ORDENACIÓN SACERDOTAL DE GENEVIÈVE BENEY. UN DESAFÍO A LOS DETENTORES DE LA AUTORIDAD EN LA IGLESIA

Conf de Presse Lyon, 2-7-5
(http://romancatholic-womenpriests.org)

 «Esta ordenación es una trasgresión», declaró Geneviève Beney, primera mujer francesa ordenada sacerdotisa de la Iglesia católica romana. «Es una ruptura con una situación que considero obsoleta porque es injusta con las mujeres, una situación que mantiene la desigualdad entre hombres y mujeres en materia de responsabilidades y toma de decisiones eclesiales.» Insistió en que con su ordenación se mantenía «en comunión espiritual con la comunidad universal». La señora Beney subrayó que con su gesto no atacaba a nadie, sino que se oponía únicamente a la ley canónica que reserva el ministerio presbiteral sólo a los hombres bautizados y célibes.

 Aunque los biblistas del vaticano y los más renombrados teólogos hayan demostrado desde hace tiempo que no existe ningún obstáculo ni bíblico ni teológico para la admisión de las mujeres al ministerio ordenado en la iglesia católica, el Papa actual y su predecesor han hecho de la subordinación de las mujeres uno de sus principales objetivos políticos, tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad. Las mujeres no sólo están proscritas de toda posición de autoridad espiritual en la Iglesia, sino que el Vaticano ha llegado a ser, en el escenario internacional, el campeón de aquellos que se oponen al derecho de las mujeres a seguir su propia conciencia en relación con su maternidad.

«En el momento en que la sociedad civil oscila entre el progreso democrático y el peligro de integrismos de todo pelaje, en el momento en que la paridad, la igualdad y la relación de colaboración hombres/mujeres comienza a mostrarse eficaz en ciertas partes del mundo, en tanto que en otras partes aún no forma parte del orden del día, ¿no ha llegado el momento, se pregunta Geneviève Beney, en que la Iglesia católica universal recupere su rol profético contra las discriminaciones y opresiones hacia la mujer?»

Christine Mayr-Lumetzberger, fundadora de la Iniciative Femmes ministres ordonnées dans l’église catholique y una de las mujeres obispo para realizar la ordenación, ha manifestado que esta ordenación permite enlazar con la tradición de la Iglesia primitiva «en la que las mujeres y los hombres tomaban parte por igual en el servicio y dirección de la comunidad»… «Estamos sobre las huellas de nuestras antepasadas María de Nazaret, María Magdalena, Catalina de Siena, Teresa de Ávila, Teresa de Lisieus y Edith Stein.»55 Comunicaciones 2

La Dra. Gisela Forster, segunda mujer-obispo presente en la ceremonia, destacó que, por esta ordenación, Geneviève no iba a ser ni superior ni más importante que los demás, pero que este gesto debería «hacerla capaz de llevar más fácilmente las cargas y comprender más fácilmente a las personas», y que, en tanto que sacerdotisa, Geneviève debería «tener el coraje de asumir posiciones de responsabilidad y de autoridad en el seno de la Iglesia católica y de actuar en ella desplegando la plenitud de sus dones y de sus capacidades».

La Dra. Patricia Fresen, tercera mujer-obispo presente, encargada del programa de preparación a los ministerios de las mujeres que pretenden la ordenación,  informó de que «otras nueve mujeres serán ordenadas el 25 de julio sobre el (río) St. Laurent en Canadá, y que más de sesenta mujeres de diferentes países, Alemania, Austria, Suiza, Países Bajos, Suecia, Canadá y Estados Unidos siguen en el momento actual el programa de preparación para la ordenación».

Mensajes de apoyo y de coraje han llegado desde todos los rincones de Francia y de otros países europeos, así como de Estados Unidos y Canadá, África del Sur y aun desde Australia. Entre los mensajes de felicitación se halla una carta de un sacerdote francés que invita a su «querida colega a concelebrar la Eucaristía» en un futuro próximo.

En estos momentos en que estamos atravesando un «invierno demográfico» en cuanto a las vocaciones al sacerdocio de hombres célibes, organizaciones de mujeres (y de hombres) católicas en todos los continentes luchan porque cese la exclusión de los mujeres y de los hombres casados del acceso a todos los ministerios eclesiales, así como por una reforma de las estructuras institucionales de la Iglesia, en gran parte obsoletas. El segundo congreso internacional para la ordenación de mujeres tendrá lugar a finales de julio en Toronto. Y la asociación francesa «Femmes et hommes en Èglise» prepara un coloquio sobre la misma cuestión en París en enero de 2006.

Tradujo Evaristo Villar

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