Entrevista: Carmina Garrido

Javier M. Andrade

¿Quién es Carmina Garrido?

Cristina Garrido

Una mujer jubilada de 84 años, hija de Mª Josefa y de Fermín, que vivían dedicados al trabajo de una pequeña explotación agrícola y de un comercio propio de las aldeas asturianas, donde, por la distancia a la Villa de Pravia, se vendía toda clase de productos y enseres domésticos necesarios para las familias de dicha aldea. Nací en una aldea del Municipio de Pravia, llamada Folgueras.

A los 6 años, fui en la Escuela Pública Mixta del pueblo, bajo la enseñanza del maestro D. Isidro Llamero.

Fueron años de postguerra en los que la enseñanza se combinaba con las instrucciones políticas y religiosas, funcionaban  al unísono la formación política y la de la jerarquía de la Iglesia.

Una infancia dificil

Fuente:Se puensa

Cuando tenía nueve años, falleció mi padre, y mi madre y mi tía Regina (hermana de mi padre) decidieron que dejara la escuela de Folgueras y fuera a otra que estaba en un pueblo próximo, llamado Loro, porque en él había dos escuelas: una para niños y otra para niñas, donde había una maestra, con el fin de que yo aprendiera a coser algo. No era este trabajo mi debilidad y poco aprendí en los años que estuve allí.

Luego, mi madre y mi tía Regina decidieron mandarme a Madrid, a casa de mis abuelos, con el fin de que me formara para poder encontrar un trabajo más llevadero, y como mejor la forma de que éste fuera más cualificado que el que podría tener en la aldea.

Allí estuve tres años en la Escuela Central Superior de Comercio de la capital de España, cursos 1945-1948.

Por motivos familiares regresé al pueblo, hasta que mi madre y mi tía Regina vieron la necesidad de trasladarnos a vivir a Oviedo con el deseo de que pudiera encontrar otro trabajo. En el año 1957 ingresé en ENSIDESA (hoy ARCELOR) como mecanógrafa, trabajo que pronto dejé, al haberme presentado a oposiciones internas para mejorar mi categoría profesional y, por tanto, mi salario.

Y una pregunta: Dado que estamos en UTOPIA, ¿qué es para ti el Evangelio?

Al iniciarse mi trabajo en Ensidesa, en las diferentes oficinas, había muchas jóvenes que, generalmente, participaban en la vida de la Iglesia y que tenían como norma acercarse a las que llegábamos a Avilés, procedentes de otros lugares de la provincia e incluso de otras regiones. Este acercamiento llevó consigo el invitarnos a asistir a reuniones que organizaba un sacerdote llamado D. José Luis Argüelles, precisamente dirigidas hacia el reconocimiento y servicio a los demás, como seguidoras de Jesús de Nazaret.

Fueron tiempos previos a la creación de los Movimientos Especializados de la Iglesia, donde los y las jóvenes a la vez que nos formaban en valores cristianos, también participábamos en lo que entonces se denominaba “el compromiso temporal”, que era llevar al ambiente del trabajo, social y familiar todos los valores que íbamos descubriendo en nuestras reuniones, relativos al seguimiento de Jesús.

Yo creo que, con lo que acabo de decir, queda claro lo que supuso y supone para mí en el Evangelio.

¿Qué ha supuesto ser creyente en tu vida?

Lo primero que supuso en mi vida ser creyente fue concienciarme de que la vida cristiana no puede ser vivida en solitario, sino que es necesario vivirla en grupos, con otras personas, donde se toma conciencia de la problemática que sufrimos muchas personas y de las consecuencias que siguen de la misma.

Una vez analizados los diferentes problemas, acabamos concretando las posibles soluciones que se puedan aportar, de acuerdo con las actitudes de Jesús de Nazaret reflejadas en los Evangelios. Una vez que cada uno vemos lo que haría Jesús en esta situación, nos queda analizar a qué debemos comprometernos para dar salida a la problemática que anteriormente habíamos analizado.

¿Has militado en sindicato, partido político…? Imagino que tienes mucho que contar de estos años. Además, fuiste una pionera.

Claro, desde mi punto de vista es necesario participar tanto organizaciones sindicales como políticas. Son escuelas de formación en las que aprendes a analizar las situaciones que continuamente se plantean, y ves cómo sería la mejor forma de resolverlas favorablemente a los trabajadores.

No es una labor sencilla ni fácil, precisamente porque somos personas y cada persona es diferente, y por lo tanto, tenemos en muchas ocasiones una forma de ver las cosas de manera diferente. Por ello, al estar organizado, es necesario que, internamente, la propia organización sea lo más democrática posible, es decir, que se establezcan unos órganos de dirección en los que los acuerdos sean participados desde las bases hacia arriba, y en sentido contrario. La información debe de fluir en ambos sentidos, porque los humanos tenemos, en ocasiones, características que no facilitan este recorrido para tomar decisiones. Estoy convencida de que cuanto más se cuida la participación de las bases, más se fortalece la organización y también las personas que las forman.

Por ejemplo, en el tema de las responsabilidades internas de la organización que escogimos para llevar a cabo nuestro compromiso de transformar la sociedad no debe existir acumulación de cargos en una misma persona, porque acabas sin saber dónde estás y cuál es la mejor solución que debes aportar a los órganos para los que fuiste elegida.

Creo que es un mal que existe en las organizaciones de los trabajadores  y que se debía evitar. Es necesario distribuir el trabajo y las responsabilidades entre diferentes personas. Se suele emplear mucho el “es que no hay gente preparada para esto”. Cómo lo va a ver, si hay compañeros que se pasan media vida en cargos de responsabilidad en las organizaciones sin dar paso a otros que, como es lógico, tienen que aprender.

Importancia de la democracia interna

Hoy, la experiencia que me enseñaron mis compañeros, es que en las  negociaciones colectivas, la propuesta de negociación debe ser elaborada y aprobada desde las bases, a las que se les debe de tener informadas puntualmente, para que, llegado el momento en que en la mesa de negociación ya no pueden alcanzar más acuerdos, que sean los propios trabajadores los que decidan si van a movilizarse para la consecución de sus propios intereses.

Ahora, centrándome un poco en la organización política, en la que aún continúo, creo que es importantísima la existencia de la democracia interna participativa. Cada uno tenemos nuestra forma diferente de ver los problemas pero, para eso, están los órganos de dirección electos. En este sentido, es imprescindible bajar los temas de debate, hasta los militantes y afiliados de base, con el fin de participar en la toma de decisiones.

Como las organizaciones políticas están representando a sus votantes en los parlamentos y en las corporaciones municipales, sería  necesario que dedicaran parte de su tiempo a salir de los “palacios de cristal” para dar cuenta de sus actuaciones a la organización en su conjunto, recoger la problemática social que se produce en nuestra economía, en los centros de trabajo, en materias tales como la sanidad pública, las pensiones, los diferentes fallos que se producen en aplicación de las normas jurídicas, etc., para lo cual es necesario tener una conexión continuada con los movimientos y plataformas sociales, creadas por los propios ciudadanos/as ante la falta de soluciones que deberían partir de los propios parlamentos y corporaciones. En definitiva, ir creando una mentalidad de democracia participativa.

¿Cómo has conjugado el Evangelio y el Marxismo?

De Público

Mantengo el criterio que, para tratar de vivir el Evangelio, es condición necesaria formar grupos de reflexión y trabajo, siempre apoyados en las actitudes que conocemos de Jesús de Nazaret, a través de los Evangelios. Los cristianos comprometidos en la vida pública, necesitan manejar lo que conocemos como “Revisión de Vida”, a través de los tres pasos: VER, JUZGAR Y ACTUAR. Para ello partimos del grupo de referencia, que es precisamente el que, a través de la participación, decide cuál ha de ser el camino a seguir, previa la conversión personal hacia el seguimiento de Jesús.

Según  mi punto de vista el Evangelio y el marxismo coinciden en: la defensa de la clase obrera, mantener  los servicios públicos de sanidad, enseñanza en todos sus niveles, servicios sociales, necesidad de que en determinados sectores económicos haya o se creen empresas de capital público que puedan ser controladas desde los parlamentos y las corporaciones locales.

Este es un camino de largo recorrido, que podemos caminar juntos de cara  a  transformar esta sociedad de características capitalistas en otra en la que primen los derechos humanos y nos conduzca a una vida más igualitaria para todos.

Un mensaje para la gente joven

Mi actual edad y vida no son las propicias para hacer recomendaciones a los más jóvenes. No obstante, sí les diría que no se dejen imbuir de la competitividad que esta sociedad está promoviendo, la cual desecha a innumerables personas, que quedan descartadas, con posibilidades de verse excluidas socialmente. Sería interesante que trabajasen más en la línea de la solidaridad, del reconocimiento del esfuerzo hacia  aquellas personas, hoy mayores, que tanto lucharon por devolver a España las libertades democráticas y que luchen por defender unos derechos que les permitan tener  una vida digna.

Muchas gracias Carmina. Tengo que añadir, ya que ella ha sido muy modesta, que fue la primera mujer Delegada Sindical en ENSIDESA, por CCOO, sindicato en el que sigue militando hoy en día, y durante ocho años concejala por Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Avilés, en la década de los 90, aunque contaré el secreto de que, en las elecciones municipales de abril de 1979, fue candidata por el Partido Comunista de Asturias. Carmina entiende la POLITICA como un ejercicio que debe elevar la virtud ciudadana y no enfangarla.

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