Mucho más que el I.M.V.
Emiliano de Tapia
Comienzo desde la experiencia para poder hablar y reflexionar desde la realidad que vivo y así poder entender mucho mejor la afirmación de la que estoy partiendo y que forma el título de este artículo. Comparto mi vida desde hace muchos años con personas que salen de la cárcel, que vienen de situaciones difíciles en la calle o marcadas por cualquiera de las causas que genera empobrecimiento en una sociedad de desigualdad y exclusión como la que nos está determinando.
Pues bien, estas personas acogidas en un espacio de acompañamiento comunitario, simplemente por este hecho, porque ya tienen techo y comida en la acogida, ya no van a tener derecho al I.M.V.
Aún más, ¿cómo es posible que se les pueda exigir, como una de las condiciones para recibir esta ayuda social, que en los últimos tres años hayan tenido, al menos, un año de cotización a la seguridad social desde el empleo?
El I.M.V., tal como está concebido, nada cambiará en los derechos de las personas y colectivos que están accediendo a esta y otras ayudas similares.
Cuando los “derechos” del propio sistema se ponen por encima y por delante de los derechos individuales y colectivos de las personas, creo que no se están aportando soluciones transformadoras. Y éste es el caso.
Primer pilar básico en el que se fundamenta la Rbis: la dignidad de cada persona
La transformación social que busca esta herramienta de la Rbis necesita de un proceso en tiempo; necesita de etapas, necesita de apuestas valientes y decididas, y necesita, sobre todo, de un imprescindible sentido comunitario de la sociedad.
La Rbis es universal e incondicional; toda persona, por serlo, tiene derecho a poder disponer de estos recursos sin depender de la acogida, ni del trabajo, ni de una concesión graciosa del estado, ni de ninguna otra condición; solamente deberá depender del derecho que cada ser humano tenemos a vivir con dignidad.
Yayo Herrero y Mari Fidalgo
¿Por qué esta ayuda no apunta en esa dirección? Yayo Herrero, en el pequeño pero delicioso librito “Renta Básica de las Iguales y Feminismos”, apunta de esta forma: “El modelo de producción, distribución y consumo que hoy se encuentra en crisis y que se intenta desesperadamente volver a poner en pie se ha desarrollado en oposición a las bases materiales que sostienen la vida humana”.
Y, en este mismo sentido, Mari Fidalgo, luchadora feminista en el País Galego y comprometida con esta misma causa de la dignidad de las personas, dice en el libro publicado por la Asamblea Asturiana por las Rentas Básicas: “Valtar imposibles, construyir utopíes”, que, “si la crisis es entre el capital y la vida, las propuestas transformadoras habrán de ser las que sitúen las necesidades y la dignidad humana en el centro”.
Una propuesta que nace de los MM.SS.
Gentes de Baladre, como Movimiento Social, definen la RBis en este mismo libro de la Asamblea Asturiana, y lo han hecho y lo continuamos haciendo durante muchos años en distintos ámbitos y lugares, de esta manera: “La RBis es una propuesta que se ha ido fraguando en el contexto del desarrollo de las luchas cotidianas de los movimientos sociales que trabajan contra la pobreza, la precariedad y la exclusión social. Como tal, se trata de una propuesta que habría venido a concretar cómo en la práctica el derecho de toda persona a recibir una renta individual, universal, incondicional y suficiente para vivir dignamente puede ser una herramienta de transformación social y de lucha desde una concepción anticapitalista y libertaria”.
Las vidas de Musta y de Lorenzo, la de Manuel o la de Alú, la de Jesús o la de José, la de Moha o la de Enrique, la de Guille o la de Mario, y tantas y tantas que han vivido y compartido o que están compartiendo años en la Casa Comunitaria de acogida, por ser comunitaria, no tendrán acceso a participar de este recurso mínimo que pueda dignificar su vida.
Segundo pilar básico en el que se fundamenta la RBis: la centralidad de la vida
El empleo ha mercantilizado la vida de las personas y los colectivos. Desde el empleo se mercadea con la vida de demasiados seres humanos. Con el empleo se está generando la exclusión más dolorosa. Y es que los derechos sociales y económicos van unidos en el sistema actual al trabajo remunerado, es decir, al empleo; pero, cuando no se posibilita el acceso a ese empleo, evidentemente se están limitando y negando los derechos fundamentales necesarios que sostienen la vida.
Si antes, en y después del I.M.V. se pone el empleo como herramienta transversal, como así sucede, esa herramienta siempre será generadora de más exclusión y empobrecimiento, pues existen condicionantes que impedirán el acceso a esta ayuda social. Sin embargo, cuando se pone en el horizonte la Renta Básica y herramientas como el trabajo en una dinámica comunitaria, se recupera la posibilidad de que estas personas cuenten y emprendan el camino para la autonomía necesaria en sus vidas.
Tercer pilar básico en el que se fundamenta la RBis: la comunidad, lo comunitario y lo comunal
Cuando el empobrecimiento se asoma en la vida de muchas personas y colectivos, incluso cuando aparece en espacios de barrios, pueblos, calles o lugares de criminalización, represión y exclusión, la RBis como herramienta comunitaria se convierte en imprescindible.
El I.M.V. es una herramienta excluyente e individualizada. El espacio de la RBis se convierte en la herramienta que comunitariamente da sentido a muchas vidas y posibilita la centralidad de muchas vidas.
Experimentar el apoyo comunitario es imprescindible. Posibilitar y generar las herramientas necesarias para crecer en la vida comunitaria es posible. Trabajar los cuidados para dar sentido a la centralidad comunal de las vidas se convierte en una triple apuesta. Y la RBis, como herramienta, lo posibilita.
Necesitamos ir mas allá
Termino, no con mis palabras, sino, de nuevo, con las de Mari Fidalgo. “Dos son los objetivos que pretendemos alcanzar con las RBis: a corto plazo, distribuir la riqueza para garantizar la cobertura de necesidades y sostenimiento de la vida; y, a largo plazo, ir creando las condiciones necesarias para un proceso de transformación social radical”.
Esto nunca será posible con herramientas sociales como las Rentas Mínimas, de Garantía, o el I.M.V. Necesitamos ir más allá. Demasiadas personas van a continuar en la exclusión y el empobrecimiento. Y son posibles otras herramientas. Muchas vidas que nos hemos encontrado en el camino estamos ya experimentando, pero con demasiadas dificultades, que otras maneras de hacer pueden poner la vida en el centro. Ahí está puesta nuestra irreducible esperanza.