La escasez de oferta de inmuebles para arrendar y el incremento de los precios del alquiler agravan problemáticas sociales como las derivadas de situaciones de hacinamiento y de precarias condiciones de habitabilidad, al dificultar el acceso a una vivienda digna a un creciente número de jóvenes, inmigrantes, personas discapacitadas, ancianas o simplemente a personas que tras una ruptura matrimonial se han visto avocados a buscar con urgencia una vivienda, al tiempo que han visto mermado considerablemente su poder adquisitivo.
Por otra parte, la ausencia de una adecuada regulación de los precios del alquiler ha llevado a muchas personas a valorar como mejor opción la compra, al comprobar que la mensualidad del alquiler era poco inferior a la letra de una hipoteca. En los últimos años se multiplicó la oferta de vivienda para la compra y, a la vez que se dispararon los precios, se flexibilizó el acceso a créditos hipotecarios, lo que generó un gran endeudamiento de los hogares.
En muchos casos el creciente agobio económico de las familias les ha llevado a vender sus viviendas recién compradas al no poder hacer frente al pago de sus hipotecas. Los bancos y entidades financieras han reaccionado restringiendo la concesión de créditos, seleccionando a clientes con mayores garantías y capacidad de pago superior.
A su vez, en el último año podemos ver que los precios, aunque siguen incrementando (no es cierto que bajen), lo han hecho a un ritmo inferior, al igual que se ha ralentizado la construcción de nuevos inmuebles.
Sin embargo, aunque las familias de rentas más bajas dejarán de ser potenciales compradores (generalmente de su primera vivienda), otras familias seguirán adquiriendo sus segundas viviendas (como mejor inversión), sin olvidar a aquellas personas que han visto en la compra/venta de inmuebles un lucrativo negocio.
Junto a la implementación de políticas públicas de verdadero impacto en el ámbito de la vivienda, es necesario que los sectores sociales promuevan un cambio de mentalidad entre un importante sector de la población que parece desconocer la función social que debe cumplir una vivienda y de qué forma, simplemente con ofrecerla en alquiler, incluso a precios de mercado, ya estaría contribuyendo a que una familia o persona necesitada de esa vivienda pueda resolver esta demanda de primer orden.
Con estas inquietudes, en mayo de 2005, decidimos crear ENTAMA Inmobiliaria Social, con la pretensión de ser, además de una iniciativa de autoempleo, un nuevo escenario para la búsqueda y construcción de algunas alternativas o soluciones a la problemática de la vivienda en Asturias.
En ENTAMA ofrecemos los mismos servicios que cualquier inmobiliaria. Dependemos de los recursos generados con nuestro trabajo y hemos creado un pequeño Fondo Social con el que ya hemos apoyado mediante avales a algunas familias que de otra manera no habrían podido acceder a una vivienda.
Damos prioridad a los alquileres económicos por considerar que con ello se hace una mayor labor social. Brindamos formación gratuita sobre derechos y obligaciones de arrendatarios y arrendadores, así como asesoramiento en la gestión de ayudas públicas para ambos.
Motivamos a los propietarios de inmuebles cerrados para que ofrezcan sus pisos en alquiler, ofreciéndoles de manera permanente acompañamiento y mediación entre ellos y sus inquilinos.
Nuestra utopía es llegar a crear una línea de trabajo totalmente social, logrando acuerdos con la administración autonómica y local para que adquieran o arrienden inmuebles que ENTAMA se encargaría de alquilar a precios asequibles a aquellas personas y familias que tienen mayores dificultades en el acceso a una vivienda. Nuestra función consistiría, además de administrar y efectuar el mantenimiento de esos inmuebles, en realizar las intervenciones sociales necesarias para favorecer la convivencia vecinal. Esta es una propuesta posible, sólo requiere voluntad política y financiación, contamos con la experiencia de las Agencias Inmobiliarias Sociales (AIS) de Bruselas.
Hasta entonces y mientras logremos incidir en las causas de fondo que imposibilitan el acceso a la vivienda en condiciones dignas y más justas, seguimos con nuestra labor de sensibilización hacia aquellas personas que tienen sus pisos vacíos para que los pongan a disposición de quienes necesitan alquilarlos, les invitamos a que se informen sobre las nuevas medidas tanto a nivel estatal, autonómico como local (para el caso de Gijón, a través de la Emvisl) que incrementan las garantías estipuladas en la Ley de Arrendamientos Urbanos.
Sin embargo, por más medidas legales y económicas que existan, frente a la cómoda idea del “no hacer nada para evitar problemas”, lo imprescindible es volver a generar suficiente confianza hacia los otros. Nuestra experiencia después de casi tres años en la mediación de alquileres -en algunos casos de gran dificultad debido a los prejuicios sociales ante personas inmigrantes o de minorías étnicas-, nos hacen seguir apostando por las personas, entendiendo que las dificultades y los conflictos hacen parte de la vida, que lo importante más que eludirlos es saber gestionarlos de una manera dialogante y constructiva.
Mónica de ENTAMA. Gijón.