UTOPÍA SIGUE
Nuestras Sospechas y algunas alarmas. A la vista de las bajas que nos venían llegando últimamente como cuentagotas, nos iba creciendo la sospecha de que Utopía estaba tocando ya su fin natural. Contra la buena acogida que generalmente ha tenido, nos asaltaba la idea de que la revista había cumplido ya su ciclo. Un servicio interesante y quizás necesario durante más de 20 años que, como a todo lo caduco, le había llegado también su hora. Esta sospecha se acrecentó cuando, meses antes de la reunión de Logroño, 26-28 de septiembre de 2014, recibimos la noticia de que un grupo significativo de comunidades iba a dejar la revista. La noticia nos obligó a sacar en el número 91 de septiembre de 2014 una “Nota de Redacción” que, entre otras cosas, decía: “la revista está llegando al agotamiento, consecuencia directa de la crisis y de la edad de los suscriptores que son la fuente única de su mantenimiento económico… el apoyo de los grupos… se ha debilitado sensiblemente con la retirada, por razones comprensibles, de CCP”.
La reunión de final de verano en Logroño. Con estas alarmas por delante entramos el Equipo de Redacción en la reunión de septiembre en Logroño. Y, analizados serenamente todos los datos en cuestión, llegamos, contra todo pronóstico, a la conclusión de que Utopía aún goza de “alguna buena” salud. No, no se trata de una huída inconsciente y apresurada hacia delante, como quien intenta brincar sobre los problemas. En nuestro análisis hemos visto que nuestra revista también es sensible a la crisis, pero, dentro de la modestia natural que siempre la ha caracterizado, sigue siendo viable gracias a algunos indicadores que a continuación exponemos.
En primer lugar, por el número de suscriptores que, a pesar de las bajas por los motivos antes indicados, superan los 700 —sin contar los que ya se han ido incorporando a la edición digital—. ¡Y, en las circunstancias actuales, este número nos parece muy respetable! Utopía no es ningún fenómeno de comunicación mundial, es verdad. Pero, dado el perfil específico de las personas que la apoyamos y la necesidad que tenemos de contar con un medio propio que arrope nuestra identidad y refuerce la cohesión, la existencia de Utopía parece, de momento al menos, necesaria. Nos consta que ya algunas personas estaban lamentando ya el aislamiento y la pérdida de vinculación entre las comunidades que iba a suponer su desaparición. Nosotros pensamos que el número, aunque importante, no desvirtúa el sentido y la necesidad de algunas cosas. Como tampoco es menor la necesidad de alimentos por el hecho de que la sufran menos personas. Y, en este sentido, la necesidad y el sentido de Utopía siempre los hemos entendido, más que por el número, por el servicio (diakonía) a la comunión (koinonía) de las cristianas y cristianos de Base.
En segundo lugar y gracias a la armónica conjunción de estos tres factores, el compromiso puntual y hasta generoso de las suscripciones, la dedicación gratuita y profesional del Equipo de Redacción y una gestión administrativa eficaz, la economía de la revista, aun con dificultades y equilibrios, sigue resistiendo a la crisis. ¿Hasta cuándo? ¡Ojalá se prolongue durante muchos años! Es verdad que hasta el momento, con el precio marcadamente popular de las suscripciones y algún oportuno y generoso mecenazgo, Utopía ha venido haciendo frente a los tres grandes capítulos de gasto: la edición, la maquetación (esmeradamente cuidada) y los envíos. Todo esto representa unos 2000 euros por cada número… Y el milagro está en que aún podemos seguir cubriendo presente curso.
A la vista de estos datos, el Equipo de Redacción ha tomado dos decisiones importantes: 1ª, seguir con la edición de Utopía; y 2ª, reducir algunos costes, como la maquetación (que nos obligará a renunciar a algunos detalles que hacen agradable su actual presentación) y entablar conversaciones con otras publicaciones de la misma familia en orden a coordinar costes y esfuerzos de cara al futuro.
En definitiva, nada de alarmas, Utopía va a continuar mientras sigamos contando, como ha sido hasta ahora, con vuestro generoso apoyo.