Como católicos que somos, nos da vergüenza que una radio como la COPE, que depende del Episcopado, mantenga ideas y planteamientos tan unilaterales y dogmáticos, tan parciales y mentirosos, tan poseídos de prejuicio y animadversión, tan ajenos a las normas de un diálogo civilizado y lo haga a través de personas concretas, tales como Federico Jiménez Losantos que, lejos de conocer medianamente la doctrina de la Iglesia y exponer los hechos socioeclesiales de nuestro tiempo con respeto y mínima objetividad, los tergiversa y malinterpreta sin ningún escrúpulo. Porque amamos a la Iglesia, consideramos que individuos como éste y otros, no pueden figurar en la COPE, como portavoces, delegados, o de la manera que sea, del pensamiento de la Iglesia (oficial, semioficial, interpretativo, etc.). Lo que está ocurriendo es un escándalo y nos tememos que va a ir en aumento con una siembra adulterada de descrédito y de no pocas deserciones. Toca a la Conferencia Episcopal asumir su responsabilidad sobre este punto y no dar a entender que, con su silencio y pasividad, está en vituperable acuerdo y complicidad.
Madrid, 31 de enero de 2005