La Laicidad: Nuestra asignatura pendiente
Invitamos a leer el número 142 de nuestra revista hermana EXODO
Participan en la elaboración de este tema: Francisco DELGADO , Rafael DÍAZ-SALAZAR, Juanjo SÁNCHEZ, Evaristo VILLAR, Antonio G. SANTESMASES, César TEJEDOR, Luis Mª CIFUENTES, Xabier PIKAZA, Benjamín FORCANO, Antonio G. MOVELLÁN, Isabel CASTELLANOS, Alfredo ABAD, Enrique R. del ROSAL y Plataforma RECUPERANDO.
Observando detenidamente la relación del Estado español con la religión (todas las iglesias y especialmente la católica) es difícil evitar la perplejidad.
De una parte, la Constitución del 78 parece abogar globalmente por la separación de las esferas civil y religiosa. Y, en esta dirección, el Tribunal Constitucional, que tradicionalmente ha definido el Estado español como “aconfesional”, en su sentencia 46/2001 del 15 de febrero, declara que el art.16.3 introduce constitucionalmente una idea de “aconfesionalidad o laicidad positiva”. Dejando aparte de momento la calificación que se hace de la laicidad, deberíamos concluir que, jurídicamente hablando, el Estado español es laico. Lo que armoniza bien con los últimos datos que nos proporciona la sociología sobre el comportamiento religioso de la sociedad española que, en pocos años, se ha puesto a la cabeza de la secularización en Europa (cfr. Razón y fe, 1416 octubre 2916). Secularización que, sin embargo, no se traduce luego, como veremos a continuación, en instituciones y prácticas laicas del Estado.
Pero, por otra parte, no podemos cerrar los ojos ante lo que estamos viendo y los medios alternativos están denunciado a diario: que el Estado español está subvencionando a la Iglesia católica y a las otras religiones e iglesias de “notorio arraigo”, que el Estado mantiene, y el Gobierno del PP incrementa, la presencia institucional de la religión en la escuela pública, que subvenciona económicamente la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas, que introduce la religión en los actos civiles institucionales, que mantiene y no reacciona en contra de la inmatriculación religiosa de inmuebles públicos, etc.
La mayoría de los movimientos sociales y de los partidos políticos de izquierda (cuando están en la oposición parlamentaria) apuestan por la derogación de la base jurídica de estas prácticas “confesionales”: los Acuerdos del Estado Español con la Santa Sede del 79. Pero es más llamativo y provocativo que la denuncia arranque también desde Redes Cristianas y otras instituciones que nunca han renunciado a su pertenencia a la Iglesia católica.
Ante la perplejidad que nos deja este estado de cosas, ÉXODO se pregunta, desde diferentes claves, por lo que nos está faltando para alcanzar un Estado verdaderamente democrático y laico en España. Y esto tiene mucho que ver con el concepto filosófico y político de una laicidad que consideramos aún pendiente.