Luis Pernía Ibáñez
(CCP – Antequera)
Vivir de otra manera es pensar de otra manera. Para ello nada mejor que abordar el mundo educativo desde los ojos de mujeres para cambiar actitudes de pensamiento y conductas que no se ajustan a uno de los principios clave de la convivencia en una sociedad multiétnica y compleja como es la igualdad de derechos, pero con el derecho a la diferencia. Y ahí estaban un grupo de mujeres inmigrantes, buena parte madres de familia, para llevarlo a cabo la tarea, como son el caso de Tura o Saba de Marruecos, Juliane de Camerún, Lara de Rumanía, Jeanne D´Arc de Palestina, Lucy de Brasil o Mabel de Paraguay.
La iniciativa la tomó un colectivo de maestras del Colegio Público Ntra. Sra. De Gracia, situado en el centro de Málaga, en el barrio de la Victoria, calle Ferrandiz, nº 2, próximo a tres colegios concertados. Es el único colegio público por lo que la población escolar proviene de los estratos socioeconómicos más deprimidos. Tiene un total de 162 alumnas y alumnos, de los que el 90% procede de la zona de viviendas sociales de la Cruz Verde y Lagunillas. Estas viviendas sociales fueron ocupadas no hace mucho por familias procedentes de otros barrios periféricos y marginales de Málaga (El Bulto, La Cot, Huerta de Correos y la Palmilla).
El objetivo de estas maestras era ofrecer a las alumnas/nos una formación y unas experiencias que les permitan el diálogo entre culturas para construir una convivencia más sólida basada en el respeto y enriquecimiento mutuos. Dicho de otro modo, conocer otras mujeres y niñas, que viven en otros y diversos países y que son como esas mujeres y niñas también diversas y distintas, pero que ya están en el propio colegio.
Puestas en contacto con algunas ONGs como la Asociación andaluza por la solidaridad y la paz (ASPA) o Malaika solicitaron poder contar con algunas mujeres inmigrantes a las que tenían acceso las propias asociaciones. No se trataba de buscar especialistas, sino mujeres sencillas como las mamás de los propios alumnos, para que contaran sus propios mundos.
Así se llega a un acuerdo con quince mujeres inmigrantes que durante los meses de noviembre y diciembre inician su experiencia educativa en el mencionado colegio con grupos de 10 ó 12 niñas/ños en horario de mañana bajo el eslogan de “la ilusión de vivir y crecer en compañía”. Las mujeres inmigrantes hablaron de sus países, comidas, cuentos, poesías, o música, acompañando algunos de sus intercambios con actuaciones prácticas de juegos infantiles, comidas y ropas típicas de su país.
¿Quién dijo que las mujeres inmigrantes no podían ser profesoras por un día? La realidad es que la experiencia ha satisfecho con creces las expectativas del equipo docente llenando de sentido el proyecto global del colegio, denominado Aulas Abiertas, y que en esta parcela concreta con el nombre de “la ilusión de vivir y crecer en compañía”. buscaba sobretodo conocer cómo es la vida familiar y el papel de las mujeres y niñas en las distintas culturas, especialmente aquellas que tienen representación en el centro.