Colaboración: El *P*artido *P*ecador.

El Partido Pecador.

Antonio Zugasti

Hoy, en el mundo de la posverdad y las /fake news/ -falsas noticias-, parece que la ética y la moral no están de moda. Y como ejemplo de esta falta de ética se podrían poner algunos partidos políticos. Alguna vez he escrito sobre el Partido Popular como caso muy claro de este desprecio de la ética.

Se trata de un partido que se pasa todas las normas morales por el forro de la chaqueta. Muchos de sus dirigentes han sido condenados por los tribunales, y la cadena de casos de corrupción es tan larga  que no podemos creernos eso que cínicamente afirman: que se trata de casos puntuales, pero que la organización no tiene nada que ver. Más bien podemos pensar que la influencia de este partido en la judicatura es lo que ha permitido a sus máximos dirigentes librarse hasta ahora de ser sometidos a juicio.

Pero no son sólo los casos de corrupción lo que obliga a darle este calificativo. El PP defiende una economía capitalista cien por cien, y en el fondo del sistema capitalista la falta de ética no es una corrupción más o menos accidental, está inscrita en sus genes más profundos: todo vale para conseguir la riqueza, hasta matar de hambre a millones de personas. El Papa Francisco se ha referido a esa economía como una economía que mata.
También la unanimidad con que el PP se apresuró a defenestrar a Casado, es otra muestra del carácter mafioso del partido. Esa unanimidad tiene una explicación clara: Casado quebrantó el mandamiento de la /omertà, /la ley del silencio que impera en la mafia. Cometió el tremendo delito de denunciar un caso de corrupción que afectaba a otra persona miembro de la organización: Isabel Díaz Ayuso. La mafia genovesa no puede tolerar ese comportamiento, y la condena fue unánime.

Por encima de todo esto, planea la corrupción de un alto número de magistrados, que no se avergüenzan de saltarse a la torera la ley fundamental de la nación: la Constitución Española, que fija taxativamente un plazo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Con el mayor cinismo los magistrados peperos se aferran a los sillones que les dio el PP, y dan a todos los españoles un clarísimo ejemplo de cómo los jueces pueden manipular una ley para acabar saltándosela. O sea, que el PP ha conseguido llevar la corrupción hasta los más altos órganos de la magistratura, donde se tendría que luchar contra ella.

A la vista de todo esto, sería mucho más realista que el PP se definiera como Partido Pecador, mucho mejor que Popular.

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