Pepita Esparza. C.C. de Base de Murcia.
Dar alguna respuesta…
Estamos viviendo en una sociedad inmersa en una crisis importante, no sólo económica sino de valores humanos, que nos va dejando nefastas consecuencias. Se imponen las conductas egoístas e individualistas, muchas veces carentes de honestidad, donde no tienen cabida la responsabilidad, la solidaridad, el respeto a la vida, a la libertad, a los derechos de todas las personas de cualquier país, raza o religión; algo que se constata diariamente.
Sin embargo no podemos quedarnos en ese análisis negativo. Así pues, desde mis creencias, desde mi búsqueda de una vida coherente y con sentido, trato de dar respuesta a este interrogante: ¿Qué hacer para poder mejorar en algo la situación de mucha gente, al menos en los más cercanos?
En primer lugar, constato que todo no está perdido, que aún hay muchas personas con valores que con muchos gestos solidarios actúan de diferentes formas, incidiendo de manera constructiva en las vidas de los que más lo necesitan.
Esa es mi experiencia diaria en la ASOCIACIÓN NERI donde trabajamos con personas en situación de riesgo o exclusión social, muchos de ellos inmigrantes, sin trabajo, viviendo en la calle y en casas derruidas.
Tratamos de cubrir en lo posible las necesidades más básicas de alimentos (todos los días del año se reparten desayunos que en ningún otro comedor social se dan), aseo e higiene, ropa, calzado, etc. Con el objetivo también de promoción, de hacer que mejore de alguna manera la situación de su vida. Buscando soluciones a nuestro alcance:
- conseguir trabajo o vivienda
- información sobre sus derechos y posibilidades
- ponerles en contacto con servicios sociales, o con otros personas u organismos
- actuar con familias
- educación de los más pequeños con apoyos
- clases de español para extranjeros
- exigir de las administraciones que presten aquellos servicios a los que ellos tienen derecho
- examinando los distintos casos particulares
- recogiendo aportaciones materiales de todo tipo
- visitando algunos centros educativos para concienciar a los alumnos.
Todo ello desde el camino de la comprensión, la escucha, el acercamiento a la persona para conseguir su confianza, con paciencia. Un camino que, lógicamente, no está exento de dificultades; pero siempre resulta grato constatar la solidaridad de los voluntarios para trabajar en NERI y aportar lo necesario.
Esta dedicación es lo que llena y da sentido a mi vida, empleándola en el servicio a los demás.