V Asamblea General de Redes Cristianas.
Nuestros diez retos.
1. Un nuevo modelo económico.
Estamos bajo un capitalismo salvaje, una economía de la inequidad y de la exclusión, con un dominio de los mercados sobre la política, una mercantilización de las relaciones humanas y de la vida en general. Se ha impuesto la idolatría del dinero, un dinero que gobierna en lugar de servir. El sistema económico neoliberal es insensible al empobrecimiento continuado: hay una insaciable sed de ganancias del capital. La globalización del neoliberalismo económico ha impuesto el poder de las grandes multinacionales sobre los gobiernos, a costa del bien común de la inmensa mayoría de la población de la humanidad (99%) por el beneficio de una minoría (1%): el poder económico es quien gobierna, dirige al poder político y conduce la gobernanza de los países concretos. Se ha convertido además en un sistema económico especulativo, con un poder omnímodo de las finanzas internacionales: se agudiza cada vez más la diferencia entre la economía real y una economía virtual, manteniendo en el anonimato a gestores y dirigentes. Esto ha traído crisis periódicas que esquilman las economías domésticas.
2. Acabar con la exclusión y la marginación
Nuestro sistema social es radicalmente injusto: mantiene grandes masas de población sin horizontes, sin salidas. El ser humano se considera como un bien de consumo que se puede usar y luego tirar; estamos iniciando la cultura del descarte. Con la exclusión ya no se está en ella, abajo, en la periferia o sin poder, sino que se está fuera; los excluidos no son explotados sino desechos sobrantes. Hay una falta de sensibilidad social en las instituciones. La desesperanza, la soledad y el abandono, la insolidaridad, la falta de proyectos viables atenazan a una parte significativa de nuestras sociedades. Hay una pérdida de la dignidad por falta de trabajo. Los desahucios colocan al borde del abismo a quienes se consideraban hasta ahora integrados en el sistema. Falta de libertad de migración; frente al derecho a la libre residencia, se elevan vallas criminales que mantienen guetos de millones de personas. Las leyes de extranjería, igual que la sociedad, están impregnadas de xenofobia y racismo.
3. Refundar una Iglesia de iguales al interior y profética al exterior
Tenemos una estructura jerárquica basada en el clero, con especial discriminación de la mujer. Hay una escasa ejemplaridad de nuestra Iglesia, con estructuras rígidas y lenguajes distantes y poco comprensibles, y con una gran falta de conexión con los jóvenes. Las prácticas religiosas y eclesiales están descontextualizadas y continúan siendo un mecanismo de colonización y de alienación; no se vislumbran aportes para la liberación de los pueblos desde los sectores oficiales de la Iglesia. La Iglesia institución sigue al margen de los problemas de la humanidad, sus preocupaciones fundamentales se centran en sí misma. Falta una palabra claramente profética de la Iglesia ante estas injusticias.
4. Preservar el medio ambiente
El cambio climático avanza inexorablemente. El calentamiento global está trayendo la desertificación, el deshielo polar, los tifones, sunamis e inundaciones. Estamos asistiendo a un agotamiento de recursos, especialmente en el SUR, una pérdida de la biodiversidad con la extinción de numerosas especies. Las aguas, terrestres y marinas están contaminadas. Hay una insostenibilidad intrínseca a la economía capitalista; estamos aceptando patrones insostenibles de consumo. La proliferación de los cultivos transgénicos y del monocultivo para agrocombustibles alteran la vocación natural del suelo y atentan contra la seguridad y la soberanía alimentaria. El mundo rural sufre abandono, marginación y expolio; se está dando el acaparamiento de las mejores tierras (recursos hídricos), el secuestro de nuestras semillas ( biopiratería) y las patentes de la vida.
5. Defender lo público
La educación y la sanidad se han convertido en moneda de cambio contra la crisis y en favor del capital, con los recortes continuados. La educación formal no aporta al desarrollo integral de la persona; está enfocada hacia una cultura de la competencia. Falta formación humanitaria en las personas. Enfrentamos la pérdida de derechos adquiridos, como la dependencia y los servicios sociales.
6. Erradicar el hambre
Hay una desigualdad creciente. El hambre, la injusta distribución de la riqueza mundial es una vergüenza humana. Laspolíticas aplicadas ensanchan la brecha entre el Norte y el Sur, los ricos y los pobres: tratados de libre comercio (TTIP o próximo tratado entre EEUU y la UE), desregulación de los mercados, PAC, ajustes estructurales para enmendar la crisis del sistema… Hay unas diferencias extremas en el acceso a alimentos, agua potable, vivienda, educación, sanidad y justicia de unas regiones del mundo a otras. Las necesidades básicas reales de las mayorías continúan insatisfechas. No se tiene en cuenta la mirada de tales necesidades por las mismas personas que las padecen, ni los contextos que las determinan, ni mucho menos lo que estas personas podrían hacer para responder ante dichas necesidades.
7. Superar la violencia
La inequidad genera violencia. No salimos de la resolución violenta de los conflictos, falta el diálogo y las soluciones políticas. Hay instaurada una violencia estructural. Las guerras, declaradas o encubiertas, los conflictos enquistados para el control de los recursos naturales conllevan el sacrificio de la vida de muchos por el bien de unos pocos y donde los muertos siempre los ponen los pueblos. Se mantiene un clima bélico atroz en África y Oriente Medio. Persiste el peligro de guerra nuclear, hay una tercera guerra mundial en marcha. La guerra se usa como instrumento de control económico y el armamento como fuente de ganancias.
8. Lograr la igualdad de género
Persiste la discriminación de la mujer a todos los niveles. El sistema patriarcal discrimina a las mujeres hasta niveles de esclavitud (prostitución, niñas esclavas…). No se respeta la diferente identidad sexual de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales.
9. Alcanzar una democracia participativa y una nueva forma de hacer política.
Falta libertad de expresión. Se criminalizan las resistencias sociales. La concentración del poder económico, político, militar, cultural, impide la participación de la mayoría de los seres humanos, y en particular da las mujeres, en la vida social. Están implantadas la corrupción política y económica, la evasión de impuestos, la “puerta giratoria” entre políticos y empresas, los paraísos fiscales. Hay una economía de sectores ilegales: tráfico de armas, narcotráfico, tráfico de personas (prostitución, trabajo infantil, mafias…). Frente a eso, campa la manipulación informativa: los medios masivos de comunicación y el poder político también están subordinados a los intereses del capital. El sistema político basado en partidos ha hecho crisis por el secuestro de la democracia, por el cinismo, la mentira, la desvergüenza de la “casta” política y económica.
10. Formular una Espiritualidad y unas creencias para el mundo de hoy
Hay una crisis generalizada de valores:
· Intolerancia a todo lo diferente y fundamentalismos de toda índole que generan un ambiente de violencia y odio.
· Actitudes personales basadas en la divinización de la propiedad privada, el poder y el dinero, con egoísmo, individualismo y uniformidad (lo distinto molesta); ausencia del sentimiento de responsabilidad colectiva.
· Crisis de los derechos humanos, también en los países desarrollados.
· Pérdida del sentido de la trascendencia de la vida humana y su carácter de absoluto.
· Alienación de la ciencia, falsa superioridad frente a las finalidades humanistas, inhibición de las responsabilidades sobre sus propias consecuencias.
· El “tener” por encima del “ser”
· Inmovilismo, miedo al cambio (“Soy yo, no tengáis miedo”)
· Polarización de los fundamentalismos islamismo/occidente. Fanatismos y discursos de odio religiosos, nacionalistas, étnicos…