Farid Yazdani
La humanidad, este ser global compuesto por todos
nosotros, languidece. ¿Qué hacer? ¿Cortar la hemorragia incontenible o
erradicar la hemofilia causante?
Médico y paciente a la vez, las personas aún podemos actuar conscientemente
para evolucionar hacia una sociedad humanizada que se tiende la mano.
En ocasiones he oído a algún amigo que se encontraba ante algún dilema ético: “lo importante o lo urgente”; y siempre esta pregunta me ha provocado pensar si realmente se trata de eso, de elegir entre una cosa o la otra.
Nuestro modelo de vida tiende a lo urgente
Es verdad que en la actualidad nuestro modelo de vida (al menos en los países caracterizados por un consumismo desenfrenado) da lugar a estar la mayor parte del tiempo en lo urgente. Como si se tratara de una herida que está sangrando en abundancia y por tanto solo se pudiera pensar en la supervivencia, esta circunstancia no permitiría abordar cuestiones importantes para la salud, como enfermedades derivadas de la mala alimentación y del sedentarismo o como esos pensamientos fruto del imaginario personal y colectivo (nutrido bien por creencias de antaño, válidas solo en su tiempo y espacio geográfico y por tanto no exportables fuera de sus fronteras, bien por creencias de esta actualidad nuestra tan mecanicista y binaria, desprovistas de cualquier capacidad de transcendencia), cuestiones estas que acaban condicionando o construyendo el comportamiento ante la vida.
Veamos algunas características de nuestras sociedades:
Sociopolíticas:
En relación con la faceta sociopolítica, hasta no hace mucho el poder político estaba en manos de figuras absolutistas, como reyes, emperadores, sultanes, gobernadores, etc.…. Estas figuras intentaban organizar la sociedad según sus prioridades y necesidades, lo que en la mayoría de los casos no coincidía con las necesidades y prioridades de sus poblaciones, y por ello la población vivía en un estado de necesidad que se traducía en cierta urgencia de supervivencia; no obstante, la sencillez de sus vidas les permitía introducir en la ecuación un cierto grado de “lo importante”, como la honradez, el compañerismo, la justicia, la ternura, la veracidad, etc.…(habría, además, que contextualizar todas estas virtudes en relación con su época y geografía).
Estos sistemas con el tiempo dieron paso a otros menos totalitarios, que podrían ser los dictatoriales del último siglo, que, aunque seguían siendo absolutistas, ya posicionaban más actores en el panorama político, por lo cual esto fue dando paso progresivamente a lo que entendemos hoy en día como democracia parlamentaría, que está sustentada en fuerzas políticas partidistas y que a su vez son impulsadas por el fuelle de la competencia y de la rivalidad.
Estos sistemas políticos, que han sido acompañados por la revolución industrial, el capitalismo económico y la revolución científica y tecnológica, aportaron un confort nunca antes experimentado por el ser humano; este bienestar y abundancia en recursos y seguridad aparentes deberían haber otorgado a las poblaciones la posibilidad de tener cada vez más presente “lo importante” en sus vidas, en lugar de “lo urgente”, pero no parece que esto esté sucediendo: de igual modo que una persona sube a una colina para así poder divisar el valle con cierta perspectiva, podríamos pensar que ya a estas alturas de la historia tendríamos una perspectiva ventajosa sobre lo que nos está aconteciendo.
Decíamos antes que las poblaciones vivían bajo ese totalitarismo del pasado y que sus vidas se reducían a una supervivencia constante como resultado de la escasez de recursos y de seguridad; sin embargo, la sencillez de sus vidas les brindaba la oportunidad de introducir “lo importante” en sus esquemas personales y sociales, aunque fuese de forma incipiente. Por el contrario, hoy en día, a pesar de disponer de mayor cuota de seguridad y de recursos, esto no parece haber incrementado proporcionalmente la profundidad de esas virtudes que son la materia prima con la que construimos los valores de “lo importante”.
Socioculturales:
Para simplificar podríamos decir que la cultura es el resultado o el denominador de las prácticas vivenciales de un grupo; por ejemplo, para englobar todo el pensamiento y su puesta en práctica por los europeos, lo llamamos cultura europea, pero sin duda contiene muchas subculturas, es decir muchas formas de vivir la vida. La teoría más extendida es que la cultura podría hacer que “lo importante” estuviera más presente en la vida, de ahí, ese afán por la culturización. Me pregunto, si practicando mucho una actividad acabamos siendo expertos en ella, cómo entonces si somos expertos en “lo urgente” podemos hacer hueco para que “lo importante” esté presente en nuestras vidas.
Sociorreligiosas:
La religión es un conjunto de creencias y de prácticas que al parecer nos han ido acompañando desde siempre y que, como cualquier otro sistema, ha ido evolucionando, desde sus formas más sencillas, como cuando los pequeños grupos de cazadores-recolectores empezaban a soñar, imaginar, acompañar, relatar, etc… (capacidades necesarias para la formación de sociedades más complejas) hasta la actualidad, con sociedades cultas, científicas, lúcidas, sí, pero al mismo tiempo, egocéntricas, individualistas y cada vez más binarias, en las que el ser humano es esclavo de las sensaciones en lugar de los sentimientos, está conectado en lugar de estar en contacto y busca compatibilidad con sus semejantes como si fueran ordenadores en lugar de buscar afinidad.
La religión es el medio que trata de compaginar y cohesionar lo tangible con lo intangible, aspectos que conviven simultáneamente en el ser humano y, como cualquier otro sistema social, está totalmente delimitado en el tiempo y en el espacio. En el pasado, a causa de las características sociales y geográficas, las religiones tenían un carácter mucho más local, regional, territorial; de ahí, la aparición de muchas, no solo las que conocemos hoy en día, sino de muchas decenas o centenas más.
Hoy más que nunca necesitamos sistemas que promuevan la implementación de “lo importante” en nuestras vidas. Nos va en ello nuestra supervivencia: somos sociedades cada vez más complejas; necesitamos pues cohesionar “lo importante” con “lo urgente”, ya que no podemos seguir viviendo en una dicotomía dualista.
2 comentarios
Excelente reflexión amigo, hoy en día sería necesario practicar más la introspección, tener claras nuestras metas y objetivos en la vida y qué camino queremos recorrer, qué aportamos al mundo, a los demás y a nosotros mismos, lo que a su vez nos llevará a ser más o menos felices y sentirnos, o no, realizados.
Desde luego es dificil priorizar, pero hay que parar muchas veces el reloj y dedicarse a lo que verdaderemente es necesario