Reflexión: Un modelo de Europa trasnochado.

Un modelo de Europa trasnochado.

El gobierno del pueblo, pero sin el pueblo.

Por Luis Ángel AGUILAR MONTERO

Hace una década, siendo yo el portavoz de la “Plataforma de Albacete por el No a la Constitución Europea”, ya solía portar en mi solapa una chapa que visualizaba ese contundente “NO a ésta CE”. Con ella, no decía estar contra una constitución, justa y democrática, sino sólo contra “ése” Tratado (que no Constitución) que si por algo se caracterizaba era por potenciar una “Europa Fortaleza” que cerraba sus fronteras ante la inmigración; por asentar una “Europa de los Mercaderes” que daba carta blanca al capital y plenos poderes al Banco Central Europeo; y por consolidar una “Europa Militarizada” que se comprometía a aumentar sus gastos en armamento y a seguir dependiendo de la OTAN.

Así lo escribíamos en LA TERCA IUTOPIA hace 10 años, así lo defendí en las siguiente elecciones europeas, donde a llegué a ser candidato de un partido minoritario pero con idéntico discurso, y así tengo que reafirmarlo hoy día, porque no solo no hemos avanzado en ninguno de esos postulados, sino que estamos peor que entonces: Hoy en Europa nos gobierna más racismo y extrema derecha; más Troika y mercados que no se presentan a elecciones y más militarización y apoyo a una incuestionable OTAN que, en lugar de disolverse que es lo que tendría que hacer, sigue interviniendo a sus anchas allá donde le entra en gana, o que amenaza donde existan intereses económicos y/o geoestratégicos, como es ahora el caso de Ucrania.

Viene a cuento recordar esos polvos ahora, sin tener que remontarnos a funestos tratados, actas y directivas en los que en lugar de contar con la gente y a veces ni con sus representantes en el parlamento, se hacía más realidad el viejo aforismo de “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Era el caso del Acta Única de 1986, de los Tratados de Maastricht de 1992 (el que nos trajo el Euro) y de Lisboa (nacido de la malograda y citada CE), o a directivas tan vergonzosas como la Bolkestein –de servicios- que abría la puerta a la deslocalización de empresas  o la popularmente llamada “directiva de la vergüenza” –del retorno-, que expulsaba a las personas inmigrantes. Y claro, de aquellos polvos, estos lodos.

Cuando digo que estamos peor es porque el patético escenario se completa hoy con más corrupción (en eso ganamos los españoles por goleada esta particular copa de Europa), con más blindajes y aforamientos de la casta política europea; con mayores brechas entre ricos y pobres, ya tan evidente incluso entre los propios países del Norte y del Sur; y con más represión, multas y cárcel, para que la gente no proteste ante semejantes tropelías y recortes habidos y por venir (curiosamente, las manifestaciones contra este magnicidio a los derechos de la ciudadanía, son poco numerosas y casi inexistentes).

Como creyentes no podemos quedarnos nunca en el panorama desolador que sucintamente hemos referido, y apuntaremos cuál es el modelo de Europa que queremos y sobre el que deberíamos examinar los programas electorales de tantos vende patrias que pululan a diario por las TV y tertulias políticas habituales. Pero ya anticipo, con la clara desvergüenza que me caracteriza, que este 25 de Mayo es una magnífica ocasión para no votar a los partidos que defienden o no denuncian el “Status Quo” de la Troika, los tecnócratas, los pacifistas de chichinabo, l@s racistas que, aunque lo nieguen, aprueban leyes inmigratorias excluyentes y xenófobas, etc, etc.

Hablando en plata, hay que BOTAR –si, con “B”- a los populares europeos, a los que se denominan socialistas, e incluso a muchos verdes que se dicen ecologistas pero que tampoco mueven un dedo contra el sistema… ¿Más claro? Pues que no se puede dar el voto ni al PP, ni al PSOE, ni a VOX, ni a UPyD, ni a sus versiones nacionalistas como Coalición por Europa (CiU, PNV,…). Pero, por favor, no se queden en casa. Tampoco perdamos el tiempo con los votos nulos o en blanco que, aunque lícitos, siempre rentabilizan los mismos ganadores del sistema. Vayan a VOTAR a aquellos partidos más o menos nuevos, pequeños o alternativos que más les convenzan y que muy probablemente muchos de ellos, terminarán por unirse después en una gran plataforma contra el bipartidismo y la desvergüenza. Me refiero a partidos como PODEMOS (el proyecto liderado por Pablo Iglesias), Primavera Europea (que reúne a EQUO, Compromis, POUM+J y la Chunta), Partido X, PACMA, o IU (que concurre con los verdes y ANOVA), entre otros. Algo empezaremos a cambiar, aunque eso no sea suficiente.

Pero ¿cuál es el modelo de Europa que queremos? Ése que tenemos que revisar en sus programas… Pues justo el contrario al que predican la mayoría. A saber:

1. Una Europa de la Gente y de sus derechos, que acepte la diversidad y que pelee por la Igualdad y la solidaridad, en lugar de ésta que niega la ciudadanía a 20 millones de trabajadores inmigrantes, que acrecienta el cierre de las fronteras y que endurece el control de los flujos migratorios. Una Europa donde la ciudadanía entienda que se protegen sus derechos y no los de las multinacionales. Una Europa donde sus instituciones respondan ante sus ciudadan@s y no ante sus estados miembros.  (No, la Europa Fortaleza).

2. Una Europa de la Paz, entre las personas y los pueblos, en lugar de ésta que apuesta por una militarización a ultranza; que potencia la agencia europea de armamento, arranca el compromiso de los estados por incrementar sus capacidades militares, opta por cooperar estrechamente con la OTAN, alude a la guerra preventiva o al envío de tropas a cualquier lugar del mundo sin que lo decida el Parlamento,… (No, la Europa Militarista).

 3. Una Europa Social, que priorice políticas verdaderamente sociales, potencie un fondo social europeo justo y reequilibrador, e introduzca la necesidad de una Renta Básica de l@s Iguales. La economía tiene que estar al servicio de la mayoría ciudadana y no al revés. Los servicios económicos tienen que asentarse en el interés general, en lugar de privatizarlos aplicando políticas sociales raquíticas y generalistas que se derivan de priorizar la perversa “Austeridad” y el no menos siniestro pago de una “Deuda”, ciertamente ilegítima. Y los servicios públicos como la educación, la sanidad, las pensiones, la cultura, el agua o la tierra, tienen que ser eso, públicos y derechos fundamentales básicos. Tampoco pueden permitirse esas políticas tan regresivas para los trabajadores y tan facilitadoras de los cierres patronales y las deslocalizaciones de empresas. (No, la Europa de los Mercaderes).

4. Una Europa Justa, en la que haya una armonización fiscal, paguen más quienes más tienen, y en la que se potencie la lucha contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales. Una Europa en la que crecen el desempleo, el paro juvenil y la pobreza infantil hasta cifras escandalosas y a la vez aumenta la riqueza de unos pocos es un pecado colectivo que no puede llevarnos a mirar para otro lado. (No, la Europa del Capital)

5. Una Europa Democrática en la que la toma de decisiones sea más ágil y transparente y ponga en valor la política, como instrumento para cambiar las cosas, para bien salir de la crisis y para mejorar la vida de la gente. No esa Europa neoliberal en la que prima el crecimiento económico, la competitividad, el libre mercado y en la que deciden prácticamente Alemania, Francia o el Reino Unido. En Democracia no deberían caber las hegemonías. Hay que recuperar la política, entendida como gestión democrática de los intereses de la mayoría, como el gobierno de los hombres y mujeres sobre el mercado, como participación efectiva de los ciudadanos y las ciudadanas en los asuntos públicos. (No, la Europa Germana)

6. Una Europa inclusiva en la que los sistemas de control, represión y aplicación de penas no signifique generación de alarma social y encarcelamiento masivo por criminalización de la pobreza sino el principio de intervención mínima que contempla el derecho Penal. El aumento de los recortes por la crisis y la priorización del pago de la deuda generan más represión (leyes mordaza) y ésta mayor criminalización de la que se deriva más penalización, más hacinamiento, más negocio carcelario y mayor exclusión. (No, la Europa Cárcel)

7. Una Europa respetuosa con el Medio Ambiente para aplicar el principio de solidaridad con las generaciones venideras, en lugar de esta Europa devastadora de los recursos y de las personas como la que definen Ecologistas en Acción, Zambra, Baladre y la CGT. Explotación y destrucción medioambiental para mejorar los márgenes de beneficios de los grandes capitales. Un acuerdo sobre el clima, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, renunciar a la energía nuclear, priorizar las energías renovables o una mayor apuesta por el decrecimiento deberían estar en este nuevo modelo europeo que queremos para caminar hacia esa economía del “Buen Vivir”. (No, la Europa Depredadora)

Y creo que no hace falta mucho más que añadir aunque bien podríamos haber desarrollado mas otros muchos derechos que deberían estar garantizados, como el de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, el de los pueblos a decidir su propia soberanía, el de la libertad sexual, el de la laicidad, … pero ni es nuestro encargo, ni el sitio adecuado para llegar a unas propuestas más concretas cual si de un programa electoral se tratara.

En cambio, sí me parece indicado, al tratarse de una publicación religiosa, acabar esta reflexión con la mayor defensa de los DDHH que nos dan los propios evangelios y que no es otra que la de “Las Bienaventuranzas”, ése código ético que plantea Jesús de Nazaret en Mateo 25,41-43, para los enemigos de las políticas sociales más adecuadas: “Apartaos de mí, malditos (…) porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui peregrino y no me acogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis…”.  Pues que así sea.

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