Ante la nueva Ley de Educación aprobada en el Congreso…
Ya estamos acostumbrados. Siempre que hay un gobierno de izquierdas y saca una ley de educación, los obispos se posicionan con las derechas, a las que, en esta ocasión, han dicho que “comprenden y apoyan sus movilizaciones”, aunque, a diferencia del año 2005 con el Gobierno Zapatero, los obispos no acuden a las manifestaciones.
Ellos han dicho que son los laicos los que deben movilizarse y que el papel de los obispos es “acompañar desde la iluminación y el aliento”. En aquella ocasión numerosos obispos asistieron a las manifestaciones, aunque no asistiera el presidente de la Conferencia Episcopal Ricardo Blázquez.
En esta ocasión los obispos han dicho que están dispuestos a apoyar cualquier demanda que se presente en el Tribunal Constitucional.
Obispos o empresarios?
Ha habido obispos como el cardenal Cañizares que se ha excedido en sus proclamas, casi incendiarias, diciendo que “esta ley nos llevará al abismo”, que “va a romper la nación española” y que “generará incultos y poco alfabetizados”. (!!) Y el obispo Demetrio Fernández dice que se les va a prohibir a ellos “respirar en católico”… (!!)
No hay que olvidar que los obispos y superiores religiosos actúan y se posicionan también como empresarios, puesto que el 75% de los centros educativos privados o privados-concertados son propiedad de la Iglesia y piensan que con la actual ley salen perjudicados.
Achacan como algo muy grave que la religión deja de tener valor académico y ya no vale para la nota media de los alumnos. Pero ¿Debe ser la religión una asignatura? ¿Debe impartirse en los centros educativos públicos o financiados con dinero público? En la ley actual la oferta de la clase de religión va a seguir existiendo para los alumnos o familias que lo deseen. No se pierde la clase de religión, pero aun así, protestan.
¿Cómo evaluar el “ser cristiano”?
La religión no debería ser una asignatura, ni impartirse en los centros escolares. Quien desee seguir el cristianismo u otra religión (musulmana o evangelista por ejemplo) debería acudir mejor a sus iglesias, lugares de culto o mezquitas.
De niño asistía yo a una escuela que era de la parroquia. Era en aquellos años la única que existía en el pueblo para niños. Había otra también única para niñas. Mi tío era el párroco. Yo vivía con él. Debo decir que mi tío era un buen sacerdote pero de estilo muy tradicional. Pero en aquellos años de la década de los 40 del pasado siglo, los niños, para recibir las clases de religión íbamos todos a la parroquia y allí mi tío nos daba la clase de religión. No la dábamos en la escuela. Y me parece que esa postura es la que debería existir hoy. La religión no debiera darse en los centros educativos.
Allí, en la iglesia, mi tío nos hablaba del evangelio y de Jesús, pero sin ponernos nota a nadie. ¿Cómo se puede evaluar en una clase quien es más cristiano o menos cristiano, más musulmán o menos? ¿Cómo ponemos a uno un 5 o un 8? Vivir el cristianismo no consiste en saber una serie de conocimientos teóricos, sino en avanzar teniendo las actitudes en la vida real que tenía Jesús. Parece hasta ridículo tener que poner nota…
Hay que leer la Fratelli tutti
Pues eso es una de las cosas por las que los obispos protestan. Parece que los obispos no han leído la encíclica Fratelli tutti.
Toda la encíclica de Francisco está orientada a que no haya discriminaciones entre los que más tienen y los que menos y haya un Mundo más igualitario y justo para todos y así podamos vivir en una verdadera fraternidad y amistad social. También en lo educativo.
Esta nueva ley intenta que no haya discriminación entre unos alumnos con alto poder adquisitivo, que se puede costear la asistencia a un centro privado o privado concertado y una mayoría de alumnos que asistan a los colegios públicos con una mayor carencia de medios. Se trata de que haya una mayor igualdad y dotar de más medios a los centros públicos para, por ejemplo, poder acoger a alumnos con discapacidad que necesiten una mayor atención para no quedar rezagados en la educación.
De cada 10 inmigrantes, 8 están en los centros públicos y sólo 2 en los privados o privados concertados. ¿No es lógico que los privados concertados admitieran también a niños con menor poder adquisitivo en un porcentaje más equilibrado?
Y al final, como siempre, los acuerdos Iglesia-Estado
No todo el mundo puede pagar una cuota “voluntaria” para asistir a un centro concertado con mejores medios. Hay que dotar de más medios y recursos a los centros públicos para que haya una mayor igualdad y no existan esas diferencias elitistas.
Esta ley de radical no tiene nada. Es una ley muy moderada, que sólo trata de corregir algunas cosas, pero sin cuestionar el status quo actual, que sólo sería posible con una denuncia firme de los Acuerdos entre Vaticano y Estado Español, de corte cuasi preconstitucional y que no son admisibles en una sociedad cada vez más laica y menos confesional.
Mientras el actual Concordato no se derogue, los obispos seguirán amenazando con acudir a los tribunales porque la ley les dará la razón.
Ya es hora de que la Iglesia española se adapte a vivir en una sociedad laica, sin privilegios, sin discriminaciones en sus centros educativos con los que menos tienen, integradora con todos.
1 comentario
Te doy la enhorabuena Juan por el artículo. Pero una pregunta, Nuestra revista, que yo sepa, no ha publicado nunca un artículo donde se posicione por la derogación de los Acuerdos. No crees que se debería hacer?
Abrazos. Antonio