Iglesia de Base de Madrid
Union Europea
Desde sus inicios en 1951, la Unión Europea ha tenido unos afanes mercantilistas, si bien es verdad que trataba de superar las relaciones de fuerza, de conflictos y de guerras entre naciones del viejo continente de otras épocas.
En el proceso hacia la unidad seguido por los pueblos de Europa, ha cambiado de nombre varias veces: en 1951, se llamó Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA); en 1957, Comunidad Económica Europea (CEE), y, en 1981, Unión Europea (UE). Asimismo, se ha ido ampliando sucesivamente: de seis estados, en 1951, a 25 en la actualidad y 27 en un futuro próximo.
La Unión Europea ha ido evolucionando mediante la aprobación de acuerdos y tratados, entre los que destacan: en 1951, la CECA; en 1957, la CEE; en 1962, la Política Agraria; en 1978, el Sistema Monetario; en 1979, el Parlamento Europeo; en 1989, la Carta Comunitaria de los Derechos Sociales; en 1992, el Tratado de la Unión Europea; en 1993, el mercado único; en 1999, se fija la entrada en vigor del Euro; en el 2000 se señala el reparto de poder en Niza (ya ha sido cambiado), y en el 2004 se aprueba la Constitución Europea.
Actualmente, la Unión Europea representa un poder de primer orden en la Tierra, cuyas características principales son: 25 Estados con una población de 455 millones, que equivale al 8% del volumen demográfico mundial; alcanza el 25% del ingreso total, el 38 % de las exportaciones globales y el 35% de las importaciones; controlando un 33,3% del comercio en la Tierra y llegando a un 28% de la concentración de la riqueza global; su PIB es más o menos comparable al de EEUU.
La Constitución Europea es un paso adelante en el proceso de la consolidación de la UE, pero se rige por la ideología economicista neoliberal, es escasamente democrática, centrada en el desarrollo del mercado y privilegia a las transnacionales orientadas hacia la máxima ganancia. Está preocupada por ir progresivamente adquiriendo un poderío militar de primer orden en el mundo, asumiendo la ejecución de la guerra preventiva conforme a sus intereses, aunque de momento supeditada al imperio norteamericano. Hay que añadir que la UE minusvalora los derechos sociales (sin suprimirlos ni dejar de declararlos), va rebajando el contenido del Estado de Bienestar, así como apenas toma en cuenta la solidaridad con los países periféricos.
La Consulta Social
Ante ello, una red de organizaciones sociales y políticas, ONGs y coordinadoras de movimientos alterglobalizadores (participando también diversas instancias cristianas), partidarias de que «otro mundo es posible», tomaron la iniciativa de promover la Consulta Social Europea (CSE), entre los ciudadanos y las ciudadanas de los pueblos de España.
La Consulta ha puesto en marcha diversas actividades; entre ellas, la Encuesta participativa en la que han colaborado muchas comunidades cristianas. Y para el pasado 13 de junio, día de las Elecciones al Parlamento Europeo, se decidió desarrollar la Consulta física poniendo urnas en la calle. Se trataba de hacer algo parecido a la Consulta de la deuda externa del año 2000 o la Consulta sobre la guerra de Irak en el 2003.
Las cuestiones claves de la Consulta se centran en el retroceso de la democracia en Europa, el bajo perfil de los derechos sociales, el aumento excesivo de los gastos militares, el deterioro del medio ambiente y el protagonismo expoliador del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La Consulta, que no interfería en el proceso electoral al Parlamento Europeo que se estaba desarrollando ese mismo día, se ha celebrado en más de cien puntos del Estado español, sobre todo de las ciudades y pueblos más relevantes. Tanto en Madrid como en Barcelona, se llegaron a montar hasta más de 40 mesas.
Llega la Represión. Pese al carácter pacífico y responsable de la consulta, la Junta Electoral Central fué endureciendo su actitud frente a la Consulta Social Europea (CSE), con la finalidad de evitar su realización. En sus comunicados prohibió, primero, que se hiciera cerca de los colegios electorales; pero, luego, se prohibió todo acto público.
Las Delegaciones de gobierno han actuado de forma contundente, levantando las mesas en la mayor parte del Estado español, aunque todas ellas estaban alejadas de los colegios electorales. En Madrid se retiraron la mitad de las más de 40 mesas. Iglesia de Base consiguió eludir la vigilancia en la de la Plaza de Castilla (en la que participaron en la Consulta 218 personas). Tuvo peor suerte la mesa que se instaló en Cuatro Caminos, pues al poco tiempo unos agentes secretos llamaron a la policía que, con malos modos, incautó la propaganda y tomó nota de la documentación de tres de nosotros. El mismo día, a las cinco de la tarde, un grupo de unos 40 compañeros y dos de nuestros representantes cristianos, fueron a protestar al pabellón del Ayuntamiento de Madrid, en la Feria del Libro, estando presente la Prensa.
Resultados: Pese a la actuación policial, en las pocas mesas en que se pudo realizar la Consulta, participaron más de 9.000 personas (218 en la nuestra), respondiendo más del 90% de forma crítica.
El jueves 17, a las seis de la tarde, se presentaron las urnas en la sede del Parlamento Europeo de Madrid, Paseo de la Castellana, 46. A los funcionarios que nos atendieron durante más de una hora, les pareció la iniciativa muy posítiva y ofrecieron su comprensión para otras actividades de este tipo que pudieran realizarse en el futuro.