En la Mezquita Central de Madrid 2 de junio de 2016
En la presentación del acto, entre otras cosas se dijo: Interesa poco conocer de dónde y de quiénes partió la iniciativa; lo más estimulante es que, ante la paz y las personas migrantes y refugiadas, casi todas las confesiones religiosas, movimientos y colectivos religiosos de diferente signo y con sede en Madrid, nos hemos sumado a la propuesta.
Esta respuesta masiva de hoy en la Mezquita Central de Madrid es una prueba más de que, cuando se trata de las grandes causas que afectan a nuestros semejantes, las confesiones religiosas son capaces de aparcar sus diferencias teórico-confesionales para salir conjuntamente, en la práctica, a la búsqueda de soluciones a los problemas.
En la organización y convocatoria de este acto, así como en la elaboración y firma del manifiesto que sigue han participado en igualdad de condiciones y siempre con voluntad de consenso, las siguientes confesiones religiosas: Comisión Islámica de España (UCIDE); Vicaría de Pastoral Social del Arzobispado de Madrid; Iglesia Siria Ortodoxa; Iglesia Evangélica Española (IEE); Comunidad Bahá’í de España; Centro Budista Shambhala de Madrid; Asociación para la Conciencia de Krishna; Iglesia de la Comunidad Metropolitana, y Comunidad Reformista Judía de Madrid. Otros grupos y asociaciones: Asociación Arco Forum; Asociación Ecuménica Internacional (IEF); Asociación Éxodo para la Transformación Social; Comisión diocesana de Justicia y Paz del Arzobispado de Madrid; Comunidad Sant‘Egidio; Cristianas y cristianos de base de Madrid; Mensajeros de la Paz; Movimiento de los Focolares; Plataforma Evangelio, Justicia y Derechos Sociales; Redes Cristianas.
Manifiesto
1.Reunidos como personas de fe y de convicciones religiosas, pertenecientes a distintas tradiciones con presencia en Madrid, nos pronunciamos a favor de una acogida digna de las personas solicitantes de asilo que huyen de la persecución religiosa, el hambre y de la guerra. Nos pronunciamos a favor del cumplimiento europeo de sus compromisos con los derechos fundamentales y de la realización inmediata de la relocalización de refugiados desde tierras de Grecia e Italia. Nos pronunciamos a favor del cumplimiento de los compromisos de reasentamiento de la Ley española de Asilo, especialmente para personas vulnerables.
- Rechazamos la idea extendida de hablar de una crisis de refugiados, cuando lo que no estamos cumpliendo es la solidaridad y la justicia requeridas por nuestros compromisos internacionales como españoles y europeos. Nos encontramos ante una crisis de solidaridad. Numerosos municipios, personas individuales y comunidades de fe han puesto a disposición sus hogares y plazas de acogida que se encuentran vacías, mientras el Estado sigue sin gestionar la llegada a nuestro país de las personas que necesitan protección y refugio.
- Rechazamos el acuerdo suscrito con Turquía por parte de la Unión Europea, que entró en vigor el pasado 20 de marzo, como estrategia para negar el derecho de asilo a las personas que huyen de la guerra. El citado acuerdo se basa en la afirmación de que Turquía puede ser considerada país seguro. La determinación de dicho estado como país seguro y las devoluciones masivas de personas solicitantes de asilo no están amparadas por la legislación internacional ni corresponden a los tratados suscritos por la Unión Europea en materia de asilo y refugio.
- Consideramos un atentado contra los derechos fundamentales la aplicación de políticas contrarias a nuestra legislación y al derecho internacional, como la devolución de personas o la detención de solicitantes de asilo, mientras que los acuerdos de relocalización y reasentamiento se prolongan en el tiempo sin soluciones efectivas a las necesidades de las familias refugiadas entre las que numerosos niños se encuentran en situación de vulnerabilidad.
1.Como comunidades de fe y convicciones religiosas, consideramos que esta crisis de solidaridad constituye un gravísimo atentado contra los derechos humanos y es contraria a las enseñanzas que profesamos en favor de una humanidad comprometida con los necesitados, responsable de la justicia y de la paz, y favorecedora de la cultura de la hospitalidad.
- Apoyamos con rotundidad iniciativas en el Estado español que faciliten el paso seguro de inmigrantes a través del Mediterráneo, como los corredores humanitarios, evitando las mafias que trafican con la vida humana y desarrollando la colaboración con las entidades locales, tal y como se está realizando en Italia gracias a comunidades cristianas.
- El compromiso de nuestra fe y enseñanzas proféticas nos llaman a reaccionar contra lo que consideramos una falta de humanidad y de justicia. Estamos comprometidos con la paz y rechazamos toda forma de violencia, en particular la de las guerras y el terrorismo; por eso, condenamos categóricamente la justificación de la violencia en nombre de Dios, por ser contraria a la naturaleza de Dios y a todo acto verdaderamente religioso. Nuestro camino es la reconciliación, y reclamamos de nuestros gobiernos el compromiso de abordar los conflictos bélicos y resolverlos de forma pacífica y duradera. Será la mejor manera de evitar que haya personas que tengan que huir de sus casas y de sus países.
4. Es cierto que a lo largo de la historia, en numerosas ocasiones, algunos miembros de las distintas religiones no hemos sabido resolver o evitar los conflictos bélicos. En nombre de la religión se han justificado guerras y barbaries, se han fomentado odios o simplemente no se ha hecho lo necesario por evitar tales conflictos. Pero no es menos verdad que los valores sobre la familia humana y la dignidad de todas las personas también tienen una inspiración religiosa. Desde las religiones hemos contribuido en muchas ocasiones a la reconciliación y a la paz, siendo mediadores a través del diálogo y acciones conjuntas. Unidos, hombres y mujeres de todos los credos religiosos, experimentamos que nuestra fe es un motor imparable para superar los prejuicios y convivir pacíficamente. Encontramos en la religión la fuerza para promover una cultura de la acogida y la hospitalidad, de la mediación, el diálogo y la reconciliación, en la que la paz sea el fruto perenne de una justicia que anhelamos junto con todas las personas de buena voluntad que sueñan para sus descendientes un mundo mejor