Vivimos un tiempo de crisis religiosa de la que no escapa nuestra Iglesia. Basta asomarnos a nuestros templos, prácticamente vacíos, o mirar cómo se cierran conventos y seminarios. Luis Pernía
Vivimos un tiempo de crisis religiosa de la que no escapa nuestra Iglesia. Basta asomarnos a nuestros templos, prácticamente vacíos, o mirar cómo se cierran conventos y seminarios. Luis Pernía