María López Vigil

Dando razón de la esperanza: Teología de la provocación

 Amparo Madrigal Vílchez

Dedicaremos el año 2011 a reflexionar sobre el seguimiento de Jesús de Nazaret. Esta vez, sobre una de sus promesas: “Los últimos serán los primeros”. Entrevistamos a María López Vigil, quien junto a su hermano José Ignacio, han dedicado gran parte de sus vidas a divulgar la Buena Nueva a las Comunidades Cristianas de América Latina, y ahora a todo el mundo a través de Internet.

La labor de María no se reduce a este campo. Es periodista de profesión y en Managua trabaja como editora de Envío, una revista de análisis político, social, económico y cultural sobre Nicaragua y Centroamérica. Gran conocedora de la realidad latinoamericana, aprovechamos para conocer su perspectiva sobre la situación sociopolítica del continente.  

María nos hace un espacio en su agenda y nos recibe en su despacho. Éste es un resumen de la extensa entrevista que concedió a Utopía, y que en su totalidad podréis leer en la web www.revistautopia.org

María, ¿cómo te gustaría que te presente?

 Soy una mujer. Nacida en Cuba. Me siento cubana, nicaragüense y latinoamericana. Vivo en Nicaragua desde hace 30 años. Soy periodista, pero creo que soy más que todo comunicadora: hablo y escribo. En Nicaragua me llaman a veces teóloga. Yo nunca estudié teología, pero desde siempre la búsqueda de Dios, la religión, la espiritualidad, me han interesado, hasta apasionado. Siempre me gustó esa frase en la carta de Pedro, que dice que tenemos que “dar razón de nuestra esperanza”. Para mí, la teología es eso: dar razón de la esperanza, y no sólo la del más allá, sino la del más acá.

¿Cómo ves la situación de América Latina hoy? ¿Es una esperanza para los países centroamericanos?    

Lo que está pasando en América Latina (AL) es bastante novedoso si lo comparamos con lo más reciente. El continente ha vivido muchos años bajo dictaduras militares, después luchas de liberación, la mayoría de ellas fracasadas, que provocaron etapas de represión terribles, que trajeron mucha sangre. Después vinieron las democracias electorales de la mano de los ajustes económicos, que también provocaron mucha miseria, desempleo, emigración.  

Hoy está surgiendo un sentido de identidad latinoamericana que es muy positivo. Las expresiones son muy diversas y las comparaciones simplifican la riqueza de los distintos procesos. No es lo mismo Bolivia que Venezuela, que Brasil…En los cambios actuales hay aspectos muy positivos, que no son sólo económicos o geopolíticos. Hay un proceso creciente de dignidad latinoamericana, que tiene que ver con avances concretos y nuevos liderazgos.

El proceso de Venezuela, con Hugo Chávez al frente, ha sido una enorme novedad para AL. Nos ha puesto a pensar. Señalo, por ejemplo, el proyecto televisivo Telesur. Creo que es uno de los aportes culturales más grandes que ha tenido AL en toda su historia para conocernos y reconocernos. A lo largo del día, Telesur está dando información sobre lo que pasa en AL, priorizando sus problemas, sus luchas, sus tradiciones, sus poblaciones, sus personalidades, su cultura…Es algo maravilloso. Un intangible cuyo valor no es medible. Si Telesur desapareciera perderíamos algo fundamental. Hasta ahora, teníamos más acceso a saber por la TV de Estados Unidos y de Europa que de nosotros mismos. El autoritarismo innegable de Chávez, su caudillismo, conviven con esfuerzos culturales de tanto valor. El actual es un momento desafiante: cómo hacer que la izquierda que reivindica nuestra cultura sea también más democrática, cómo hacer para que la lucha por los derechos sociales y económicos no sea contradictoria con el respeto a los derechos civiles y políticos.  

Evo Morales es otra gigantesca novedad: ¡un indígena en el gobierno! Alguna gente lo critica por cualquier error. Se explica: son siglos de racismo…Lula es otra gran novedad. Un obrero en el gobierno, reelegido, que se va de su segundo mandato con tan enorme popularidad, sucedido por Dilma, una mujer que luchó contra la dictadura, que fue torturada…Pepe Mujica en Uruguay es la prueba de que la izquierda del Frente Amplio lo hizo bien. Ahora han elegido alcaldesa de Lima, una de las ciudades más pobladas de AL, a Susana Villarán, una mujer extraordinaria con la ética feminista en su corazón. Un obispo gobernando Paraguay. Ciertamente, además de ser obispo fue un padre irresponsable, que fue dejando regados hijos, pero aún a pesar de eso, el obispo Lugo es un avance positivo en un país gobernado tradicionalmente por una oligarquía arcaica. Nunca como hoy ha habido en AL una gama de políticos tan novedosamente positivos, que nos hacen pensar. Y todos vienen del tiempo de las luchas de liberación, de los esfuerzos por lograr transformaciones sociales. A pesar de todas las miradas críticas sobre estos proyectos políticos, hay que celebrarlos. Hoy el gran desafío de la izquierda en AL es lograr hacer tan buenos gobiernos que la gente lo sienta así y se haga rutina reelegir a la izquierda porque gobierna bien.  

En Centroamérica no estamos viviendo este despertar. Siempre estuvimos en la cola de los cambios. Y en esa cola seguimos. Los grados de violencia que existen hoy en día en Honduras, El Salvador y Guatemala, algo menos en Nicaragua, expresan que las guerras de los años 80 han dejado una generalizada familiaridad con las armas y con la violencia y han abierto espacios al narcotráfico y al crimen organizado. Parece mentira, pero hoy en día hay en El Salvador más muertos violentamente que durante la guerra, hay más homicidios en Honduras y en Guatemala que en los tiempos de la guerra. Unas 20 personas asesinadas diariamente. Los acuerdos de paz pusieron fin a las guerras, pero no cambiaron a la clase política, copada por personas corruptas muy familiarizadas con la corrupción y la violencia. En Centroamérica los cambios que celebramos en América del Sur los sentimos lejanos. No quiere decir que no haya avances. Y hoy tenemos más conciencia de muchos aspectos que hacen mejor la vida.

El actual gobierno de Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega, no lo incluyo entre los nuevos proyectos políticos del continente, aunque tal vez en España lo vean aún así, por inercia mental o por nostalgia. No es de izquierda, no es revolucionario, no es cristiano ni solidario ni socialista, como dice a diario Ortega. Es un gobierno que, aprovechando el dinero que le provee Chávez, está enriqueciendo a la familia en el poder y llevando a este país a formas de poder autoritarios muy parecidos a los de los Somoza. Salir de una dictadura tan prolongada como la de los Somoza “imprime carácter” y ahora nos damos cuenta que superar esa cultura es un camino mucho más complejo que el que nos parecía en los años 80.  

La Teología de la Liberación, asociada a AL, ¿qué papel juega actualmente? Estando aquí veo una propagación asombrosa de nuevos grupos evangélicos pentecostales, anunciando el fin del mundo y cosas similares.

La Teología de la Liberación (TL) acompañó los momentos históricos a los que me refería, cuando en AL tomábamos conciencia del pecado estructural que es la injusticia social, cuando entendimos la violencia de respuesta ante la violencia institucional, cuando supimos que “amar a los enemigos” no es no tenerlos sino no actuar como ellos. La TL nos enseñó a pensar de otra manera el evangelio y a luchar optando por los pobres para que dejen de serlo, convencidos de que cuando se es tan pobre no se puede vivir como humano y cuando se es tan rico no se puede vivir como hermano. Estas ideas, revolucionarias teológicamente, acompañaron los movimientos de liberación en AL.

Aquellos esfuerzos sociales, políticos, culturales, también teológicos, tuvieron en el Papa Juan Pablo II a un enemigo. Su pontificado se prolongó y uno de sus objetivos fue reprimir selectiva y masivamente todo lo que fuera TL. En AL tenemos montañas de mártires, de muertos -como les queramos llamar-, asesinados, desaparecidos, torturados. Fue gente matada por dictaduras militares que se decían cristianas y que tenían las mejores relaciones con el Vaticano y con la mayoría de las jerarquías católicas de nuestros países. Decir que la TL ha muerto es un error histórico. No murió, fue matada.

Para que las ideas de una corriente de pensamiento se abran paso necesitan de personas que las trasmitan a otras personas. En aquellos años de lucha en AL se mató no sólo a obispos, no sólo a sacerdotes y religiosas -que también se les mató-, se mató a centenares, a miles de personas que empezaban a entender que la fe cristiana no puede separarse de la lucha por la justicia social y que pasaba por luchar por un cambio político organizando los reclamos de la gente. Miles de hombres y mujeres dieron su vida por las ideas que les estaba enseñando la TL.

Participé en 2009 en el Foro Religioso que cada año organizan en Vitoria y les dije: Les traigo una mala noticia, la TL ha sido asesinada, no piensen que AL es la tierra de la TL, eso es cosa del pasado. Y no quiero decir con esto que no haya en todos nuestros países gente comprometida con el cambio social en nombre de su fe cristiana. Pero lo que predomina es la “tierra arrasada”. Las guerras dejan siempre eso. Hoy, sobre esa tierra arrasada, por las dictaduras, las jerarquías y el Vaticano, ha avanzado la religiosidad católica más tradicional, más llena de ritos, más jerárquica, el pentecostalismo más supersticioso. El compromiso social ha sido sustituido por la moral sexual en su versión más atrasada. La iglesia católica y las iglesias evangélicas compiten hoy con métodos muy similares. Salvo enclaves excepcionales, en parroquias y en comunidades, las iglesias institucionales son hoy muy conservadoras y trabajan por fomentar el literalismo bíblico y las expresiones de religiosidad tradicional menos movilizadoras.

Durante este ciclo nos proponemos reflexionar sobre el seguimiento a Jesús de Nazaret. Nos interesa hoy la promesa que Jesús hizo: “Los últimos serán los primeros”. ¿Quiénes son los últimos en la actualidad?

En el tiempo de Jesús los últimos, ¿quiénes eran? Eran los enfermos y las enfermas. Los evangelios son una colección de relatos de sanaciones de enfermedades. Unos 40. Todas las enfermedades se interpretaban como un castigo de Dios. Sanar a los enfermos era cambiar la idea de Dios que tenía la gente, era aliviar el dolor y darle dignidad a quienes se sentían indignos por estar enfermos. Si uno quisiera seguir a Jesús literalmente tendría que ser médico o enfermera…Eso no tiene sentido.

En tiempos de Jesús entre “los últimos” estaban las últimas, las mujeres. Jesús incorporó a las mujeres a su movimiento. Hay en los evangelios escenas y mensajes que tuvieron que resultar muy escandalosos para el machismo de aquella sociedad, de aquella religión y de aquel tiempo. Comparar a Dios con una mujer que busca una moneda tuvo que ser escandaloso, como tuvo que serlo tocar a una mujer con menstruación y dejarse tocar por ella, desautorizar la ley que castigaba con lapidación el adulterio…Hay en los evangelios una gran cantidad de chispazos donde vemos que Jesús no aceptaba que las últimas fueran las mujeres.

¿Quiénes son los últimos hoy? Creo que depende de cada sociedad, de cada ambiente. A nivel mundial, muchos “últimos” hoy son los migrantes, porque están en una situación de desventaja muy grande al país al que llegan. Aunque no siempre, porque un profesional nicaragüense que va a EEUU a trabajar llega con una gran ventaja.

En Nicaragua, sí, “los últimos” son las mujeres. Naturalmente, tampoco esto es literal, porque no es tan última una mujer profesional como una campesina de Telpaneca. Las últimas son las mujeres rurales, las mujeres pobres, las mujeres indígenas, las mujeres abandonadas por los hombres que engendraron hijos con ellas y las han dejado solas. Ellas son “últimas”.

En cualquier caso, para descubrir quiénes son “últimos” para, siguiendo a Jesús, hacerlos “primeros”, es necesario el “discernimiento informado”. Yo creo que “seguir a Jesús” no es repetir a Jesús. Vivimos en otro tiempo, en otra cultura. El seguimiento de Jesús no debe ser una aplicación literal de lo que él hizo y dijo en su tiempo. Un ejemplo: eran últimos en aquel tiempo los esclavos, y eran muchos y, sin embargo, no hay una sola palabra de Jesús sobre esa realidad de opresión. Eso nos indica que no toda inspiración la vamos a encontrar en Jesús y en el evangelio. Debemos saber leer nuestra realidad y escuchar la voz de nuestra conciencia… de una conciencia informada.  

Has publicado muchos libros sobre diversos temas. Háblanos de tres: “Un tal Jesús”, “Piezas para un retrato de Monseñor Romero y “Otro Dios es Posible”.

“Un tal Jesús” no fue pensado para ser libro, sino para ser escuchado por la radio y en grupos y comunidades. Surge en los momentos más gloriosos de la TL. Lo pensamos, mi hermano y yo, convencidos que había que darle carne, sangre, olor, color y sabor al Jesús histórico para cambiar las ideas tradicionales sobre Jesús, que han hecho de él una especie de Dios disfrazado de hombre. Para entender la inspiración original que representó Jesús había que salir del Cristo empolvado por los dogmas para ir al Jesús histórico. Conocer las profundas desigualdades de la sociedad de Jesús llevaría a la gente a valorar mejor el sentido de su mensaje. Entender a Jesús como “uno de tantos” pobres de entonces contribuiría a cuestionar a las jerarquías, cercanas al poder y a cualquier poder abusivo.

Después de 30 años nos pareció que teníamos que hacer regresar a Jesús, con otra misión. En “Otro Dios es posible” el Jesús histórico cuestiona en 100 entrevistas al Cristo de la fe en dogmas, en ritos y tradiciones y a quienes dicen seguirlo y representarlo. Es una obra audaz. Nosotros la bautizamos como “Teología de la Provocación”. Queremos provocar cambios en las ideas más arraigadas de la religión aprendida porque esas ideas provocan sumisión, pasividad social, violencia, impiden que “otro mundo” sea posible.  

“Otro Dios es posible” ha llegado a mucha gente porque Internet es una herramienta que facilita socializar ideas. Ya hay cuatro ediciones del libro-disco en Ecuador, Nicaragua, Honduras y El Salvador. También está traducido al francés y al alemán como libro. Y está en inglés en Internet. Hemos observado una receptividad especial entre la gente más joven y entre mujeres de todas las edades. La TL tuvo un gran vacío: interpretamos siempre el conflicto social mirando la contradicción pobres-ricos, cuando es más arraigado y tiene consecuencias más cotidianas y devastadoras el conflicto entre hombres-mujeres. En “Otro Dios es posible” tuvimos la intencionalidad deliberada de resaltar los valores feministas del mensaje de Jesús. Cuando escribimos “Un tal Jesús” sabíamos que en el mensaje de Jesús eran relevantes. Ahora pusimos más acento en esas ideas revolucionarias.  

El libro de Monseñor Romero lo concebí en 1981, cuando estuve por primera vez en El Salvador. El embarazo duró muchos años. El trabajo de parto lo inicié en 1990 y el libro nació en 1993. Elaborar ese libro me salvó de la depresión colectiva que siguió a la derrota electoral de la revolución en 1990. Los libros salvan a veces a quienes los escribimos. Para mí fue una aventura política y emocional. El “retrato” de Monseñor lo construí con los testimonios de quienes lo quisieron y conservaban una memoria viva de él  Está traducido al francés, al italiano, al inglés, al alemán y, a través de la magia de Internet, hay un profesor de Lisboa que lo ha traducido al portugués y ahora anda buscando editorial. Yo no tuve hijos de carne y hueso, sólo he tenido hijos de papel, mis libros. A todos los quiero mucho. A estos tres, de los que me has preguntado, los quiero especialmente. Los he visto caminar, crecer, llegar lejos, me han dado muchas alegrías.

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