LA VIVIENDA ES UN DERECHO UNA VIVIENDA DIGNA Y ADECUADA

LA VIVIENDA ES UN DERECHO UNA VIVIENDA DIGNA Y ADECUADA

 Eubilio Rodríguez

Miembro del Foro de Curas de Madrid

“Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada” (Constitución Española, art. 47). La contradicción de esta declaración con la realidad social se está poniendo de manifiesto dramáticamente en los últimos años. La vivienda, bien de primera necesidad y derecho constitucional, se ha convertido en el gran negocio del complejo financiero-inmobiliario, en la más lucrativa de las mercancías, a la que los trabajadores se han visto obligados a acceder endeudándose muy por encima de sus posibilidades.

“ Y, llegada la crisis –denuncia la Plataforma de Afectados por la Hipoteca–, todos los poderes de este país se han dedicado a rescatar a los bancos y cajas que disfrutaron de la burbuja inmobiliaria. Bancos y cajas que recurrieron a prácticas deshonestas e inmorales y condujeron a la gran estafa hipotecaria, arruinando a millones de familias trabajadoras”.

Esta Plataforma ha recogido más de un millón de firmas por una Iniciativa Legislativa Popular para que se cambie la ley hipotecaria exigiendo: -Dación en pago con efectos retroactivos. -Paralización de los desahucios. – Alquiler social. -Investigación y sanción a los culpables de la estafa hipotecaria. Y su lucha está consiguiendo ya arrancar de las entidades financieras pequeñas concesiones como el alquiler social a precios que puedan ser asumidos por los afectados.

Algunos colectivos eclesiales se han pronunciado al respecto: “ Consideramos que un Gobierno consciente de la cuota de responsabilidad de las entidades financieras y de las propias administraciones públicas en lo ocurrido, debería colocar el derecho a la vivienda de las personas por encima de los beneficios abusivos de la banca” (“Foro Curas de Madrid”, noviembre-2012).

También algunos obispos se han manifestado en este sentido: “El obispo de San Sebastián, J. I. Munillla, ha asegurado: es una inmoralidad que las entidades bancarias que han sido rescatadas con dinero público estén llevando a cabo desahucios” (religiondigital,1-11-2012). “La situación que viven las familias desahuciadas es una injusticia y no entiendo que se rescaten los bancos y no a las personas”, manifestó el obispo de Lleida (9-12- 2012 ). La misma Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española declaraba: “No es justo que, en una situación como la presente, resulte tan gravemente comprometido el ejercicio del derecho básico de una familia a disponer de una vivienda” (4-10-2012).

Estuve desahuciado y me acogisteis

Hay quien piensa, sin embargo, que la Iglesia debería dar un paso más: poner a disposición de la sociedad aquellos recursos habitacionales de que dispone y que apenas utilice. Consideran que en la presente situación sería un elocuente signo evangélico: “El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene”(Lc 3, 11); ¿qué hacen tantos locales vacíos de la Iglesia cuando la gente se está quedando en la calle?, dicen.

Lo planteaba el Foro de Curas de Bizkaia : “Pedimos que la iglesia de Bizkaia dé un paso más ante la urgencia de los desahucios: hacer un listado de casas pertenecientes a la diócesis, o vacías o fácilmente vaciables, y ofrecerlas para ser ocupadas por familias que se hallan en situaciones de desahucio” ( 13-11-2012). En este sentido se han manifestado también sacerdotes y responsables de comunidades eclesiales de la Diócesis de Pamplona-Tudela. Y el obispo de Lleida ya lo ha realizado: “El obispo de Lleida cederá una parte del antiguo seminario para convertirlo en viviendas sociales para familias desahuciadas” (9-12- 2012 ). Y el obispo de Bilbao dedicará también a los más necesitados 138 viviendas “curales”: 82 arrendadas por una renta social “muy baja” y otras 56 cedidas “gratuitamente” a familias en “extrema pobreza”.

¿Cómo veo yo la situación? Creo que esta disponibilidad de la Iglesia podría, efectivamente, constituir un gesto evangélico significativo, pero según en qué condiciones se hiciera. Porque recurrir a medidas asistenciales puede aplazar indefinidamente las auténticas soluciones que han de tomarse en el plano económico y político. Puede trasladar al terreno “caritativo” lo que es un problema de reconocimiento efectivo de un derecho constitucional. Lo advierten los mismos curas de Bizkaia: “La Diócesis de Bilbao colaboraría de esta manera en la búsqueda de una solución sin por ello renunciar a la siempre necesaria denuncia de las causas estructurales y no sólo morales o culturales, que están en su origen”.

Ya sabemos que “los hijos de las tinieblas son más astutos en sus negocios que los hijos de la luz”. Por ello, habría que cuidar que los bancos no se aprovecharan de esta oferta, para seguir acumulando casas de desahuciados, desentendiéndose de su responsabilidad y sus obligaciones, al verse sustituidos por la oferta de viviendas de la Iglesia. Probablemente estarían incluso dispuestos a colaborar en la rehabilitación de estas viviendas y presentarlo publicitariamente como su “obra social”. Es lo que han hecho recientemente al ofrecer “generosamente” como limosna al Gobierno 6.000 viviendas de alquiler barato para que éste haga frente a la situación.

No deberían por tanto, en ningún caso, iniciativas como ésta sustituir a las propias de las instancias políticas y económicas. Ni que sirvieran para eludir sus responsabilidades, como, por ejemplo, está pasando en la actualidad con los voluntarios de Caritas, que les sirve a los Ayuntamientos para eliminar puestos de trabajadores sociales y presupuesto de sus servicios asistenciales.

En mi opinión, por tanto, para que este gesto evangélico no fuera manipulado como un mero gesto asistencial, la disponibilidad de la Iglesia en este sentido debería ir acompañada de otras actuaciones que también están a su alcance: los obispos podrían, por ejemplo, publicar algún documento en el que valorasen más extensamente estas situaciones desde el punto de vista de la moral cristiana, tomando postura ante la opinión pública, como los jueces han hecho pública su valoración desde el punto de vista jurídico.

Y podría facilitarse en los medios de comunicación de la Iglesia, en sus programas de mayor audiencia, el que los afectados expongan las razones que les asisten en sus reivindicaciones. Para informar a la opinión pública sobre la gravedad e indignidad de las situaciones que están soportando sus familias y sobre los mecanismos económicos, políticos y jurídicos que las originan. Y podrían los obispos animar a los católicos a sumarse al movimiento ciudadano por el derecho efectivo a una vivienda digna.

Son una serie de propuestas de actuación eclesial samaritana para ser fieles al criterio evangélico, desde las posibilidades y recursos con que la Iglesia católica cuenta hoy en nuestra sociedad. Pero hacerlo teniendo en cuenta también los factores socio-políticos y económicos que han originado la situación y que pueden ayudar a encontrar una salida digna y justa. Actuar, pues, no sólo desde la sencillez evangélica de la paloma sino también desde la astucia no menos evangélica de la serpiente.

Se trata de colaborar con todos aquellos que pretenden que se cumpla el mismo artículo 47 de la Constitución española que sigue diciendo: “Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho a la vivienda, regulando la situación del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos”. Pues … eso.

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