En tiempos de abundancia y no de “crisis” económicas, sino de resistencia al reparto justo de la riqueza. En tiempos de desempleo y no por falta de recursos, sino de responsabilidad social en la inversión empresarial.
En tiempo de salarios escandalosos de unos y por lo tanto no de precariedad, si no de continuar alimentando las insaciables ganas de tener y vivir como nadie, o mejor, como nunca. En tiempos de “ robos legales” con el sistema financiero actual, al que llaman “ ganancias”, se exigen y se proponen contenciones salariales y bajadas de impuesto. ¿ Para qué? ¿ Para ahorrarse el trabajo de gestionar bienes sociales y públicos?
En medio de esta agria realidad, chirría, pero os confieso que llenan de esperanza unas palabras que leía hace pocos días en una revista hermana a esta nuestra UTOPIA, “ lo nuestro es soñar el sueño de Dios, que los creyentes mantenemos viva la esperanza y la ilusión contra toda esperanza”. O estas otras de un Santo “Cuando alguien roba los vestidos de un hombre decimos que es un ladrón. ¿ No debemos dar el mismo nombre a quien, pudiendo vestir al desnudo no lo hace?”
En el caminar de los primeros planteamientos que hicimos desde la Asociación de Desarrollo en el barrio de Buenos Aires, ya quisimos mediados los años 90, unir lo económico a lo social cuando hablábamos de inserción de personas en exclusión.
Hoy, habiendo conseguido dar algunos pequeños pasos, estamos plenamente convencidos de que las empresas de inserción que se creen, son imprescindibles para ayudar a normalizar muchas vidas que en el caminar de los años se han sentido marginados y desestructurados.
En el año 98 pusimos en marcha, con todas las dificultades del mundo y más, la empresa , hoy reconocida de inserción, ALGO NUEVO S.L. Una empresa de catering que conjuga empleo normalizado con profesionales de experiencia y empleo de personas que provienen de colectivos en situación difícil o de exclusión, (presos, expresos, mujeres desempleadas, gitanos, discapacitados físicos…)
Esta empresa, y por lo tanto con actividad económica como cualquier otra, no se lucra de la economía; no pone como dios, el dinero; pone a las personas como centro de una actividad que genera recursos para levantar y hacer crecer a quien tuvo la desgracia de caer en la cárcel, o en la droga, o participar de algún tipo de desventaja social.
Esta empresa de inserción ha ido acompañada y tutelada siempre por la Asociación del Barrio, que es su máximo socio accionista en un 85%. Por lo tanto su mayor riqueza ha sido el apoyo social; para que con los recursos económicos generados
(una media de 300.000€ de facturación anual) se hayan podido mantener una media de 20 trabajadores cada año, de los que un 70% provienen de la exclusión.
Estamos convencidos de no ser una empresa de 2ª categoría por nuestra profesionalidad; ( También este reto lo tenemos que superar del todo).
La formación y un mayor apoyo económico para mejorar las condiciones de las infraestructuras a diez años de su constitución, junto a una mayor sensibilidad social, si cabe, harán que vayamos asegurando un futuro nada fácil.
Somos conscientes que tocando el “ dios sagrado” del dinero, esto es como una selva.
Nos estamos uniendo muchos de los que trabajamos así. Seguro que esto nos proporcionará más esperanza.
Los bienes de la sociedad repartidos, sin más, generan dependencia. Si también entra en juego la economía, podemos generar desarrollo.Y si ponemos en juego una nueva conciencia humana y forma de vivir solidaria, se puede generar fraternidad.
En esta ilusión vivimos y trabajamos