Enrique Pañeda
Debido a su extensión este interesante artículo de Enrique Pañeda lo publicamos en varias ediciones; el artículo completo lo puedes encontrar en la sección “Otras publicaciones” del panel superior. Enrique Pañeda Reinlein es licenciado en Ciencias Económicas y en Ciencias Políticas y hasta su jubilación fue profesor en el Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo. Entre 1983 y 1987 fue concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de Oviedo. Promotor en los años 90 de la asociación Universitarios por el Desarrollo. Implicado en distintos colectivos sociales a lo largo de su vida, actualmente forma parte del Consejo de Sección de Coop57 Asturias”
Economía y sistema financiero
Una economía moderna es inseparable de un sistema financiero que incluya bancos y el uso generalizado del crédito. La complejidad que hemos alcanzado en la división del trabajo ha hecho que dejemos atrás sistemas como el trueque y que usemos el dinero que fluye a través del sistema financiero como una herramienta que nos permite adquirir los bienes y servicios que producimos. Nos especializamos en distintas tareas y con los ingresos obtenidos en la moneda de curso legal a cambio de nuestro trabajo (o del rendimiento de nuestra riqueza) satisfacemos necesidades comprando bienes y servicios que ya no somos capaces de producir por nosotros mismos.
Tradicionalmente la banca ocupaba un lugar central en el esquema de funcionamiento de las sociedades capitalistas porque servía de intermediaria entre el ahorro de las familias que no consumían inmediatamente todos sus ingresos y las que necesitaban dinero para invertirlo en bienes duraderos o para iniciar o ampliar negocios o empresas. Se remuneraba el ahorro recogido y se cobraba un precio (el tipo de interés) a los préstamos concedidos, existiendo un diferencial positivo para el banco entre las operaciones de captar depósitos y otorgar créditos. Un funcionamiento basado en el conocimiento y la proximidad a los clientes y en la confianza mutua entre todos los implicados.
El fenómeno de la financiarización
Si alguna vez este esquema fue real podemos decir que hace tiempo ya no refleja las condiciones en las que se desenvuelven nuestras sociedades y que el sistema financiero ha mutado hasta el punto de convertirse para muchos en una “maldición” que arroja inestabilidad, crisis y temor sobre la ciudadanía de nuestras sociedades. Se ha popularizado el término “financiarización” para señalar el papel creciente de los intereses financieros, los mercados financieros, los agentes financieros y las instituciones financieras en el funcionamiento de las economías nacionales e internacionales. Un fenómeno por el cual la combinación de los intermediarios financieros y las tecnologías influyen de una manera sin precedentes en nuestras vidas. Un informe reciente publicado a través de una colaboración del Transnational Institute, Fuhem Ecosocial y ATTAC Españay que lleva por título “Estado del poder 2019.Finanzas” explica ampliamente la magnitud, la importancia y las consecuencias adquiridas por el desarrollo desatado de la industria financiera.
Las investigaciones demuestran que el protagonismo y el aumento del poder financiero ha contribuido a la ampliación de las desigualdades, ha ralentizado la inversión en la producción real, ha incrementado la presión sobre las personas y los hogares endeudados y ha estrechado los márgenes de la acción política y reducido la responsabilidad democrática de las instituciones. Y a día de hoy, a pesar de causar en 2008 la peor crisis financiera en décadas, el sector financiero no ha sido reformado sustancialmente.
El poder de las finanzas
Este poder de las finanzas está basado en circunstancias que es preciso conocer y recordar como paso previo a cualquier estrategia que trate de neutralizar sus perversos efectos antes de que se produzca otra crisis de consecuencias imprevisibles. Citaremos, entre otras, su poder directo sobre los legisladores y reguladores por los recursos financieros e informativos que maneja, el papel del crédito y la deuda como vías para el crecimiento en un contexto de sobreproducción capitalista y disminución de las ganancias y el lugar estratégico que ocupa las instituciones financieras privadas en el control y gestión de las políticas monetarias de los gobiernos.
El nacimiento de la banca ética
Ante un panorama tan poco halagüeño es hora de que aparezca en escena una iniciativa que, a pesar de su actual modestia, es un contrapunto que puede sembrar esperanza si logra resistir y expandirse en condiciones hoy por hoy adversas. El nacimiento de la banca ética podemos decir que está ligada al contexto cultural alternativo de los años sesenta, al florecimiento de utopías que impugnaban la sociedad capitalista de la “abundancia” y el predominio de los valores materialistas. En unos casos se trataba de crear una herramienta al servicio de las personas excluidas del sistema financiero y proporcionarles recursos para emprender proyectos o negocios de impacto social. En otros lo que se pretendía era crear bancos que se abstuvieran de invertir en guerras como la de Vietnam o en actividades como la industria armamentística, permitiendo que la ciudadanía expresara donde quería colocar su dinero a través de métodos transparentes y participativos.
GABV y FEBEA
A partir de esos inicios ya lejanos el universo de la banca ética se ha ido desplegando en Europa con una presencia creciente pero desigual en los distintos países del continente. Hoy existen dos grandes agrupaciones que recogen las principales iniciativas en este campo. Una de ellas, la Global Alliance for Banking on Values (GABV), fundada en 2009, es una red mundial de bancos de todo el mundo comprometidos en avanzar hacia un cambio positivo del sector. Su meta colectiva es cambiar el sistema bancario para que sea más transparente y compatible con la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Agrupa bancos, cooperativas bancarias, cooperativas de ahorro y crédito, entidades micro financieras y bancos de desarrollo comunitario. En España su miembro más conocido es Triodos Bank. La otra gran referencia de la banca ética es FEBEA, la European Federation of Ethical and Alternative Banks and Financiers, con 26 miembros, entre ellos en España la Banca Ética FIARE y la Caixa Pollença.