Manifiesto del MRC tras el encuentro celebrado los pasados 2, 3 y 4 de Marzo
Los alrededor de noventa asistentes, trabajaron y expresaron en el siguiente manifiesto sus planteamientos, opciones y esperanzas para un proyecto ilusionante de evangelización en el mundo rural:
“La Iglesia necesita una renovación sin precedentes, porque estamos en una situación nueva, también sin precedentes, debiendo aprender a contagiar el evangelio.
Queremos poner a Jesús en el centro de nuestra militancia para llevar a cabo una conversión radical a Él.
El futuro de la fe, en nuestro mundo rural, se mantendrá en los grupos y pequeñas comunidades, atendiendo a que la religiosidad popular vuelva a Jesús.
Esta renovación necesaria llegará a través del pueblo sencillo y por el Espíritu de Jesús.
Es el momento de reaccionar, de movilizarnos, comprometiéndonos y estando presentes como cristianos en las plataformas culturales, políticas, económicas, sociales… de nuestros pueblos.
Que este momento hay que vivirlo con confianza, valorando lo pequeño, el fermento, la sal… tan parejo a los pueblos pequeños donde vivimos.
Debemos tender hacia el modelo de evangelización inspirado en Jesús, con sus mismos medios, que serán más pobres pero insustituibles: acogida cálida e incondicional, defensa constante de la dignidad de las personas, cercanía a las necesidades más vitales (el paro y el empleo precario en nuestros jóvenes, la soledad de los ancianos, el despoblamiento y sus carencias, la promoción y valoración de las mujeres rurales, el recorte y la no valoración de nuestros campesinos, el trasiego de nuestros niños de pueblo en la enseñanza y su desarraigo…), cobijo a los más olvidados y excluidos, acoger y ofrecer el perdón gratuitamente, valoración más palpable a los movimientos apostólicos de AC…
Debemos, como MRC y MJRC, llevar a Jesús a nuestros ambientes. Si no es así, seríamos unos movimientos decadentes.
Si el centro es Jesús, caminamos hacia un cristianismo más motivado por Él, para organizar la vida y trabajar por el Reino de Dios. Si no sabemos mirar la vida y a las personas con la misericordia de Jesús, seremos una Iglesia ciega”.
Han sido unas jornadas en que se refuerzan nuestras opciones y se refrescan nuestras fuerzas. Siempre son para nosotros ocasión de alegría y esperanza. Soñar es hoy casi obligado. Y así, con el corazón contento, volvimos convencidos de estar buscando “salidas” en una Iglesia rural en salida.