Reflexión: ¿Diferente por ser persona con discapacidad? ¿Qué es eso de discapacitada? .

¿Diferente por ser persona con discapacidad? ¿Qué es eso de discapacitada? .

Reme Toboso Moreno.

A lo largo de la historia de la humanidad, en nuestro lenguaje cotidiano hemos utilizado diferentes términos para definir a las personas con discapacidad. Conceptos, por suerte, ya en desuso, como monstruo, idiota, inútil, subnormal, lisiada, retrasada, impedido, inválido, minusválido, disminuida, tullido, deficiente, impedido… y otros de uso más reciente como discapacitados, capacidades diferentes, capacidades especiales, diversidad funcional…

Decir personas con discapacidad o personas con diversidad funcional significa poner a la persona en el centro, y en torno a ella giran diferentes circunstancias. En mi caso, soy mujer, sorda, usuaria de audífonos, bilingüe, utilizo en mi vida cotidiana tanto la lengua de signos española como el castellano; soy republicana, feminista, madre soltera… Es decir, lo que me define no es exclusivamente la discapacidad; ésta es solo un sesgo de mi globalidad como persona.

Tres acercamientos al tema

Hasta hoy disponemos de tres paradigmas para pensar lo que aún llamamos discapacidad: el médico, el social y el biopsicosocial.

En no pocos casos encontramos definiciones que provienen de un enfoque rehabilitador de la discapacidad, de un enfoque capacitista, es decir, el oído que no oye o no funciona, las piernas atrofiadas; se pone el acento en la parte clínica.

Para el paradigma social, en cambio, la discapacidad no es un atributo de la persona, sino un problema social y político causado por las barreras y la marginación de las sociedades hacia aquellas personas que no tienen las condiciones que se consideran normales y deseables. 

Una concepción antropológica

El modelo de la diversidad funcional gira alrededor de una cuestión básica: las personas no tienen deficiencia, sino diversidad, de lo cual se deduce que lo que sufren no es discapacidad, sino marginación e injusticia debido a su diversidad. Que la deficiencia es un constructo que responde a una concepción antropológica y de la existencia normalizadora, que exalta los modelos estándar de perfección, olvida que todos somos dependientes, vulnerables y finitos, y subyuga a aquellos que difieren de la mayoría estadística a través de diferentes estrategias, por ejemplo, patologizando sus diferencias. A lo largo de nuestra vida, podemos vernos abocados a tener limitaciones (uso de muletas, situación temporal de dependencia…).

La persona, lo primero

El lenguaje no solamente describe el mundo, sino que también lo crea; el pensamiento es lenguaje. Y que el concepto persona con discapacidad no logra, aunque lo intenta gramaticalmente, referirse solo a una característica. Situar a la persona en primer lugar y adjetivar la deficiencia no ha logrado evitar que el concepto continúe otorgando una identidad primaria; la define e identifica de por vida y en todos los contextos, y lo hace de forma problemática, inferiorizante, sufriente, victimizadora, que es interiorizada por propios y extraños.

A pesar del acierto del paradigma biopsicosocial de entender la discapacidad como el resultado de la interacción de una deficiencia de la persona con su entorno, la discapacidad continúa refiriéndose a la persona, centrándose en ella. No decimos, por ejemplo, sociedad con discapacidad, interacción con discapacidad o persona con una relación de discapacidad. Ejemplos como el de la Universidad de Gallaudet, en EEUU, donde reside una amplia Comunidad Sorda y donde no existen Barreras de Comunicación, toda vez que todas las personas signan. Quizá pueda parecer que viven en un mundo utópico, si hablamos de extenderlo al resto del mundo, pero es un mundo real, ya existe. ¿No sería maravilloso, aprender las lenguas cooficiales y disfrutar de la comunicación en euskera, galego, catalán, Lengua de Signos Española…como ciudadana?

El Modelo de Diversidad Funcional también propone el abandono del término “capacidad” por considerarlo limitativo y discriminatorio. La noción de capacidad presupone que las personas con algún tipo de discapacidad no son personas capaces y, por extensión, esa apreciación distorsionada convierte a estas personas en no aptas para cualquier tipo de tarea, sea cual sea. Sin embargo, la diversidad funcional no se limita a una visión binaria de los seres humanos (capacitados y discapacitados), sino que plantea un modelo donde tienen cabida por igual todos los seres humanos, con independencia de su raza, orientación sexual o religión.

El problema del lenguaje 

Por ir concluyendo, no hay discapacidades sino capacidades diferentes según seamos cada persona. El lenguaje es una herramienta poderosísima de transformación del mundo, y para cambiar la visión sobre el mundo y sobre las personas, tenemos que comenzar por escuchar, aprender y conocer el mundo del otro. Las personas somos personas ni más ni menos capaces, ni más ni menos válidas, ni más ni menos productivas. Todos ellos son términos muy típicos de un sistema basado en el capital y la producción, donde no vale lo que eres sino cuántos beneficios eres capaz de darme.

¡¡¡Atrévete a conocernos!!!

Con carácter general, es mejor andar que ir en silla, o ser vidente que ser ciego. Pero también es mejor tener un millón de euros, en mi cuenta bancaria que no tenerlos. Es mejor ser alto que bajo, atractiva que feúcha, fibrosa mejor que con sobrepeso, querida que ignorada, no-celíaca que celíaca. Es mejor vivir en España que en Burundi… Muchas personas tienen graves limitaciones físicas o psíquicas o sensoriales, que les dificultan la autonomía, y, a pesar de ello, viven una infancia, una adolescencia y una adultez considerablemente felices. Se puede tener diversidad funcional y tener una familia maravillosa, un trabajo perfecto, una pareja increíble, inteligente, sensible y hermosa, amistades excepcionales, aprender cada día, viajar, tener buena salud y buena calidad de vida.

Por tanto, tratemos de abrir nuestra mente y considerar que una persona con diversidad funcional no es ni mejor, ni peor por tener algunas limitaciones o pensar que es infeliz o mirarla con desdén. ¡¡¡Atrévete a conocernos!!!

2 comentarios

  1. Magnifica reflexión, Reme.
    Se nota cuando escribimos o hablamos las PcD de la discapacidad.
    Muchas gracias

  2. Muy buena lección, si señora. Porque a veces la mayoria de nosotrxs no sabemos expresarnos bien cuando nos referimos a las personas con diversidad funcional. Y sin querer, lo hacemos fatal. Y tú en este artículo nos lo has explicado muy bien. Gracias Reme.
    Pilar S.G.

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