REFLEXIÓN CRISTIANA SOBRE LA CADENA COPE

cristianos en red de valladolid [1]

www.cristenred.butacoras.com

e-mail: cristenred@hotmail.com

Como grupo de cristianos comprometidos dentro de la Iglesia de Valladolid, 57 comunicaciones 6queremos mostrar la preocupación que nos origina desde hace varios años el contenido, el tono y el estilo de las emisiones de la Cadena de Ondas Populares Españolas (COPE), cuya responsabilidad corresponde a la Conferencia Episcopal Española, como accionista mayoritario de esta sociedad.

Manifestamos nuestro disgusto por la unilateralidad y la falta de pluralismo en los espacios generales informativos y de opinión de la COPE, donde tan sólo tiene cabida un sector del pensamiento político, el que coincide con las posiciones de un partido concreto. Por ello no resulta extraño que, en la conciencia de muchos españoles, se haya instalado la idea de que la Iglesia se encuentra al lado de una determinada opción política y enfrentada a las otras, algo que nos parece grave, pues compromete seriamente la independencia evangélica que la Iglesia debiera mantener en el ámbito de la política partidista.

Este sectarismo que lamentamos, llega a evidenciarse en ocasiones hasta en el propio espacio editorial llamado “Línea COPE”, y resulta aún más incomprensible en varios responsables de programas estrictamente religiosos, quienes, arrogándose en exclusiva la representación de la Iglesia y adoptando una visión negativa del mundo, se muestran siempre en sintonía con los nuevos movimientos eclesiales de signo más tradicional. Con su actitud, cerrada a cualquier posibilidad de esperanza en posibles cambios, tales comentaristas religiosos parecen ignorar que los católicos españoles ejercen también la libertad de los hijos de Dios en cuanto a su modo de pensar y actuar como creyentes.

 Pensamos que no es justa la crítica feroz, constante y desproporcionada hacia el actual Gobierno de España que se hace desde la COPE, según la posición habitual del jefe de sus servicios informativos y de sus tres principales comunicadores, una actitud que se extiende por igual a buena parte de los otros profesionales y colaboradores ocasionales de la cadena. Ateniéndonos sólo a los juicios expresados en las antenas de la COPE, se diría que todo está peor que nunca en la España de hoy –por culpa de estos gobernantes, naturalmente–, que nuestro país se resquebraja y camina de modo inexorable hacia todo tipo de desastres y hacia su ruina. A quienes así se lamentan podría aplicárseles con entera propiedad aquel calificativo de “profetas de calamidades”, que acuñara Juan XXIII en la memorable ocasión de la apertura solemne del Concilio Vaticano II. En este sentido creemos necesario hacer una llamada a la prudencia y a la cordura, precisamente desde nuestra tierra de Castilla y León, para que las emisiones de la COPE no se presten más a esta suerte de catastrofismo ni mucho menos a la utilización partidista de conceptos tan sensibles como el de la unidad de España y otros semejantes, que pueden desencadenar peligrosas reacciones emocionales cuando se juega con ellos de modo incendiario.  

Consideramos lamentable el estilo general que caracteriza los espacios de opinión y debate de esta cadena, en los que se recurre sin pudor al insulto hacia el adversario, a las descalificaciones groseras, a la falta del respeto más elemental debido a las personas –el uso desvergonzado del despectivo “ese tío” para referirse a señores con los que no se está de acuerdo–, y a unos comentarios que entran a menudo en el terreno de la zafiedad. Unos comentarios que, además, suelen estar plagados de graves acusaciones, de modo que, confundiendo deliberadamente los términos y circunstancias, se prodigan calificativos tan gruesos como “ladrón” y otros de parecido tenor, aplicados a relevantes personalidades de la vida pública nacional e internacional, se injuria al primer Presidente constitucional de nuestra joven democracia llamándole “analfabeto”, se carga con extremada virulencia contra quienes no piensan lo mismo, se fomenta el odio hacia los que desde esta cadena se consideran enemigos, se incita al enfrentamiento entre distintas comunidades autónomas, o se ahondan las diferencias entre algunas de ellas y el resto de España. Especialmente grave y peligroso nos parece el remoquete de “nacionalsocialista”, con el que el responsable de un programa ofende reiteradamente al gobierno autonómico catalán.

Desde la perspectiva evangélica debemos expresar con firmeza nuestro escándalo ante unas actitudes muy poco cristianas de las que se hace gala en determinados espacios de la COPE. Es el caso de los comentarios despectivos que a veces se hacen en el programa matinal hacia los más necesitados de nuestro acogimiento y ayuda, como pueden ser los emigrantes; o el entusiasmo con que se defienden los postulados de un capitalismo liberal descarnado; o el apoyo que se manifiesta sin reservas por las soluciones militaristas como medio de resolver los problemas –ciertamente de terrorismo, pero antes de una injusticia social lacerante– que desde los países en conflicto pueden amenazar nuestra privilegiada forma de vida occidental. Todo esto, que choca abiertamente con los principios evangélicos y con la doctrina social de la Iglesia, se consiente por desgracia hoy en la COPE.

Tal forma de actuar, como es obvio, no tiene nada que ver con el propio ideario de la cadena radiofónica episcopal, ni con los criterios –éticos y de rectitud moral– expuestos en los documentos vaticanos que pretenden orientar la actividad de los medios de comunicación. Ya sabemos que la Iglesia en España es mucho más que la COPE, y que no todos los obispos están de acuerdo con lo que desde la COPE se dice y se hace; pero esta red de emisoras es aquí uno de los instrumentos más visibles de la Iglesia y su voz llega a todo el país. Por eso, y en el espíritu de lo que enseñó el Concilio Vaticano II (LG 37), pedimos respetuosamente a nuestros pastores que se esfuercen por corregir las actitudes no cristianas que muchos españoles –creyentes o no– advertimos cada día en la COPE, evitando así que siga siendo piedra de escándalo para una parte importante de nuestro pueblo.

Terminamos señalando que estas reflexiones las hacemos a la luz del Evangelio, urgidos por un profundo amor a la Iglesia, y convencidos de que no se puede pretender que la COPE sea, a un mismo tiempo, instrumento de evangelización y medio de ganar dinero (cf. Mt 6, 24). Con ellas quisiéramos llamar la atención de quienes tienen en su mano –en su voluntad– conseguir que una red de emisoras como la COPE, con los medios humanos y técnicos de que dispone, sirva de verdad a la evangelización de nuestra sociedad, a la reconciliación de nuestro pueblo y a la convivencia pacífica entre todos los españoles. Una tarea en la que debemos sentirnos comprometidos los cristianos.


[1]  Componen este colectivo los grupos cristianos de Valladolid: Foro Millán Santos, Com.Crist. Popular de SantoToribio, Wounaan, Justicia y Paz, Comunidad de la Espiga, Comunidades Cristianas de los barrios Pilarica y Belén, Com Crist Pop Millán Santos, Comunidad Sicar,  Shemá, Grupo Lasaliano del barrio Girón, Comunidad Carmelita del barrio Rondilla, Mujeres y Teología  y un número indeterminado de adhesiones individuales.

Deja una respuesta