RESEÑA
Las Cristianas y Cristianos de Base de Madrid celebramos el sábado 26 de mayo la IX Asamblea General en San Carlos Borromeo, a quienes queremos agradecerles la gran acogida y trato que nos han dado a todas y todos.
Ha sido un día festivo, de acción de gracias, pero también de gran trabajo, abierto a todas las personas que han querido participar en la Asamblea.
Comenzamos con una oración animada por el grupo de mujeres “territorio doméstico” de Lavapiés, con la representación de “Pasarela Domestica fashion”, que nos introdujo rápidamente en el tema central que llevamos. Continuamos compartiendo lo que nos ha supuesto a las comunidades el desarrollo del tema de la anterior Asamblea “Laicidad: Ciudadan@s y Cristian@s”. Se ha agradecido la gran labor de nuestra Comisión de Laicidad, aunque no siempre se le ha contestado en la fecha solicitada, pero al final han sido documentos y acciones importantes durante este tiempo de preparación; que han cumplido con el programa de trabajo de la anterior asamblea y creemos que tenemos que continuar en esta línea de trabajo, que nos ayuda a reflexionar y comprometernos en este tema tan importante para todos/as, que tenemos que tener presente y reflexionar con los problemas que van saliendo en el día a día. Nos alegramos que las personas que forman la Comisión mantengan el compromiso de seguir trabajando en la misma.
Se acordó por unanimidad el envío de una carta al Presidente del Gobierno para pedirle la anulación de los vigentes Acuerdos Santa Sede/Estado Español de 1979.
En el tema principal de la Asamblea, “LOS CRISTIANOS CON LAS VÍCTIMAS DEL SISTEMA: COMPROMISO Y LUCHAS POR LA JUSTICIA”, se realizó una presentación del tema principal, con el resumen de lo trabajado previamente por todas las comunidades y elaborado por la comisión de preparación:
El sistema capitalista es de tal perversidad que ha convertido al mundo entero en un gran campo de concentración (miles y miles de muertos causados por las guerras imperialistas, pueblos enteros sometidos a la dictadura del sistema, más de la mitad de los habitantes del planeta desnutridos y millones de muertos de hambre al año, etc.). La lista de las víctimas del sistema es interminable. Nos podríamos preguntar dónde estamos los cristianos de base.
Es preciso saber si estamos con las víctimas o con el poder capitalista. No podemos estar de espaldas a la injusticia. Igualmente, a qué Dios servimos y si buscamos de verdad el Reino de Dios.
El Reino de Dios no es una Buena Noticia para todos de forma indiscriminada. Es una alegría para los oprimidos y una amenaza para los que oprimen.
La fe en Jesús hace que muera la imagen clásica, tradicional, del Dios Todopoderoso y protector. Vivía siempre al lado de los oprimidos. Su vida era una búsqueda constante del Reino de Dios y su justicia, buscaba, por tanto, una sociedad distinta y sanaba las heridas que producía el sistema, enfermedades, el hambre, la explotación, la avaricia de los ricos.
Jesús nos llama a cambiar nuestras creencias propias de una etapa infantil, por un espacio ocupado ahora por la ley moral, los Derechos Humanos, lo que supone una llamada a la madurez plena del hombre, que se expresa en términos de responsabilidad absoluta.
La relación entre Dios y el mal: Dios no interviene no porque no quiere, sino porque no puede; es preciso considerar la imagen de la kenosis, del vaciamiento divino.
Si Dios se oculta, si es inalcanzable, poco podemos saber de él, pero lo que sí tenemos al alcance es su palabra recogida en los Evangelios.
Qué esperanza o salida nos queda: tenemos como referencias el Dios débil y el Reino de Dios.
Todos estamos de acuerdo en las tremendas injusticias producidas por el sistema:
En los servicios públicos: Sanidad, educación, pensiones y lo que queda por llegar.
Los refugiados de las guerras y conflictos en el mundo.
Personas mayores, que se encuentran solas, con una situación económica débil.
Emigrantes, tanto políticos como económicos, que dejan sus lugares de origen buscando un futuro mejor, para ellos y sus hijos.
Todos aquellos que sufren en la persecución política y policial, como el 15-M, por no estar de acuerdo con el pensamiento único dominante.
Rechazo del sistema capitalista y defensa del valor de lo público como única forma de que todos tengan las mismas oportunidades.
La reflexión de la Comisión parte de que no hay una tarea fácil. Es indignante la subordinación de la ética y la política a la economía de la avaricia, le existencia de bolsas de pobreza consideradas como algo “inherente al sistema”, el menosprecio de la sensibilidad y de los valores del Evangelio, y todo esto debe concretarse en acciones y propuestas personales y colectivas. Somos creyentes y somos ciudadanos. En el terreno personal, como ciudadanos y creyentes tenemos que dejarnos cuestionar por la crisis actual y asumir compromisos concretos en los distintos niveles que nos movemos, renunciando al consumo irracional e insolidario, para ser consecuentes y luchar contra la discriminación en todas sus manifestaciones: étnicas, raciales, sexistas, sociales y culturales. Como creyentes debemos hacer nuestro el sufrimiento de la humanidad doliente, en especial de los sectores excluidos del mercado laboral, exigiendo una sociedad más justa y equilibrada.
Iniciamos un diálogo que fue muy participado, con contestaciones llevadas por una parte a un nivel muy personal, pero también comunitario. Fue un diálogo franco, abierto y sobre todo propositivo: nos animamos a salir fuera, a abrir nuestras casas, lo que somos, a tener un compromiso claro por las víctimas del sistema, a cambiar nuestros criterios de consumo responsable. Tenemos la necesidad de una información veraz, objetiva y alternativa sobre la realidad que vivimos.
Acordamos declararnos públicamente 15-M, antisistema en lo político y en lo religioso, a ser interculturales, intersociales, interreligiosos, feministas… para la lucha y el compromiso por la justicia y la paz, a favor de las víctimas del sistema. Tenemos que practicar las desobediencias necesarias por Otro Mundo e Iglesia posible, en defensa de los más débiles.
Lo que no encontramos es un compromiso global como Iglesia de Base de Madrid.
Tras compartir la paella preparada por el grupo de Madres de San Carlos Borromeo y los postres que cada persona llevó y una charla distendida, pasamos a revisar la gestión de las diversas comisiones. Se acordó la modificación de la organización de la comisión de exteriores, que debe trabajar en el mejoramiento de la coordinación con RRCC y la RE. Hugo Catelli será a partir de ahora nuestro representante en Redes Cristianas; le agradecimos que se presentara para realizar este trabajo tan importante. También acordamos pasar a llamarnos “Cristianas/os de Base de Madrid”, aunque en algunos momentos nos identifiquemos como Iglesia de Base de Madrid.
Se finalizó la Asamblea con la celebración de Pentecostés en torno a la mesa del Señor y con una representación de TeatroZero sobre el tema de la Inmigración, que nos emocionó profundamente.
Finalmente se desplegó una pancarta de la Asamblea desde la terraza del CP San Carlos Borromeo con aplausos de los asistentes desde la calle, reflejo del compromiso adquirido.