¡¡Nos queda siempre “LA UTOPÍA”!!

NOS QUEDA SIEMPRE LA UTOPÍA.Editorial Utopía 125.

Para estas fechas, es probable que ya tengas noticia de la última decisión que hemos tomado sobre la revista Utopía. Brevemente. Después de haber analizado detenida y sosegadamente su presente y su viabilidad futura, quienes actualmente formamos el Consejo de Redacción hemos decidido echar el cierre.

Gracias… y continuidad en soporte digital

Damos este paso con harto sentimiento, es verdad.  Pero en nada traumatizados, dada la trayectoria de la revista y el balance de resultados alcanzados en sus 32 años de existencia. Balance, dicho sea de paso, que vamos a seguir manteniendo contra el olvido y la erosión del tiempo, ofreciéndolo gratuitamente desde el soporte digital de internet.  

En momentos como estos de despedida, no podemos olvidarnos de agradecer cordialmente la acogida que habéis prestado a Utopía durante su larga historia y, sobre todo, en sus momentos de mayor incertidumbre. Sin vuestro aliento y apoyo, el proyecto hubiera sido imposible. Gracias por vuestra inestimable compañía y complicidad.

Entonces… cuando nació Utopía

Por otra parte, también queremos manifestar que llegamos a este final muy conscientes del enorme cambio sociocultural y religioso que estamos experimentando en nuestro país. Y esto implica grandes transformaciones en todos los ámbitos, especialmente en los medios de comunicación. También en nuestra revista.  

Un cambio que muy poco tiene que ver con el que provocó, en sus comienzos, el nacimiento de Utopía. Ni la secularización de entonces, que ha seguido profundizando todos los espacios sociorreligiosos; ni la necesaria reforma de la Iglesia (y de las instituciones religiosas —antes, lugares de sentido—) siempre pendiente; ni el acompañamiento a la espiritualidad de la red de comunidades, hoy más debilitadas que entonces…, parecen ser los mayores desafíos a enfrentar. Utopía ha venido modestamente respondiendo, con las herramientas propias de un medio sencillo, a estos retos.

Desafíos de mayor calado

Pero los nuevos desafíos de hoy nos parecen de mayor calado y, a nuestro juicio, necesitan un plus de imaginación para afrontarlos con honestidad y eficacia. Nos referimos, entre otros, a la crisis profunda que está afectando no solo a la forma sino también al fondo de la religión misma; nos referimos a la creciente desigualdad social que está dividiendo escandalosamente en dos mitades a la humanidad entera…; y nos referimos, no podríamos olvidarlo, al brutal cambio climático que está causando verdaderos estragos en el Planeta que habitamos.  

La humanidad sabe por experiencia que “nunca puede bañarse dos veces en le mismo río”. Y las aguas de hoy, valga la imagen, parecen más turbulentas y se precipitan en torbellino. Honestamente, no podríamos abordarlas de la misma forma y con los mismos medios que han servido para encauzar otras crecidas.

Testigos/as de una nueva era

Tienen mucha razón quienes, conscientes de la hegemonía de la ciencia y las nuevas tecnologías, consideran que estamos entrando en una nueva era. No queremos calificarla ni precipitar proféticas apuestas sobre la misma. Simplemente, confesamos que somos testigos de su llegada y de la caducidad a que somete casi todas las antiguas seguridades.    

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