Bien miradas las cosas, la tragedia que ha dejado el paso de la Covid-19 por las residencias de ancianos y ancianas de Madrid no es solo fruto de la aberrante decisión política tomada por unas personas insensibles e irresponsables; es, además, la consecuencia lógica de unas instituciones filosófica e instrumentalmente orientadas a la consecución de otros intereses distintos de la atención y el cuidado que necesitan nuestros mayores.