SACRAMENTO DE LA JUBILACIÓN

 

67 Cartas

Amigas y amigos de Utopia:

 En enero de este año cumplí 65 años y quise celebrarlos con júbilo, sintiendo que comenzaba una nueva etapa en mi vida.

       Durante las vacaciones de 2007 me planteé cómo celebrar mi jubilación y lo planteé en la Comunidad. Juntos hicimos la reflexión y preparamos la celebración.

       Desde la Primera Comunión no había tenido ocasión de celebrar acontecimientos sacramentales en mi vida, fuera de la Eucaristía y la Reconciliación, así que pensé que podría celebrar la jubilación como un sacramento.

       Releí y reflexioné el librito de Leonardo Boff Los sacramentos de la vida. Redescubrí: 1) que cuando las cosas comienzan a hablar y las personas a escuchar sus voces, surge el sacramento, porque las cosas dejan de ser objeto y se convierten en señales y símbolos de encuentro entre personas; 2) que el sacramento narra un hecho y describe el encuentro de Dios que desciende hacia nosotros y de nosotros que ascendemos hacia Dios; 3) que el sacramento es, por esencia, evocación de un pasado y de un futuro vividos en un presente. Entendí que mi jubilación era un momento de especial intensidad en el que Dios me interpelaba de otro modo. Mi vida de trabajadora se hacía pasado y yo proyectaba un futuro; ambos, pasado y futuro, podría vivirlos en presente como signo de que de Dios está en mi vida, o sea, como un encuentro entre Dios y yo; y eso podía expresarlo en el Sacramento de la Jubilación. Así lo celebré el 27 de enero de 2008, expresando con signos, símbolos y mediante el encuentro con personas esa presencia de Dios.

        Pero el sacramento exige compromiso de cambio, de nuevas actitudes y de servicio a la causa renovadora y liberadora de Jesús de Nazaret. Por eso, yo basé mi compromiso en las dos lecturas que elegí para la celebración de la Eucaristía: de la 1ª carta de Juan (4,7-13.19-21) y del Evangelio de Mateo (25,31-46), y lo expresé con este lema: “Contemplar y seguir caminando en el trabajo por un mundo más justo”.

       Fue una  fiesta entrañable, muy participativa y alegre, en la que sentí la presencia de Dios en el cariño de las personas de las Comunidades de Logroño, de la familia y de los amigos y amigas que me acompañaron en la Eucaristía; dentro de ella, antes del ofertorio, expliqué el sentido que tenía para mí este nuevo Sacramento y lo expresé con palabras y símbolos. Tras ello, recibí la aclamación de la asamblea. Después de la Eucaristía continuó la fiesta.

              Os animo a todas y todos los que vayáis a comenzar esta nueva etapa jubilosa de la vida a celebrar el Sacramento de la Jubilación.

          Con  cariño para todos y todas las lectoras de Utopia

                                                                                                                                                                                                                                                                                             Rosalía Aznárez

                                           Comunidad Nazaret – Logroño  

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