Editorial: La justicia radical de Jesús

Editorial del nº 89: La justicia radical de Jesús.

El Jurista romano Ulpiano definió la justicia así: “La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho”. Los derechos son: “vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo”.

 A poco que uno ojee la prensa, escuche la radio, vea la tele o navegue por Internet se encontrará hoy con una “justicia” que poco tiene que ver con la definición anterior. Seguramente el problema estará en concretar los términos de la definición. ¿Cuáles son mis derechos? ¿qué es vivir honestamente? Y es esa concreción la que  lleva a los códigos de derechos y obligaciones, es decir, leyes y casi siempre la letra mata el espíritu que los inspiró.

Jesús se encontró con una sociedad en que la Ley estaba por encima del individuo, las normas por encima del hombre. La sociedad de la época de Jesús tenía normas para todo, de sobra es conocido por todos la legislación del Sábado, qué se podía y qué no se podía hacer en Sábado. El cumplimiento de la norma estaba por encima de cualquier otra cosa, incluso hasta del bienestar de la persona. ¿Quién es el justo? ¿el que cumple la Ley o el que hace el bien?

Tenemos cantidad de citas en el Evangelio en las que Jesús afirma con rotundidad que el hombre está por encima de la norma, por encima de la ley: ““El sábado está hecho para el hombre, no el hombre para el sábado” (Mc, 2, 27). Esa forma de entender la Ley,  y por tanto la Justicia,  le valió a Jesús el término de radical, de revolucionario. Y este número de Utopía tiene ese lema, “La Justicia radical de Jesús”. Claro que ahora podríamos preguntarnos ¿dónde está esa radicalidad?: ¿en la defensa de los más pobres? ¿en la defensa de la mujer? ¿..? La gran novedad de la Justicia de Jesús está en su eje de actuación, la Justicia para Jesús es antropocéntrica, es el ser humano, mujeres y hombres el centro de gravedad de ley. Jesús no entiende un ordenamiento jurídico que no esté al servicio de la ciudadanía y no al servicio de unos pocos, de los poderosos.  Jesús no entiende una justicia que no sea liberadora, para él la justicia hace a los hombres y mujeres libres, libres para pensar, libres para opinar y libres para decidir, la justicia no puede enmudecer, no puede encadenar y no puede adormecer al género humano.

La gran herejía, la gran blasfemia de Jesús para los judíos, la que le va a llevar a ser crucificado, es la de proclamar que Dios es padre de todo hombre y mujer, sin distinción de raza, color, orientación sexual, religión, partido político, es decir todas y todos somos hijas e hijos de Dios, por tanto somos iguales, con los mismos derechos. La justicia para Jesús está al servicio de esa igualdad del género humano y de salvaguardar los derechos que de ello se derivan. Para Jesús nunca los derechos de unos pueden pisotear los derechos de otros. La justicia radical de Jesús implica la fraternidad universal.

Estas serían las características de la Justicia Radical de Jesús de Nazaret.

Creer que la justicia Radical de Jesús es posible hoy, con la que está cayendo, es la que nos hace seguir trabajando por la UTOPIA, y tomadlo en un doble sentido.

 

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