Las diócesis y entidades religiosas deben desprenderse de sus bienes patrimoniales importantes, para dárselo a los pobres.
Juan Cejudo
Empiezo diciendo que el Cardenal Cañizares no es para nada una figura de mi devoción. Son más que conocidas sus posiciones muy conservadoras y tradicionales en temas de moralidad y también políticas. Se hizo famoso por sus capas rojas excesivamente largas y sus conexiones con grupos religiosos muy conservadores, además de por otras muchas cosas…
Pero debo reconocer que me ha encantado su anuncio de que la Iglesia diocesana de Valencia va a despojarse de bienes patrimoniales importantes para dárselos a los pobres y personas vulnerables.
Éstas han sido sus palabras:
“Os voy a anunciar que la Iglesia diocesana se va a despojar de bienes patrimoniales preciados para dárselos a los pobres y vulnerables, y aliviarlos”.
El Cardenal Cañizares ha añadido que “pido que religiosos y religiosas hagan lo mismo, se despojen también de bienes patrimoniales importantes para darlo a los pobres. Dios ha dado todo, ¿por qué no nosotros? Esa es la felicidad, esa es también la verdadera felicitación”.
Es todo un ejemplo para que tomen nota los demás obispos de España y órdenes religiosas masculinas y femeninas.
La Iglesia no puede ser una empresa inmobiliaria, que se dedique a negociar con sus inmuebles, cuando hay tantísima necesidad, multiplicada por culpa de esta terrible y larga pandemia, que ha destruido centenares de miles de empleos y provocado el aumento de las colas del hambre, para recoger alimentos de diversas ONGS.
Jesús enseñó a sus seguidores a no tener nada, a no llevar nada:
“No lleven nada para el camino, ni bolsa, ni pan, ni plata y tengan un sólo vestido”.
Como el obispo Pedro Casaldáliga, recientemente fallecido que escribía:
No tener nada.
No llevar nada.
No poder nada.
No pedir nada.
Y, de pasada, no matar nada;
no callar nada.
Solamente el Evangelio,
como una faca afilada.
En Cádiz llevamos años algunos de nosotros reclamando a nuestro obispo que se desprenda, de al menos parte de los bienes inmuebles que posee la
Iglesia, para ponerlos al servicio de los que lo necesitan: inmigrantes, personas
sin techo, desahuciados, personas sin recursos amenazadas de desahucios
por no poder pagar el alquiler…
Señalábamos el Seminario con capacidad para 150 personas, que está prácticamente vacío o casi…Pedíamos que al menos una parte de él se habilitara para familias necesitadas.
Nuestras peticiones cayeron en saco roto. El obispado argumenta que no tiene propiedades. Y es que pretende maquillarlas a través de diversas
fundaciones de las que el obispo es el patrón o Presidente.
Creo que nuestro obispo y los demás obispos deberían tomar nota de este gesto importante del arzobispo de Valencia, Monseñor Cañizares, que esperemos cumpla lo que ha dicho y no quede sólo en palabras que se las lleva el viento. Ya estaremos pendientes a ver cómo se concreta esa valiente y evangélica decisión.
2 comentarios
Completamente de acuerdo. Habría que pedir a los compañeros valencianos que estén pendientes de cómo y de qué manera se llevan esas palabras de Cañizares a la práctica….
Saludos: Juan
Merecería la pena hacer seguimiento del tema: qué bienes, a qué “pobres”, etc.