Elie Mushengezi,
Ruanda
¿Cuál es el sentido de la fiesta en África Negra? En los pueblos negroafricanos, la fiesta significa celebración del don de la vida, o en términos occidentales, liturgia del don de la vida. Y la vida es sólo posible en “comunión vital-corporativa” con todos los integrantes de la gran familia constituida por los vivos y difuntos, sin dejar al margen todo elemento que tenga vitalidad (por ejemplo un árbol o una piedra ancestral). En las grandes fiestas, las familias pretenden revivir con sus antepasados las situaciones más importantes de la vida familiar: nacimiento, matrimonio, muerte, tiempos difíciles o momentos de alegría como la llegada de la lluvia o el inicio de la cosecha. Cuando nace un niño, cuando se casan los novios, cuando muere uno de los miembros de la familia, ésta se reúne en compañía de los vecinos autoinvitados y beben y bailan mientras comparten impresiones sobre el evento convocante.
¿Cuáles son las características de la fiesta en África? Una fiesta negroafricana no se caracteriza por la diversión o el pasarlo bien, sino más bien por la comunión de los vecinos que comparten el paso de la vida bebiendo y comiendo juntos. Hay que tener en cuenta que lo que más preocupa a los negroafricanos es el mantenimiento de la armonía y del equilibrio entre todos los seres o categorías que componen su mundo: Dios, los espíritus, el hombre y su medio vital. Celebrar la fiesta es reconocer esta armonía vital. Por eso no se concibe una fiesta, en África, que no sea compartida con todo el poblado.
¿Puede decirse que todavía conservan las fiestas negroafricanas su sentido? Hoy por hoy nadie puede sostener que las nuevas necesidades surgidas por la interacción con el exterior, la evolución de las ideas y el cambio de técnicas no hayan cambiado sustancialmente la concepción básica de la vida en el imaginario negroafricano. Los valores de solidaridad, hospitalidad y reconciliación están en plena mutación. Aunque el impacto de la modernidad en la vida del negroafricano no ha perturbado todavía su cosmovisión global, es un hecho que las generaciones actuales formadas en ambientes culturales de tendencia occidental desconocen, cada vez más, las costumbres ancestrales y sienten la insatisfacción ante las ofertas de la tradición.
El bautizo tradicional: ejemplo de una fiesta en África Central
A los ocho días de vida, los padres del recién nacido organizan la fiesta del bautizo tradicional (en Rwanda, el bautizo tradicional se llama kurya ubunnyano) en la que el recién nacido es introducido en la gran familia. Los padres preparan bebidas para los mayores y comida para los niños. Mientras los mayores intercambian sus impresiones alrededor de un bidón de cerveza, la persona más vieja de los presentes lleva a los pequeños al campo para trabajar la tierra. El recién nacido acompaña a sus futuros amigos en brazos de su madre. De este modo aprende, antes de formar parte de la familia negroafricana, que el trabajo es imprescindible para vivir dignamente.
Una vez en el campo, los niños labran la tierra como pueden, y antes de cansarse, la madre del recién nacido los rocía con agua simulando las primeras gotas de lluvia y los invita a volver a casa para no mojarse. Aunque los niños saben, sobre todo los que han participado varias veces en esta fiesta, que no hay lluvia a la vista, y obedecen.
Ya en casa, la madre del recién nacido les reparte la comida. Como de costumbre, cuando termina el almuerzo, los niños, uno por uno, se van limpiando utilizando los pechos de la madre como servilleta. Dirigidos por la misma persona que los llevó al campo, empiezan a buscar el apellido para su futuro compañero de juego. Casi todos los apellidos que le dan tienen una carga ofensiva para que se acostumbre, desde pequeño, a ser tolerante ante las ofensas.
Al final de este juego tradicional, el padre, de acuerdo con la madre y los hermanos mayores, manifiesta su intención de expresar, mediante el apellido, el recuerdo de algo de su vida. Los presentes aceptan el nombre, y de esta forma, reciben al recién nacido en el seno de su familia.
Una vez nombrado y recibido como una nueva fuerza en la gran familia, los hombres empiezan a marcharse mientras sus señoras esperan a sus hijos, pues ninguno de ellos puede abandonar la casa sin que el pequeño se haya hecho pis o caca, porque es la única forma de saber que el nuevo miembro familiar es sano y podrá ser útil a la sociedad.