Colaboración: Devolvednos a Jesucristo.

Colaboración: Devolvednos a Jesucristo.

La exclamación de R. Garaudy: “Hombres de Iglesia, ¡devolvednos a Jesucristo!” tendríamos que hacerla nuestra. Es muy importante recuperar la figura de Jesucristo. Cientos de millones de personas creen en él y pretenden seguir sus enseñanzas. Pero  de la figura y el mensaje de Jesús se han adueñado los hombres de Iglesia, tergiversándolos gravemente.

Y no sólo los hombres de Iglesia, la derecha en general se ha apoderado de la figura de Jesús de Nazaret,  y la usan como apoyo y justificación de su línea política. Hungría tiene una amplia mayoría de católicos, y Orban apelando al carácter católico de su gobierno y sus leyes, ha conseguido recientemente una amplia victoria electoral. También en Polonia, donde está muy arraigado un catolicismo muy tradicional, sus gobiernos también tienen un carácter de extrema derecha.

Quién fue Jesús de Nazaret

Al llegar la Semana Santa conmemoran la muerte de Jesús de Nazaret con una gran exhibición de riqueza y lujo en procesiones y monumentos. Para juzgar estas formas de conmemoración, lo mismo que los planteamientos políticos de los que se presentan como muy católicos,  es necesario ir a la historia, la que nos narran los evangelios, y recordar quien fue Jesús de Nazaret. Un trabajador, nacido en una familia humilde, que en un momento de su vida se sintió llamado a proclamar un mensaje de fraternidad y de esperanza. Recorrió las ciudades y aldeas de Galilea y Judea anunciando un Reino de Dios para los pobres y sencillos.

El mensaje de la fraternidad

Su condena del afán de riqueza es tajante: ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. Presenta la riqueza como el adversario de Dios: No podéis servir a Dios y a la riqueza. Por lo que los ricos están excluidos del Reino de Dios: Más fácil es que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reina de los cielos.

La fraternidad, la ayuda mutua es fundamental en el mensaje de Jesús: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Jesús escenifica el juicio final como una gran asamblea en que toda la humanidad se presenta ante Jesús. Una humanidad que es dividida por su postura ante los pobres y hambrientos con los que Jesús se identifica: Venid benditos, porque tuve hambre y me disteis de comer…. Apartaos malditos, porque tuve hambre y no me disteis de comer. Nada más alejado a los principios capitalistas de competir con afán para conseguir la mayor riqueza posible.

El secuestro del mensaje

¿Cuál fue la consecuencia de esa predicación de Jesús? Es lo que se recuerda en la Semana Santa. La  oligarquía de ese tiempo no podía consentir que se difundir ese mensaje. Apresó a Jesús y le condenó a muerte. Para que esa condena se ejecutara presionó al poder político, Poncio Pilatos, y manipuló al pueblo para que pidiera la crucifixión de Jesús.

Pero la huella que Jesús había dejado en sus discípulos no pudo borrarla la crucifixión.  El mensaje se extendió por el mundo y ninguna persecución pudo eliminarlo. Podía llegar a ser un peligro serio para el poder político y las oligarquías de ese tiempo. Mejor era ponerlo a su lado. Y con esa maniobra tuvieron un éxito total. La jerarquía eclesiástica cayó en la trampa y se convirtió en uno de los pilares del poder imperial.

El mensaje social

En el terreno religioso cada uno puede creer lo que quiera de Jesús de Nazaret, pero en el terreno social su mensaje no puede ser más claro: el polo opuesto a los principios capitalistas de competir con afán para conseguir la mayor riqueza posible. Lo cual no impide que muchos creyentes sigan aferrados a la tradición de un Jesús profundamente conservador. Tiene, pues, pleno sentido la exclamación de Garaudy, devolvednos a Jesucristo, su puesto está en las filas de los que luchan por un mundo más justo y fraterno en el que todos tengan el pan de cada día.

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