Reflexión. Medio Rural: el libro abierto que pone la vida de sus gentes en el centro

Emiliano de Tapia

Todos los valores lo son si cuidan la vida de las personas, si entablan y desarrollan relaciones y si construyen un entorno amable, respetuoso y respetado. Desde el desmantelamiento del Medio Rural, siento que hoy su ser y sus valores son más necesarios que nunca.

1.- El Medio Rural será siempre un espacio de identidad propio que produce alimentos para la humanidad

Para que la humanidad haya podido alimentarse, campesinos y campesinas se han empeñado en producir responsablemente esos alimentos que han cuidado la vida de muchas gentes. El campesinado nos ha regalado una de las partes más vivas y más ricas de la historia humana, y ha sido la mejor expresión del auténtico sentido del ser rural. Ningún espacio y actividad humana como el rural ha sabido, probablemente, entrelazar las personas, lo comunitario y la tierra, para poner de la mejor manera la vida de la humanidad en el centro.

El mercado de la agroindustria se ha empeñado en ofrecer, quizá “imponer”, la alimentación como simple mercancía, sin identidad y, sobre todo, sin el objetivo de que sea para toda la humanidad, y, de esta manera, pierde todo su valor y estamos contemplando y asistiendo a la máxima perversión de la tierra y del propio campesinado.

El compromiso del “libro abierto” que pasa delante de nosotros y nosotras desde el medio rural consiste en no dejar que este espacio pierda definitivamente el sentido más auténtico. La razón de producir alimentos para la humanidad ha de continuar formando parte del nuevo modelo social.

Poner en valor las producciones de alimentos, que el campesinado siga siendo el mejor cuidador medioambiental, que pueda volver a ser generador de trabajo (no necesariamente empleo) y de relaciones humanas, son algunas de las herramientas esenciales para que la vida se ponga en el centro.

La Soberanía Alimentaria es la apuesta que pone al medio rural en su lugar. Haciendo del campesinado un modo de vida digno. Produciendo alimentos en alianzas entre  población local y consumidores/as. Cuidando los valores propios y sanadores del trabajo de la tierra. Defendiendo la igualdad entre hombres y mujeres. Recuperando estos y otros valores comunitarios como derechos fundamentales del propio pueblo campesino.

2.- El Medio Rural como un espacio de relaciones donde los cuidados son protagonistas de su identidad

Este espacio rural ha ido generando históricamente un modelo de vivir: con la gente que lo habita y lo ha habitado, con la riqueza de sus relaciones y con la tierra que ha determinado un estilo de ser.

La vivienda familiar o los espacios comunitarios rurales, sus formas de organización se han adaptado y han generado un estilo propio de vivir. Sus experiencias colectivas y costumbres vecinales se han llenado de gestos solidarios y trabajos por lo común. La escuela ha sido fuente de saberes para la población y la sabiduría de los más mayores aparece como el corazón de la cultura propia rural.

Las relaciones de identidad entre las gentes y la tierra han sido generadoras de valores que no podemos ni siquiera sospechar por su fuerza. Las relaciones con el cuidado de los espacios rurales han sido imprescindibles para hacer posible un medio ambiente saludable y sano. Las relaciones entre las gentes y la salud han sido el barómetro y termómetro que han expresado la satisfacción y la felicidad que cada ser humano ha encontrado en su relación con los animales, con la tierra y con otros seres humanos. Las relaciones con el paisaje, el barro o la madera, la piedra o el hierro han hecho que lo más espiritual del ser humano se haya expresado a través de la artesanía, siempre como signos de identidad propios.

3.- El Medio Rural como un espacio de relaciones abiertas, pero con la autonomía que le es propia

Las plazas de los pueblos han estado siempre abiertas al encuentro, a vivir situaciones de gran protagonismo comunitario. Ahí hemos de situar las nuevas relaciones entre el medio rural y el medio urbano en temas básicos como el de la alimentación, medio ambiente y el ocio. 

El nuevo modelo que busca el medio rural en esa página que no podemos dejar pasar nunca puede estar reñido con la utilización de las nuevas tecnologías. En las comunicaciones, en la educación y en la cultura, en la salud, en la agricultura y la ganadería deben ser imprescindibles.

Pero el espacio rural debe cuidar su autonomía. Jeromo Aguado, campesino y militante comprometido, lo plantea así: “La gente de los pueblos y que vive en el territorio tenemos derecho a decidir y gestionar nuestras necesidades y capacidades. Quieren arrebatarnos toda la autonomía de los pueblos. Quieren quitarnos la capacidad de decidir sobre lo que es nuestro. Por eso, debemos dar respuestas contundentes de manera organizada”.

4.- El Medio Rural como un espacio con los servicios necesarios para lo comunitario y los derechos sociales para el cuidado de las personas

El derecho a la educación, para cuidar los valores comunitarios y la identidad educativa y cultural. El derecho a la salud para toda la población, en relación permanente con el propio medio.

Los servicios sociales, el derecho a la vivienda o las rentas básicas en el futuro se han situado y se tendrán que situar en el cuidado de la precariedad que genera la soledad, la enfermedad o la discapacidad.

Estos derechos y estos servicios requieren encontrar las estructuras organizativas y municipales apropiadas para este momento con el protagonismo histórico de la población.

5.- La Iglesia está arraigada en un mundo rural que tendrá valor para resistir; pero, debe saber estar en este nuevo momento

El sentido y el puesto de la Iglesia en los pueblos ha cambiado radicalmente. Por responsabilidad ética y moral, por compromiso evangélico, debe trabajar por devolver a los pueblos, junto con otras muchas personas y colectivos que así lo sienten, el papel y el lugar que le corresponde. La gente sencilla lo espera y lo entiende muy bien. Es tiempo de compromiso, de cuidar personas, de defender relaciones humanas. Y para esto,el medio rural continúa siendo lugar prioritario para un tiempo de espiritualidad encarnada.

En el año 2013, en un manifiesto común, un buen grupo de personas y colectivos del medio rural en Castilla formulábamos así la resistencia: “Cuando se ha ido expulsando población del medio rural; cuando vemos que esta despoblación ha asolado a multitud de pueblos y ha traído consigo el abandono de multitud de tierras; cuando el envejecimiento ha invertido las pirámides de población; frente a medidas devastadoras estaremos radicalmente en contra de estas pretensiones inadmisibles e irracionales, aportando las propuestas y alternativas necesarias. Nos tendrán siempre enfrente para aprovechar y defender cuantos derechos sean necesarios, en un espacio que, para muchas personas, es el único lugar con pasado y con un futuro esperanzador”.

2 comentarios

  1. Gracias a tí, reyes, y a quienes os sentís interpelados por estas reflexiones. Hay personas y colectivos que no sólo creemos en este modo de entender la vida en este modelo rural, sino que intentamos vivir con algunas de nuestras iniciativas en este modelo.
    Estamos en un tiempo de pandemia probablemente porque en el trato con la naturaleza hemos sido sobreexplotadores de sus posibilidades. Como lo estamos siendo con muchos de los pueblos de la tierra. Leonardo Boff nos decía estos días pasados que si no hemos aprendido en este tiempo nada de todo esto, y no somos capaces de actuar de otra manera, no habremos aprendido ninguna lección.
    ¿Qué seguimos haciendo hacinados en muchos barrios sin futuro?
    Con dificultades para la alimentación como derecho para todas las personas, y ya no digamos de poder acceder a una alimentación sana, cercana y con criterios de Soberanía.
    Es tiempo de vuelta a otras opciones. ¿Las leeremos?

  2. Gracias infinitas por la divulgación de vuestro mensaje.

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