Evaristo Villar
¿Quiénes sois y cuál es vuestro entronque y función en Cristianas y Cristianos de Base de Madrid?
La Asamblea General de la Iglesia de Base de Madrid de 2002 creó la comisión de relación con los movimientos sociales. Fue una consecuencia de la decisión adoptada por consenso de comprometernos colectivamente con los movimientos antiglobalización surgidos por entonces al calor de las movilizaciones de Seattle, Vía Campesina o el Foro Social Mundial.
La función de la comisión es hacer de puente entre el compromiso colectivo y los movimientos sociales presentes en Madrid. Nuestra intención no es “representar” sino, más modestamente, mediar, motivar y alentar la participación de todos.
La comisión está formada por unas quince personas, mujeres y hombres de una edad relativamente avanzada, que nos reunimos los primeros y terceros lunes de cada mes para compartir lo que hacemos en los movimientos sociales críticos de Madrid, entre otros las asambleas del 15M, la asamblea de movimientos del Foro Social Mundial, Quién debe a quién, Derecho a que se reconozcan nuestros Derechos, mareas de sanidad y educación, etc. Disfrutamos de una convivencia agradable, que no elude la confrontación, y compartimos en verano y navidad una cena a la que invitamos a nuestras parejas y personas más próximas.
La comisión planifica encuentros de debate, el próximo será sobre la banca, y trata de estar al día de las novedades que se producen en la vida social y política de Madrid. Por ejemplo, en los últimos meses hemos seguido y participado de cerca la huelga general del 14 N, el encuentro europeo Ágora 99 que tuvo lugar en Madrid, la iniciativa “rodea el Congreso” de la coordinadora 25 de septiembre, etcétera.
Para empezar, ya que sabemos cuál es vuestra función y las tareas que realizáis. ¿cuál sería vuestra percepción de esta crisis?
Más que crisis, la calificamos de monumental estafa. Tenemos presentes a los pueblos y gentes que sufren a diario el ataque directo del modelo capitalista que quiere regir el mundo desde la dominación. Se trata de ese “terrorismo financiero” que está generando un genocidio oculto, pero implacable. Hay muchas maneras de matar, no solo con misiles y bombas, sino con recortes y ajustes. Ante la cruel realidad de las víctimas del lucro insaciable de unas minorías, apenas el 1%, seguimos creyendo en la razón y justicia de los derechos de los últimos, ese 99% que es la inmensa mayoría de la humanidad. Para estos explotadores lo primero es el negocio y la riqueza de unos pocos, después la vida de las personas y pueblos que les importan bastante poco.
En nuestro país, la inversión y el crédito están bloqueados, pero no así las ganancias y los salarios de los grandes ejecutivos. En 2012 se espera que los 20 bancos de la UE con mayor capitalización tengan un beneficio de 107.000 millones de euros, 31,5 % más que en 2011. Los beneficios empresariales han aumentado en una proporción muchísimo mayor que lo han hecho los salarios en países como EE.UU, Alemania o Gran Bretaña. Mientras en el Estado español asistimos al derrumbe de los salarios y el paro masivo, los beneficios empresariales se han mantenido: sólo tres empresas del Ibex 35 tuvieron pérdidas entre 2007 y 2010 y el paro subió desde un millón cuatrocientas mil a cerca de cinco millones de personas.
¿Cuál es la filosofía y teología que inspira vuestro grupo y actividad?
Nuestra filosofía es la propia de un pensamiento-conocimiento crítico de la realidad. Apostamos por una teología profética, propia de la Teología de la Liberación. Por eso, no es especulativa, sino de denuncia de situaciones escandalosas de corrupción económica y corrupción ética en casi todos los niveles institucionales, en las estructuras de la Justicia, en las altas esferas de la política, en Sanidad, Educación, Ayuntamientos, etc. Vivimos en tiempos un tanto sombríos, y es preciso salvar la esperanza y ofertarla. Esta teología de la esperanza es quizás nuestra mejor contribución a la humanidad. Pero ¿es posible referirnos hoy a la esperanza sin avergonzar a los pobres, sin el permiso de las víctimas y la complicidad con ellas en su derecho a vivir de pie? ¿Es posible referirnos a la esperanza cuando se penaliza cada vez con más violencia la pobreza y a quienes luchan contra ella?
Si existe un lugar privilegiado para la práctica de los cristianos y cristianas, ¿dónde poner el acento: en el campo de la justicia, en la transformación de las instituciones como mediaciones para conseguir lo primero…?
Desde luego en el campo de la JUSTICIA (con mayúsculas). Y nuestro sitio está con las víctimas del sistema. Lo importante es la centralidad de la víctima en nuestro proyecto de fe, y la proximidad e implicación con ella como criterio de verificación de la experiencia creyente.
No creemos en la reforma de las instituciones, sino en una revolución social que cambie profundamente esas estructuras y que permita que esa justicia llegue a la mayor parte de la ciudadanía y sea permanente en el tiempo.
Por ejemplo, ante el problema de los desahucios nosotros optamos por la solución de la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y del 15M, y no por la planteada por el gobierno a instancias de los banqueros. Éstos plantean aliviar la situación de los casos más graves, manteniendo las mismas leyes que condenan a la exclusión permanente a quienes no pueden hacer frente a la hipoteca. En cambio, la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) promovida por la PAH va al fondo del problema al anular los “intereses de mora” y transformar los desahucios en un alquiler social asequible en los casos de vivienda habitual. Son dos lógicas contrapuestas: la banca y su gobierno exigen rentabilidad para su descomunal e irresponsable inversión inmobiliaria, mientras las víctimas de la crisis reclaman trabajo y casa. Nuestro lugar está con estas últimas.
Se discutió mucho durante los primeros siglos del cristianismo sobre la polémica levantada entre Santiago y Pablo a cerca de la primacía entre la fe y las obras. ¿Qué pensáis vosotros y vosotras: obras aunque no haya fe, fe aunque no se vean las obras? ¿Dónde percibís que se están situando las cristianas y cristianos de Base de Madrid?
Ambas cosas son necesarias y simultáneas. Hay que trabajar en los dos campos. Si no cambiamos las estructuras nuestro trabajo por la justicia es efímero, pero podemos decir que estamos trabajando para transformar las estructuras. La fe va íntimamente unida a las obras, es decir, las luchas y el compromiso con la justicia. La fe sería una confesión vacía de contenido si no se traduce en encuentro e implicación con las víctimas. No hay fe sin justicia, no hay fe sin práctica compasiva. Por eso lo más plenamente humano es también lo más plenamente divino, y por eso podemos reconocer lo divino en el compromiso con los derechos humanos.
Si la Iglesia española y universal estuviera en vuestras manos, ¿qué haríais con ella: arrojaríais a los mercaderes (como hizo Jesús con los del Templo), pondríais en su debido lugar a los fariseos (ardorosos defensores de la ortodoxia), expulsaríais a los zelotas (violentos y fanáticos)? ¿Con quiénes os asociaríais?
Es una suposición quimérica. Nosotros creemos más en el Reino de Dios que en la Iglesia. Jesús no dijo nada de la Iglesia y predicó constantemente el Reino. Se podría traducir en la actualidad echando a los mercaderes de la Banca, sea en Bruselas, en Madrid, en París o en Berlín, ya se llamen Botín, González, el BBVA, la Caixa, Bankia, etc. Denunciaríamos a los fariseos como la Cospedal, Esperanza Aguirre, Camps, y muchos políticos. Y echar a los violentos como gran parte de la policía.
El cristianismo se va transformado poco a poco hacia una espiritualidad sensible hacia el reconocimiento de la dignidad de la persona y la intolerabilidad del sufrimiento.
Creemos que la sumisión de facto a la religión liberal, sus dioses, sus valores, y sus modos de proceder, invisibilizan a las víctimas, culpabilizándolas de la crisis, criminalizándolas como antisistema, banalizando su sufrimiento y generando guerras y discriminación entre pobres. Pero frente a los dogmas de esta nueva religión económica y sus predicadores necesitamos seguir empeñados contra viento y marea en reivindicar la retórica de lo evidente, la contundencia de lo real, la absolutez del rostro frente a la abstracción de la estadística, la prioridad del rescate de los últimos y no de las instituciones, y por supuesto de quienes los expolian.
¿Qué lugares o situaciones sociales están reclamando actualmente una presencia humana y sociopolítica más urgente? y ¿cuál es vuestra experiencia y opinión sobre nuestra vinculación con la Asamblea de Movimientos Sociales de Madrid, los FSM temáticos, el 15 M y las actuales asambleas de barrios?
Lo más trágico es el paro, la privatización de todo lo público, los desahucios que llevan a las personas a una creciente pobreza y a las terribles desigualdades que van en aumento. En el futuro habrá tres clases sociales: ricos, pobres y mendigos. Se está creando una sociedad solo para ricos. Crece el número de pobres en el mundo, millones de personas mueren antes de tiempo y la tierra es depredada sistemáticamente poniendo en riesgo nuestro futuro común.
El grupo de MMSS participamos en el primer Foro Social Mundial de Madrid y en todos los que hemos realizado hasta ahora. Somos un colectivo más de los que lo forman y de los que están más implicados en su organización. Nos sentimos muy aceptadas y haciendo un papel importante entre los grupos más o menos críticos de Madrid.
Desde que apareció el 15 M, los mismos colectivos del FSMM somos 15M, el pasado Foro lo organizamos desde el primer momento con personas y asambleas de diferentes zonas del 15 M de Madrid.
También hemos estado en los momentos de huelga general y manifestaciones preparando estas junto con los colectivos críticos de Madrid.
El miedo a equivocarse, a fracasar en una sociedad técnica y científica como la nuestra está paralizando hoy la creatividad de muchas personas e instituciones, como pasó con aquel de la parábola que escondió el talento para no perderlo o aquel otro que puso la luz bajo el celemín, ¿recordáis? ¿Qué platillo de la balanza os parece que está pesando más entre las cristianas y cristianos de Base de Madrid?
Creemos que lo que más pesa en las cristianas y cristianos de base de Madrid es el miedo a perder la situación de privilegio que tenemos como ciudadanos de este primer mundo. Unas prebendas que como clase social de la pequeña burguesía, todavía gozamos y que son los restos que nos van quedando del estado de bienestar. Miedo a tener que reducir el nivel de vida, obligados por estos tenaces recortes en gente acomodada. Por eso asumimos riesgos pequeños y sin gran trascendencia. Todo ello unido a las limitaciones propias de la edad. Esta Comisión de Movimientos Sociales asumimos el riesgo de enfrentarnos con la realidad sangrante del mundo, aunque nuestra actuación no resulte muy eficaz. Nos consideramos políticamente incorrectos.
¿En qué se puede traducir hoy, a vuestro juicio, la desobediencia al sistema y la objeción civil y/o religiosa de conciencia?
Estimamos que la desobediencia civil significa que, asumiéndose lo fundamental del estado democrático de derecho realmente existente (a pesar de sus imperfecciones), y en especial los principios de justicia que lo rigen, se lleva a cabo una forma de disensión. Nos parece que no existe un Estado de derecho real, porque, bajo el capitalismo, el Estado de Derecho se convierte en una mentira, una apariencia, una simulación. El Estado de Derecho y la democracia que tenemos actualmente sólo son apariencias de lo que deberían ser. Es lo que intentan decir las clases dominantes. De la misma forma que no existe una democracia real -porque la ciudadanía no tiene capacidad de decidir sobre el poder económico- tampoco existe un Estado de Derecho real. Y es a partir de este punto argumental donde podemos entender que puede conectarse toda la tradición del marxismo y socialismo clásico (Marx, Engels, Bakunin, etc.) con los movimientos sociales actuales (decrecimiento, democracia real ya, etc.). No se trata de superar el Estado de Derecho por algo “mejor” sino precisamente de alcanzarlo, para lo cual es necesario superar el capitalismo. Queremos establecer la desobediencia civil como una exigencia ética. La desobediencia exige un compromiso insobornable con la historia que no es inmutable y reclama cambios constantes para no desviarse del norte de la Justicia.
¿Basta hoy día con ser bueno sin más…?
Lo importante es restaurar la BONDAD en el mundo. Ser buenas personas es una exigencia ética que está en el mensaje subversivo de Jesús. Es un compromiso difícil el seguimiento de Jesús, si se toma en serio. Para los cristianos y cristianas es imprescindible la bondad. Una bondad atravesada por la Justicia y empapada en el compromiso sociopolítico. Una bondad llena de compasión por el sufrimiento humano, desobediente con las leyes injustas. La compasión en el sentido evangélico del término y no en su perversión está transida de indignación ética, ya que la conmoción interna experimentada se traduce en una exigencia ineludible contra la injusticia y sus causas, en intolerabilidad del sufrimiento y reacción frente a él, ya que siempre apuesta por el cambio transformador. Decimos esto porque el término “bueno” puede dar lugar a equívocos. Ser bueno de verdad tiene un carácter transgresor y desobediente. Jesús no ofrece un camino fácil, por ejemplo, para alcanzar la perfección individual: no se trata sólo de ser más buenos; su proyecto pretende organizar la convivencia para que todos y todas seamos felices.
A Jesús no lo mataron por ser “bueno”: lo mataron porque estorbaba, denunciaba a los que mantenían la injusticia y entró en un duro conflicto con los dirigentes. Sólo podremos hablar de bondad, si asumimos la tarea que Jesús nos encomendó de luchar contra este (des)orden establecido por quienes se empeñan en mantener un mundo en el que sólo unos pocos viven, mientras una inmensa mayoría malvive o muere lentamente.