La crisis que nos atenaza es una crisis del sistema contra el que siempre hemos luchado y por eso un momento oportuno para llevar adelante nuestras alternativas. Con este número terminamos el ciclo anual dedicado a “La crisis como oportunidad”. Hemos analizado a lo largo del año las alternativas que ofrece para el cambio en lo sociocultural (número 73), en lo sociopolítico (74), en lo económico (75) y finalmente en este número en lo ecológico. El indudable reventón del sistema nos ha obligado a todos, también a los neoliberales, a los dueños de las finanzas, a plantearnos una parada, una reflexión y una hoja de ruta.
El neoliberalismo es de locos o de mafiosos. Empezaron por declarar el pensamiento único, el final de los “grandes relatos”, luego, el final de la historia y ahora la sumisión total de la humanidad y de la tierra al “sistema financiero”, a los beneficios del capital.
El neoliberalismo se asienta y se organiza sobre un principio perverso: la primacía del mercado y del capital en la economía sobre todos los otros elementos, de los que unos son elementos a subordinar (los estados, las naciones, los pueblos, la tierra, el agua…) y otros a extinguir (los bienes públicos, las leyes que pretendan restringir los movimientos especulativos, el control ciudadano de la banca, los impuestos…). Para decirlo de manera clara y patente: las normas globales no las ponen los gobiernos sino el capital, los banqueros. Los bienes de la tierra al servicio de los beneficios de los banqueros. Esto es un fascismo económico. Y no vale la patraña, que ni ellos mismos se creen, de que existe una prodigiosa mano invisible del mercado.
Hemos tomado conciencia de que estamos bajo una tiranía poderosa y que la tarea es larga y la lucha continúa. Todos, incluso la derecha, sobre todo en Europa, se han planteado soluciones que nosotros propugnábamos desde tiempo atrás como alternativas, como la tasa Tobin, el salario ciudadano, la sanidad gratuita, el mantenimiento de la tierra, la disminución de la contaminación, la lucha contra la desertificación. Pero también hemos caído en una resignación paralizante, en un pensar que esto no tiene remedio y que lo mejor es someterse a estos tiranos y apretarnos el cinturón para “calmar a los mercados”. La foto de Zapatero dando cuenta ante Soros y los grandes especuladores de las medidas que íbamos a tomar es un triste ejemplo del poder civil sometido a las órdenes de los capos de las finanzas.
En este número vamos a tratar de la ecología. Lo que era una utopía de unos locos montados en un barco es ahora el momento oportuno. Hemos sometido a la tierra a una carga que no puede soportar; hemos agujereado la capa de ozono, que nos defiende de las radiaciones mortales; hemos reducido a la tercera parte las selvas tropicales, el pulmón de la tierra; hemos acabado con gran parte de la vida en el mar; hemos envenenado el agua, fuente de la vida; hemos corrompido el aire que respiramos; hemos recalentado el planeta… En este número vamos a ver en primer lugar a dónde nos ha llevado una ecología deshumanizada que busca sólo la rentabilidad y el llamado “desarrollo”. Apostamos por una ecología al servicio de la humanidad y por un respeto a la “madre tierra” como dicen los mayas y, siguiendo a Leonardo Boff en sus últimos escritos de teología de la liberación, propugnamos una ecología global en comunión con la madre tierra de la que somos parte.