Editorial: Educación y solidaridad

. Educación y solidaridad.

Una buena escuela pública para todos.

En estos momentos de insolidaridad e individualismo donde el incremento de las diferencias socioeconómicas-consecuencia de la aplicación de las políticas neoliberalismo entre el Norte y el Sur, y dentro de ellos, las enormes diferencias entre los ricos, cada vez más ricos, y una mayoría de desgraciados que no tienen derecho a casa, comida, educación o los servicios más básicos, en estos albores del siglo XXI se impone, más que nunca, la defensa de una escuela pública para todos.

 Esta escuela pública será el mejor instrumento para luchar contra las desigualdades y propiciar -por ende- la igualdad delas mismas. ¿Por qué no suele haber centros privados en las zonas rurales?

Esta Escuela pública que queremos apuesta por el «pluralismo en los centros» en lugar del «pluralismo de centros» que tanto cacarea la derecha neoliberal, encubriendo las discriminaciones y la segregación, en función de las condiciones socioeconómicas de las familias. ¿Existe la libertad de centros en tantos pequeños pueblos de España?

Esta Escuela pública la defendemos, porque quiere ser integradora. plural, tolerante y abierta a la diferencia. Sabemos que la convivencia en el pluralismo enriquece y que el elitismo termina creando guetos. ¿Por qué las escuelas privadas no suelen admitir a niños discapacitados, gitanos o con SIDA?

Es verdad que la escuela pública tiene evidentes deficiencias que habrá que corregir, escasos recursos que habrá que aumentar y no disminuir en beneficio de la privada, y no pocos ataques que habrá que denunciar. Pero, con todo, la preferimos porque no se basa en esos indicadores de calidad que nos quieren vender los neoliberales como último invento y que no son sino los elementos de distinción de siempre (los uniformes. La cantidad de actividades extraescolares o las suntuosas instalaciones), ni tampoco se basa en los «recién descubiertos» controles de resulta dos que tan cínicamente encubren la segregación, al seleccionar, casi siempre, a los mejores alumnos.

 En definitiva, frente a la teoría del neoliberalismo (que no es sino la expresión ideológico-poli-tica de las prácticas de la derecha en el mundo en que vivimos), que sólo se apoya en la libertad del mercado y en la libre iniciativa, os ofrecemos en este número una apuesta decidida por un sistema educativo público, democrático, universal, igualador y participativo, que sirva para construir un nuevo tipo de sociedad más preparada, más cívica y más solidaria.

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