Palestina: acabar con la ocupación a través de la no violencia.

Palestina: acabar con la ocupación a través de la no violencia.

Gabriel Ruiz Enciso.

Coordinador de Proyectos de la Asociación Al Quds de Solidaridad

 con los Pueblos del Mundo Árabe. www.alqudsandalucia.org

Para muchos ciudadanos y ciudadanas, cualquier aproximación desde la no violencia al “conflicto” de Palestina, como consecuencia de la brutal ocupación que padece el pueblo palestino por parte de Israel, puede parecer lejos de la realidad. Las imágenes que nos presentan continuamente los medios de comunicación no nos ayudan a ello, del mismo modo que los continuos ataques y recurrentes operaciones militares de Israel contra la población palestina, tampoco invitan a pensar que la paz sea posible, y menos aún desde una alternativa de lucha no violenta. Israel hace gala continuamente de su enorme superioridad económica, militar y política, para ignorar completamente toda la legislación internacional, incumplir sistemáticamente las resoluciones de Naciones Unidas y cometer gravísimos crímenes contra la humanidad, todo ello con total impunidad y la complicidad de la comunidad internacional, consolidando así una realidad sobre el terreno por la vía de los hechos. Una realidad que, cada día, hace aún más inviable la solución de dos estados. Prueba de ello son, la continua e ilegal  demolición de casas y expulsión de la población palestina de buena parte de Cisjordania, el aislamiento de pueblos y ciudades alrededor del muro (declarado también ilegal por el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya), el no reconocimiento del derecho al retorno de los refugiados (así como generando nuevos refugiados cada día que continúa la ocupación) y la continua construcción de nuevos asentamientos ilegales, también condenados por el derecho internacional, porque son además la forma de dinamitar cualquier iniciativa que pueda parecerse a un nuevo proceso de paz.   

Todo ello, sigue acompañándose de los brutales y genocidas ataques de Israel a los territorios palestinos ocupados y, muy especialmente, en Gaza. Ataques donde, la mayoría de las víctimas es población civil. Es verdaderamente hipócrita que Israel hable de ataques quirúrgicos contra “terroristas”, en los que se protege a la población civil, cuando se está bombardeando un territorio asediado de apenas 360 km2, en el que malviven hacinados más de dos millones de personas (la cárcel a cielo abierto más grande del mundo, muchos de ellos, a su vez, refugiados) y sin posible escapatoria. Israel es consciente de que, cualquier ataque en esas condiciones es un crimen contra la humanidad, el derecho internacional no le da la razón, del mismo modo que el ataque a Gaza del pasado verano no responde tampoco a la legalidad internacional: masacre de población civil en Gaza tras el asesinato de tres jóvenes en Hebrón. ¿Cómo se supone que habría llegado a Gaza el asesino de Hebrón? ¿No debería haberse abierto una investigación y un juicio justo una vez localizados a los culpables? ¿Por qué entonces Israel emprende un nuevo ataque genocida contra el pueblo de Gaza? Evidentemente, los ataques de Israel, también implican la respuesta armada por parte del gobierno de Gaza y otros grupos, desde el reconocimiento del derecho que le ampara a intentar proteger a su población ante el genocida ataque de Israel, pero con los escasísimos medios de los que disponen que, bajo ningún concepto, podrían frenar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo y ni siquiera evitar la masacre. Y una vez más, la comunidad internacional observa impasible este abuso, un nuevo atentado de Israel contra los derechos humanos.

Sin embargo, volviendo al tema de la no violencia, tenemos que señalar que, esta estrategia también forma parte de la población civil palestina, que ha construido una forma de lucha a través de la resistencia pacífica contra la ocupación, intentando mantener un ritmo de vida a pesar de la ocupación, resistiendo a pesar de todo, intentando trabajar, ir a al colegio o la universidad, o trabajar la tierra aunque esté al otro lado del muro. Muchas veces ante la perplejidad del estado de Israel, que intenta forzar por todos los medios la desesperación del pueblo palestino para que tiren la toalla y abandonen sus casas y sus tierras.

Por otro lado, también podemos hablar de otras actitudes entre grupos, aún muy minoritarios, de la sociedad israelí.  Hay que señalar el interesante fenómeno de los refusenik en Israel, soldados que se niegan a ocupar Palestina, que alegan su derecho a la objeción de conciencia por motivos políticos, no reconocida por Israel,  y que, por ello, en muchos casos terminan presos. Por otro lado, este mismo verano  el intercambio de correos entre el reconocido  escritor árabe-israelí Sayed Kashua (tras salir de Israel ante lo que estaba ocurriendo), y el escritor judío Etgar Keret, era revelador del malestar de una parte de la población israelí ante la política de su gobierno que, lamentablemente, sigue estando muy lejos de ser una mayoría. Pero, especialmente, hay que destacar el compromiso y el trabajo de organizaciones como el Centro de Información Alternativa (AIC, Alternative Information Centre) que siguen manifestando abiertamente su condena a la ocupación y los ataques de Israel a la población palestina, y convocando concentraciones y manifestaciones a pesar de la enorme presión en contra y la amenazas que reciben en el ambiente actual, irrespirable, de radicalización de la sociedad israelí.

Y precisamente, también esta organización, junto con buena parte de la sociedad civil palestina, son una buena prueba del trabajo contra la ocupación desde la no violencia, si prestamos atención a una de las respuestas más interesantes que han surgido en los últimos años para acabar la ocupación. Se trata de la campaña BDS, Boicot, Desinversión y Sanciones contra el Estado de Israel, surgida de un llamamiento de la sociedad civil Palestina para luchar contra la ocupación desde una estrategia de lucha no violenta, basada en la experiencia de la lucha en Sudáfrica contra el Apartheid. Numerosas organizaciones de la sociedad civil palestina, pero también de Israel, respaldan ya la campaña BDS, como la mejor estrategia posible, la mejor vía de comunicación con la sociedad israelí para hacerles ver que la situación no puede continuar así. La campaña está teniendo un enorme respaldo a nivel internacional y ya es una de las grandes preocupaciones del ultraderechista gobierno israelí. Como prueba de ello, el pasado verano, en pleno ataque contra la población de Gaza, judíos estadounidenses supervivientes del genocidio nazi y sus familiares, publicaron en el New York Times una carta de condena al ataque que tuvo un enorme impacto: “… Hacemos un llamamiento para el fin inmediato del asedio y bloqueo de Gaza y por un Boicot total Económico, Cultural y Académico contra Israel. Nunca más, tiene que significar, nunca más para nadie!”.

A partir de aquí, se abre un verdadero camino para la paz iniciado por la sociedad civil, un camino que acabó con el Apartheid en Sudáfrica y que puede acabar con la ocupación de Palestina y con la impunidad de Israel, y poner fin a un cruel conflicto que ya dura demasiado. El siguiente paso tenemos que darlo los ciudadanos con nuestro compromiso con la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones contra el Estado de Israel), es nuestra responsabilidad si queremos trabajar por la paz.

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