Entrevista. Javier García: sueños para transformar el mundo
Por Luis Pernía Ibáñez
CCP Antequera
Las cosas importantes solo se ven con el corazón. Solo sé que la vida es como un viaje y si te enamoras del viaje, estarás siempre enamorado.
Difícilmente se encuentra una vida tan rica en iniciativas, procedente del movimiento ciudadano y de los movimientos sociales, como la de Javi, que casi llegó por casualidad al Ayuntamiento de Málaga como concejal, haciéndose llamar el concejal 0´7 como reivindicación del 0,7 para el Tercer Mundo.
Le recordamos en el Perchel encabezando las reivindicaciones de los vecinos en un barrio a punto de desaparecer, durmiendo al final de calle Larios en protesta por la desatención de la gente sin techo, promoviendo las marchas por el Tercer Mundo, o cuando, a falta de otro título, fue presentado por su jefe de filas en el Ayuntamiento al Presidente del Gobierno, de visita en Málaga, como “un cristiano”.
Pero todo cambió cuando, en el año 1991, Javier García, siendo aún concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Málaga, viaja de vacaciones con otros cooperantes a Fortaleza, Brasil. Un día, al salir del hotel, se encontró con niños y niñas que vivaqueaban por la playa buscándose la vida, y acercándose a ellos se le abrieron los ojos para entender lo que es vivir en la pura calle. Uno de ellos le condujo a Tess, una educadora de calle que le invitó a visitar su chabola y el entorno de aquellos niños de la calle. Aquella experiencia “le enamoró”, según sus propias palabras,y al regreso a Málaga decidió entregarse en cuerpo y alma al cuidado de aquellos menores. Pone los fundamentos de la Asociación Meninos da Rua, una ONG malagueña que tiene como finalidad la reinserción social de menores que viven en las calles de Fortaleza, comprando una casa en el centro de la ciudad, gracias a los proyectos del 0,7 presentados al Ayuntamiento y la Diputación de Málaga. Desde hace treinta años esta organización, que suma poco más de un centenar de socios, lleva a cabo diversos proyectos de desarrollo en la ciudad brasileña de Fortaleza llamado Atención Integral aos Meninos da Rua.
Javi, ¿cuál es el objetivo de vuestra ONG?
Nuestro proyecto se centra en sacar de la pobreza a adolescentes de la ciudad y de proporcionarles una base formativa a través de diversos talleres de danza, hábitos saludables y confección de hilo.
¿Quiénes son los “meninos da rua”?
Son miles de niños que viven situaciones difíciles de abandono y carencia social absoluta en las calles de las principales ciudades de Brasil, desarraigados de cualquier vínculo familiar. En definitiva, son ciudadanos sin derechos. En Fortaleza estimamos que hay unos mil niños y niñas en esas condiciones.
Llamáis a vuestro trabajo “enamorar”. Explícanos esto.
En un primer momento, el acercamiento a los niños se realiza paseando por la calle y observándolos. Después de unas semanas, cuando se han acostumbrado a nuestra presencia, hablamos con ellos. Nos preguntan qué hacemos, si somos policías. Al principio mienten mucho, inventan cosas porque no tienen confianza. Luego llevamos papeles y pinturas y realizamos graffitis. Invitamos a los niños a participar, sintiéndose inmediatamente protagonistas. Así se inicia el contacto con los niños. Después, pasamos a formar grupos de base y a realizar actividades participativas.
¿De dónde proceden los «meninos da rua»?
La mayoría ha nacido y vive en las calles sin ningún tipo de vínculo familiar. Muchos llegan a nuestro movimiento sin documento de identidad, no saben la edad que tienen y algunos ni siquiera tienen nombre propio. Por ejemplo, hay un niño con el que trabajamos y que sigue viviendo en la calle que se llama “Cinco Cruceiros”. No sabe qué nombre le pusieron al nacer y el apodo le viene de practicar la mendicidad. Otros niños de la calle todavía tienen algún vínculo familiar. Por lo general viven en favelas, en condiciones muy duras.
¿Cómo pueden sobrevivir estos niños?
Deben buscar su sustento en las calles. El robo y la prostitución son las formas más fáciles de ganar dinero, pero les amenazan constantemente los escuadrones de la muerte. Mendigar también es muy peligroso porque los convierte en blancos visibles en las calles.
¿Te han contado alguna vez qué quieren ser de mayores?
Sí, cuando toman confianza, expresan sus sentimientos como cualquier otro niño: bombero, arquitecto, maestra… Intentamos escolarizar a muchos en centros municipales, pero a veces no son admitidos por ser meninos da rua. Al explicárselo, me decían: “¿Por qué, Javi? ¿Por qué no podemos estudiar aquí? ¿No somos niños? ¿No somos ciudadanos?». Yo no sabía contestarles.
La “Asociaçao Casa de Andaluzia, solidaridade aos meninos e meninas de Fortaleza”, no sé si lo digo bien, trabaja en red con otras asociaciones, entre ellas la nuestra ASPA. ¿Cuáles son los proyectos que lleváis ahora entre manos?
Uno es mejorar la calidad de vida de las mujeres en situación de extrema pobreza, víctimas de violencia de género del pueblo Tapeba. Los Tapebas son un grupo indígena que habita los límites del municipio de Caucaia en la Microrregión de Fortaleza, más precisamente en el área indígena de Tapebas, organizado en 17 aldeas, con una población de 8.010 habitantes.
Y otro proyecto, en la misma línea, va destinado a la asociación de mujeres Quilombola, de Cumbe. El poblado Quilombola Cumbe, descendiente de esclavos africanos, se encuentra en el municipio de Aracati (Ceara), que es uno de los 87 poblados Quimbolas, de Caerá, marcado por la lucha de delimitación de su territorio, la lucha contra el turismo masivo y depredador.
¿Pero trabajáis otros proyectos?
Sí. Cursos de costura para mujeres transexuales, diagnóstico precoz de VIH sida para jóvenes, soportes para que jóvenes de la favela lleguen a la Universidad, formación a niños y niñas en la favela Serviluz y grupos de danza y música.
En algunas ocasiones efectivamente has venido con grupos de danza y música visitando colegios, universidades o centros religiosos
Los jóvenes ven en el baile y la música una forma de escapar a los problemas que les rodean en sus familias y en las favelas. Los trajes que visten en los espectáculos los confeccionan ellos mismos, como parte de un taller de empleo para confeccionar ropas artesanales. Hemos hecho viajes a Europa con el grupo “Estela da rua” para compartir experiencias en centros educativos y visibilizar su situación.
Danos una pincelada de la situación política en Brasil
Brasil está a merced de Bolsonaro y de los militares y evangélicos que le auparon a la presidencia. Como un barco a la deriva. Vemos que su gestión empeoró la situación de la población más pobre en términos de acceso a los bienes necesarios para una vida digna y su supervivencia. Hubo un aumento sustancial en el precio de los bienes y servicios necesarios para la vida cotidiana de las personas, tales como alquiler, agua, electricidad, gas para cocinar, internet, alimentos y transporte. Además de los altos precios de los productos, también hubo una pérdida de ingresos (ganancias económicas) para las personas, provenientes de sus trabajos y actividades, ahora restringidos. Hubo pérdida de derechos laborales, aumento del desempleo debido al bajo rendimiento de la economía, informalidad, reducción de ingresos y un crecimiento de la desigualdad.
¿Y qué nos dices de la situación religiosa?
Sigo participando en las comunidades cristianas populares y en los encuentros anuales en que participan un conjunto de organizaciones religiosas, entre ellas el episcopado brasileño, tocando un tema de actualidad; este año es “El grito de los excluidos”.
¿Regresarás a Málaga?
Sabes que siento de verdad aquello con lo que titulé mi pequeño libro “Sueños para transformar el mundo”. Pues en ese sueño sigo y no sé si regresaré. Las cosas importantes solo se ven con el corazón. Solo sé que la vida es como un viaje y si te enamoras del viaje, estarás siempre enamorado.