¿Mata la economía?
El Papa Francisco, en el primer documento de su pontificado, la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, afirmó terminantemente: “hoy tenemos que decir ‘no’ a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata”. Efectivamente, los intereses económicos están detrás de la especulación con los alimentos, que condena al hambre a millones de seres humanos; detrás de las guerras por el petróleo, el coltán y las otras materias primas que mueven la industria moderna; detrás del acaparamiento de tierras que expulsa a los campesinos y los arroja a la miseria.
Esto es algo sobradamente conocido; existen multitud de informes de ONG´s que nos hablan de ello, y hasta los mismos organismos de las Naciones Unidas tienen que reconocerlo. Pero ¿cómo ponerle remedio? El mismo Papa Francisco escribe: “Hoy suele hablarse de un ‘exceso de diagnóstico’ que no siempre está acompañado de propuestas superadoras y realmente aplicables”. Esto es totalmente cierto, pero para encontrar esas propuestas tendremos que comprender dónde está la raíz de los problemas.
Porque la economía en sí misma no mata. Una de las definiciones más extendidas habla de la economía como la ciencia que estudia la forma o medios de satisfacer las necesidades humanas mediante recursos que son escasos y pueden ser destinados a diferentes usos. Paul Samuelson dice más: “El fin último de la economía es mejorar las condiciones de la vida de las personas en su vida diaria”.
Lo que mata es esa economía que hoy domina en todo el mundo, la de la exclusión y la inequidad, la economía capitalista. Si esa economía mata es porque está dirigida por motivaciones que no nacen de la ciencia económica. Nacen del corazón y la mente de hombres movidos por el egoísmo y la ambición. Detrás de la economía está la antropología, los seres humanos que realizan las actividades económicas. Incluso podemos hablar de que detrás de la economía está la religión. Si la economía se inspirara en criterios evangélicos, hoy tendríamos un mundo radicalmente distinto al actual. Sin embargo, la religión que está detrás de la economía imperante es el culto al dinero.
Se ha hablado tanto a derecha como a izquierda de que la economía es la base de la sociedad, que nos cuesta ver lo que hay detrás de la economía y reconocer la importancia que eso tiene. Para la derecha, la economía capitalista es una ciencia natural. Sus principios son tan ciertos e inmutables como el teorema de Pitágoras y tenemos que someternos a ellos como nos sometemos a la ley de la gravedad. Y la izquierda, siguiendo a Marx, mantiene la idea de que la infraestructura económica es la base de la sociedad.
El resultado de la economía capitalista está a la vista. Y la izquierda, ¿qué resultados ha conseguido 168 años después de la publicación del Manifiesto Comunista? En Rusia y China sí se llegaron a cambiar radicalmente las estructuras económicas. ¿Qué ha ocurrido después? ¿No creemos que ha llegado el momento de cuestionar la primacía de lo económico en la organización de la sociedad? ¿Han reflexionado sobre esto las fuerzas que se llaman socialistas y progresistas?