Jesús de Nazaret habló y actuó a favor del amor de palabra y obra. En su evangelio nos dijo que el amor es lo más importante y ayudó a mucha gente sin pedir nada a cambio.
Observando las posturas tan intransigentes y antiamorosas de los dirigentes de la Iglesia católica, y viendo mi incoherencia personal tan alejada de los frutos del Espíritu que son alegría, paz, tolerancia, amabilidad, bondad, dominio propio… La verdad es que lo primero que me surge es callarme.
Pero no puedo evitar reconocer y manifestar que sin mi relación personal con Jesucristo mi vida iría mucho peor y que es una gozada sentirse amado incondicionalmente. Por eso quiero manifestar que el cristianismo no es una ideología, sino una relación personal con un amigo, como decía Santa Teresa: «Orar es tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama».
Se conoce poco a Jesús de Nazaret y por eso hemos hecho una religión triste y gris, centrada más en la muerte que en la resurrección; sin tener en cuenta que Jesús era una persona alegre, que convertía el agua en vino, disfrutaba mucho con los niños y decían de él que era un comilón y un borracho (Mateo 11,19).
Evaristo Torregrosa Rodríguez
(Elche, Alicante)