras que en Europa sobrepasan las 30.

Todo esto produce un abandono progresivo del campo de un núcleo importante de población que busca en las ciudades y zonas industriales soluciones que tampoco encontrará. El resultado es una sociedad más empobrecida con una gran pérdida de puestos de trabajo y con graves dificultades para acceder a primeros y nuevos empleos.

Los asturianos queremos soluciones, no liquidaciones. Pensamos que la economía debe servir a las personas que han de tener primacía sobre las cuentas de resultados y el capital. Creemos que entre el dirigismo económico que padecimos antes y las consecuencias de que el mercado sea el único ordenador de la Economía hay un término medio en el que debe situarse el Estado. En Asturias el Estado ha abdicado en favor del mercado, desgraciadamente para nosotros.

mica entre los países que constituyen la Comunidad Europea. Para ello se marcan unos indicadores basados fundamentalmente en la restricción y máxima rentabilidad del gasto público, cuyas repercusiones en Asturias son nefastas, pues una gran parte de los trabajadores asturianos dependen directa o indirectamente de HUNOSA y ENSIDESA, empresas públicas deficitarias.

 

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