Antonio Zugasti
El gobierno de coalición que tenemos en España, un gobierno que se pretende progresista, ha atravesado –y superado– serias dificultades. Ahora está resolviendo los enfrentamientos provocados por la derogación de la Reforma Laboral de Rajoy , también por la condena de Alberto Rodríguez y la querella contra la socialista Meritxell Batet, Presidenta del Congreso de los Diputados. Sin embargo yo creo que el problema más grave de este gobierno viene de un hecho muy distinto: el cordial abrazo entre Pedro Sánchez y Felipe González. De ahí no puede salir un gobierno realmente progresista.
Todos tenemos muy claro como la derecha ha logrado meter a su gente en las más altas instituciones del poder judicial, y poner esas instituciones a su servicio, pero nos pasa totalmente desapercibido que la derecha también metió un elemento clave en el que hasta entonces había sido el Partido Socialista Obrero Español. Ese elemento fue Felipe González, con lo cual lo de Socialista y Obrero quedó exclusivamente para los mítines.
Ahora bien, el agente que impulsó la andadura de González no fue la derecha española, como en el caso de los jueces, sino el Departamento de Estado del gobierno norteamericano. En los últimos años del franquismo, cuando el nombre de Felipe González era prácticamente desconocido en los ambientes antifranquistas que aspiraban a un cambio democrático, en la embajada de Estados Unidos era el nombre predestinado a ser el líder del nuevo socialismo español.
La trayectoria personal de Felipe González una vez abandonado el gobierno, su paso por las puertas giratorias, su relación con personajes podridos de millones, y su continua vigilancia para evitar cualquier veleidad izquierdista dentro del PSOE parecen confirmar que González es precisamente el gran topo del sistema capitalista para descafeinar el socialismo español.
Mientras ese socialismo no se libere de la pesada losa que supone Felipe González, poco se puede esperar de él. Creo yo que eso no supone que haya que romper el gobierno de coalición –no se merece la derecha que se le haga ese regalo–. Habría que intentar avanzar lo poco que se pueda con este partido socialista, pero dejando claro al mismo tiempo donde están las dificultades para ir más allá. En primer lugar en el poder económico, con el que el PSOE no sólo no quiere enfrentarse, es que ni nombrarlo.
Pero debemos ser conscientes de que ese poder empuja a una desigualdad cada vez mayor, por lo que es un sueño pensar en una situación justa y realmente democrática mientras no consigamos liberarnos de un poder económico que se sitúa por encima de los demás poderes de la sociedad. Para conseguir esa liberación debemos esforzarnos para que todos tomemos conciencia del tremendo obstáculo que el poder del capital supone en el camino hacia una sociedad realmente justa, solidaria y libre. Tenemos que lograr que el discurso sobre lo nefasto del capitalismo, discurso muy extendido en medios alternativos, llegue a difundirse ampliamente en la sociedad, provocando un cambio en la opinión pública, que hoy ve el sistema capitalista como algo totalmente inamovible.
1 comentario
Bravo Antonio, totalmente de acuerdo. Un abrazo.