ATISBANDO UN MUNDO NUEVO: EL PAPEL DE LAS RELIGIONES

Aunque la lucha del día a día no es nada fácil, si «atisbamos un mundo nuevo» es que vamos concretando nuestras esperanzas, y vemos cómo el futuro se puede ir tiñendo, sin dejar de trabajar por ello, de estos rasgos positivos. Este año lo hemos dedicado a plasmar esos ideales, a reflexionar en el presente sobre cómo puede ser un futuro con un mundo nuevo transformado, para que cuando este futuro cercano llegue no sintamos que se nos ha ido de las manos. Estamos convencidos de que otro mundo es posible, y de que somos nosotros los que debemos ponernos en marcha con los movimientos sociales alternativos y críticos, porque al poder económico-legislativo no le interesa nada este cambio y no nos lo va a proporcionar.

En este año hemos buscado caminos para vivir de forma diferente, para crear un mundo nuevo más cercano a los valores del Reino: justicia, paz, amor, …Lo hemos hecho dedicando cada revista a un ámbito de nuestra vida, porque todo debe cambiar para un mundo nuevo. No podemos dejar que nos oriente algo que no nos hayamos cuestionado. El primer número del año lo dedicamos a analizar el ámbito personal («la persona»), los rasgos interiores, porque necesitamos personas nuevas para un mundo nuevo. En el segundo número analizamos el ámbito exterior que rodea al hombre, los medios de que disponemos, «la tecnología», con su doble filo constructivo y destructivo. En el número tercero nos ocupamos de cómo es el desarrollo social, de la «interculturalidad», tan evidente hoy en día que el mundo nuevo no podría ser de otra forma. Y finalmente, en el número que nos ocupa, vamos a referirnos al ámbito más trascendental del hombre, analizando «el papel de las religiones».

Hablamos de religión, y aunque es un término tan conocido en nuestros grupos, podemos encontrarle muchísimas matizaciones. Descubrimos religiones absorbidas por el sistema y religiones transmisoras de valores y de potencial transformador. ¿Hacia qué lado nos queremos situar? El sistema capitalista es muy rápido reaprovechando los esfuerzos de las personas y reorientándolos en su provecho.

Y está de moda propugnar que vivimos en una sociedad atea; la cual, contradictoriamente, rinde culto a sus propios dioses: dinero, trabajo, ocio…

Y si nos afirmamos en una religión que lucha por la justicia de todos, ante una hipotética llegada de una sociedad justa, ¿cuál es el papel o la necesidad de la religión?

En esta búsqueda nuestra de que la religión avance hacia la libertad de todos, la justicia, el amor… hacia una ética mundial, hemos considerado crucial detenernos a reflexionar sobre ello. Parémonos a pensar en una ética que sirva para todos, y no éticas personales a las que nos vamos acomodando, que sirven para justificarnos y que nos proporcionan nuestro bienestar pero no el de nuestros hermanos.

Protestantes, budistas, musulmanes, realidades ecuménicas, católicos… ¿qué papel desempeñamos todos en la construcción del mundo nuevo? Sabemos que en este proyecto hemos sido muy ambiciosos y muchas religiones han quedado fuera, tan interesantes como las que aparecen. Pero esto puede ser una pauta para seguir analizando todo aquello que no ha podido salir reflejado por escrito. Nos enriquece la pluralidad de pensamientos, de vidas, saliendo de nosotros mismos.

Feliz Navidad y feliz año nuevo, lleno de gozos y ganas de avanzar, porque tenemos la posibilidad de hacer ese mundo nuevo que hemos atisbado.

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