“Si hoy me preguntas por Dios, creo que hemos legitimado que se le devuelva en caliente”. (Monseñor Agrelo)
(No encuentro otra mejor manera de que en nombre del evangelio expresemos nuestros sentimientos y nuestra indignación)
Para esa humanidad a la que llamamos ilegal, sin papeles, este día, en que el Constitucional avala las llamadas devoluciones en caliente, es sólo un día más en su calendario de tristezas. Para ellos, un día más. Para mí, un día de enorme frustración, ira, vergüenza, humillación.
Sabía que mi mundo era una fábrica de pobres. Pero me quedaba la esperanza de que terminaríamos por verlo, por reconocerlo, y suponía que, mientras esa hora no llegase, haríamos algo por remediar el mal causado, aunque sólo fuese esa mísera limosna de no cerrar el camino a los que huyen del infierno.
Esa esperanza está condenada. Los jueces del llamado Alto Tribunal la han llevado al corredor de la muerte.
Lo han hecho sin pestañear, pues lo suyo no es la esperanza sino la Constitución; lo suyo no son los pobres sino la ley; lo suyo no es la justicia sino la legalidad; lo suyo no son las heridas de hombres, mujeres y niños atropellados por nuestro bienestar, sino la justificación de quienes los hemos atropellado.
Y lo mío, lo que hoy me queda, es eso: frustración, ira, vergüenza, humillación. Hoy es uno de esos días que se te clavan en el alma como puñales… es un día oscuro, amargo, muy amargo.
Si hoy me preguntas por Dios, creo que hemos legitimado que se le devuelva en caliente al otro lado de nuestras fronteras.
1 comentario
Hermano Santiago, cada una de las letras de este artículo, esta cargada de dolor y tristeza. Es verdad que el hombre hoy, continua siendo simplemente un número manejado por otros números y en ese mundo ya quedan muy pocas cosas por las que reamente uno pueda sentir alegría
Entiendo su vergüenza y su dolor, pero se que Dios , a ese al que también si fuera posible alguno lo devolverían, en caliente como usted dice, le seguirá dando la fuerza al menos para que ese clamor “al que usted y so sabemos que nadie hará caso” continúe escuchándose, porque a algunos nos hace replantearse muchas cosas
Desde esta tierra del Apóstol Santiago, un abrazo en Cristo
Su hermano Guillermo